Hola, me llamo Brayan, y les vengo a contar mi historia de vida y superación. Es algo vergonzoso, pero quizás aprendan algo de mí. Antes de que todo esto comience, yo era alguien muy conversador y amiguero; siempre pasaba gran tiempo con mis amigos y tenía una enamorada que se volvería mi prometida antes de partir a la guerra, si esta es una historia de guerra.
Para mí todo comenzó en 1944. La segunda guerra mundial seguía en curso y la ocupación nazi que estaba en Europa occidental seguía siendo un gran problema y los presidentes de ese entonces se juntaron para ver cómo podían deshacerse de los nazis y así surgió la operación "OVERLORD", en resumen, teníamos que invadir la playa de Normandía para lograr tumbar el muro del atlántico y este tema fue mi pesadilla que me perseguiría por mucho tiempo.
Así fue como llegamos al día de mi trauma, el tan conocido día "D", recuerdo eso como si fuera ayer, un día terrible donde estaba en el barco con mis camaradas yendo al matadero como si fuéramos vacas. El barco llegó a su destino en la playa de "OMAHA". Ni bien las puertas del barco se abrieron, fuimos recibidos por una lluvia de balas. Vi como mis camaradas y compañeros caían destrozados uno a uno yo rápidamente me tire al suelo y logre resguardarme en uno de los metales colocados en la playa, vi como los barcos atrás mío explotaban era una masacre total éramos como hormigas siendo aplastadas por un dedo humano, me sentía fatal con ganas de vomitar, pero tenía que seguir como sea, ya que en mi mente estaba mis padres y mi prometida esperándome, en ese lugar que nos tocó la costa estaba bien fortificada y esos 450 metros que teníamos que recorrer para llegar a la orilla donde estaba el muro eran como si estuviéramos a 5 kilómetros, el arduo trabajo que tuve que realizar para sobrevivir fue muy fuerte tuve que protegerme hasta con los cuerpos de mis compañeros caídos para poder llegar ala orilla, la batalla fue dura, pero al final del día luego de capturar los puestos fortificados de la costa solo avanzamos 2 kilómetros después de llegar a la orilla, yo salí lastimado en mi brazo y en mi pierna lo cual me dio la baja para poder regresar, ese día perdí a todos mis compañeros, pero gracias a esa operación logramos tomar todas las playas, pero a un gran costo de vidas, yo regrese a mi casa y tiempo después en setiembre de 1945 la guerra había terminado, pero para mí todavía seguía en mi mente.
Cuando regrese con mi familia los cuales me saludaron con mucho amor, mis padres y mi prometida me hicieron una fiesta de bienvenida y en plena fiesta cuando trajeron la torta con una vela, mis ojos se asustaron al ver ese fuego en la vela y me asuste y me tire al piso pensando en el día en esa playa, empecé a sudar mucho y mis padres se preocuparon por mí, la guerra había dejado secuelas en mi mente, los años pasaron y yo ya estaba un poco mejor, pero en mi mente la guerra continuaba fresca, todas las noches tenía pesadillas con ese día en la playa, me despertaba sudando, pero todo volvía a la normalidad cuando veía a mi lado a mi amada, ella me ayudo a mantener mi mente alejada de ese fatídico día, siempre que me veía mal ella con un abrazo me volvía a la realidad, mi mente pasaba horas divagando en el problema que tenía miraba a la nada y así me quedaba por minutos, pero mi prometida me atendía con mucho amor ella era muy paciente conmigo ella es una mujer muy buena y cariñosa.
Con el tiempo mis padres se preocuparon por mí y me llevaron a un psicólogo para que me pueda ayudar, estuve una temporada con el psicólogo, pero no veía resultados todo me recordaba a ese día hasta el mínimo ruido que se asemeje a un disparo me ponía mal hasta el sonido de un carro me ponía mal, no sabía que hacer con mi vida no podía trabajar así, mi amada me cuidaba mucho, pero yo sentía que era una carga para ella hasta cuando hacíamos el amor me perturbaba por algunas cosas que pasaban en mi cabeza, pero ella era muy comprensiva y solo me abrazaba mientras yo lloraba por ese maldito día, los días siguientes logre mantenerme más tranquilo durante el día, pero llegando la noche, me llegaban esos recuerdos traumáticos que siempre me atormentaban y no sabía qué hacer.
Recuerdo un día como cualquier otro, una noche mientras dormía con mi prometida me llego un recuerdo muy vivas, tanto fue así que por casualidad golpee a mi prometida muy fuerte en el rostro y yo estaba como loco hablando incoherencias tambaleándome de lado a lado y ella toda maltrata me logro abrazar y con su dulce voz me regreso a la realidad calmándome, ese día tristemente le dije que se fuera a vivir a otro lado, que yo no quería hacerle daño y que todo esto lo podía resolver solo, sé que ella estaba sufriendo y no me lo quería decir, María que es el nombre de mi prometida me dijo que por favor no pensara en eso, pero yo no escuche y en la noche decidí irme a pensar a las afueras de mi casa, le dije que se marchara para cuando regrese, regrese a mi hogar a la mañana siguiente y todo cabizbajo entre a la casa y ella ya no estaba, me entere de que regreso con sus padres, en mi mente esto era una buena idea, pero luego me arrepentiría, ya que ella era la única que lograba calmarme, noche tras noche sufría con todo lo vivido ya ni en el psicólogo podía encontrar alivio.
Una noche en unos de mis tantos cuadros de depresión que me daban decidí sacar un revolver que tenía escondido en mi ropero, me senté en la silla que tenía en mi cocina y puse el revolver en la mesa quería acabar con todo, pero no quería irme así tenía pensamientos en mi cabeza que no podían ser apagados estaba desesperado quería silenciar esos pensamientos con una bala en mi cabeza, pero algo en mí decía que esto estaba mal iba a manchar la memoria de mis camaradas caídos quitándome la vida así, pero no sabía que más hacer, levante mi cabeza viendo a la sala de mi casa y me di cuenta de que estaba parado en el medio de mi sala una silueta de un hombre con una capucha que no me dejaba ver su rostro, luego reconocí ese uniforme nazi que llevaba, me pare exaltado y cogí el revolver apuntando a la silueta y grite "quién eres" Me sobé los ojos pensando que quizás estaba alucinando y era verdad; no había nadie en ese lugar. Cada vez este problema se ponía peor.
Analizando bien las cosas ya no le di muchas vueltas, saque todas las balas del revolver excepto una, gire el tambor del revolver y me apunte a la cabeza, ya no podía más estaba cansado, ya hasta estaba alucinando y no encontraba alivio ni en mi familia, no sé qué podría ayudarme en ese momento, sin darme cuenta el sol de una mañana se asomó por la ventana había pasado la mayor parte de la noche divagando, ya sin más apreté el gatillo del revolver y nada solo un chasquido, comencé a sudar, descanse unos minutos para agarrar fuerzas y seguí apretando el gatillo, nada otro chasquido ya en ese punto estaba nervioso y sudando como si estuviera en pleno sol con ropa invernal, yo estaba muy confundido con todo esto deje el revolver en la mesa y empecé a caminar alrededor de la mesa pensando en todas las posibilidades que me quedaban, seguir con este juego de la ruleta o terminar e irme a dormir porque ya estaba muy cansado, así pasaron varios minutos no sé que hora seria, pero calcule que eran las 7 am y en mi mente ya no quería nada más, cogí el revolver lo apunte en mi cabeza y justo cuando ya estaba por apretar el gatillo del revolver, el timbre de mi casa sonó había llegado alguien a visitarme, con dudas en mi cabeza deje el revolver en la mesa y me dirigí a la puerta encontrando a un cartero que venía a dejarme una carta.
Confundido miré el buzón y vi que no estaba parecía que alguien lo había tumbado con un palo por eso el cartero decidió dejármelo directamente, quizás obra del destino o ayuda divina porque la carta era de María, me senté en la silla de mi cocina donde antes había estado y abrí la carta, en ella decía que me daba todo su apoyo en este momento de necesidad que estaba pasando y quería que siguiera adelante porque yo iba a hacer papá, de solo leer eso mis ojos se llenaron rápidamente de lágrimas, pero estas lágrimas eran de alegría, analice bien las cosas y me di cuenta de que no podía irme de este mundo porque ahora tenía un propósito alguien más importante que yo tenía que proteger a alguien y recordé a mi sargento que comando ese día fatal, en el recuerdo que tuve fue un día de entrenamiento que estaba golpeando a un novato que había llegado a las filas, mi sargento me detuvo y me regaño y me dijo una frase que me haría abrí los ojos, "los fuertes se protegen solos, pero los más fuertes protegen a los demás".
Ese recuerdo me hizo entrar en razón; tenía algo por luchar, con mi hijo que estaba por venir y mi prometida que siempre luchó por mí y me aguantó todo este tiempo. Con cólera agarré el revolver y lo arrojé lejos de mí. Para mi sorpresa, el arma se disparó, pero no tuve reacción alguna, no me asusté ni nada, esa noticia me había hecho recuperar la cordura. En mi mente pensé que el cartero me había salvado porque me di cuenta de que la bala ya estaba en el agujero de salida del revolver. Solo alcé la cabeza al cielo y dije "gracias por esta oportunidad".
Con el tiempo volví a ver a María y logramos tener una familia normal, claro mi problema no desapareció del todo a un sigo luchando con esto, pero gracias a mi hijo que de nombre le puse Gabriel por el ángel, ya que su noticia llego a mi como un ángel que descendió del cielo para salvarme, logre salir adelante y estoy viviendo una vida casi normal ya el tiempo me ayudara a superar todo esto, doy gracias al cielo por esta gran oportunidad que se me dio, ahora María y yo estamos felizmente casados y yo tengo un trabajo normal y corriente y viviendo mi vida en paz y cuidando mucho a mi hijo, bueno eso ha sido todo espero que de algo les sirva esta historia y si yo logre salir de este problema espero que ustedes también logren superarse mucha suerte, sobrevivientes.