La luz tenue de la lámpara de la habitación apenas iluminaba el espacio, creando sombras danzantes en las paredes. Kaito y Aika se encontraban frente a un espejo, cada uno concentrado en su propia tarea. El sonido suave de la tela al ser ajustada se mezclaba con el palpitar acelerado de sus corazones, anticipando lo que les depararía la noche.
Kaito, con manos hábiles pero nerviosas, ajustaba los detalles de su atuendo oscuro y elegante, consciente de la importancia de causar una buena impresión en un lugar como Takahara. Mientras tanto, Aika, con gestos precisos pero tensos, se esforzaba por ocultar su inquietud tras una máscara de serenidad, aunque su mirada reflejaba una mezcla de emoción y ansiedad.
El silencio entre ellos estaba cargado de significado, como si cada uno estuviera sumergido en sus propios pensamientos y preocupaciones. Sin embargo, el aire tenso se veía interrumpido de vez en cuando por el suave murmullo de sus conversaciones ocasionales, donde compartían detalles sobre la fiesta y sus expectativas para la noche.
Mientras se preparaban, el eco de sus pensamientos resonaba en la habitación, recordándoles la importancia de mantenerse alerta y preparados para cualquier eventualidad en un lugar como Takahara, donde los peligros acechaban en cada esquina. A medida que se acercaba la hora de partir hacia "El Jardín del Edén", ambos sabían que enfrentarían desafíos desconocidos, pero estaban determinados a enfrentarlos juntos, unidos por un objetivo común: encontrar respuestas en medio de la oscuridad de la ciudad del pecado.
Con la llegada de la hora pactada, Kaito y Aika salieron de la posada, encaminándose hacia "El Jardín del Edén". Al llegar, fueron detenidos por el portero del club, quien los escudriñó con atención antes de permitirles el acceso. Sin decir una palabra, les entregó unas máscaras, indicándoles que era el protocolo para los invitados.
Una vez dentro, se encontraron con una multitud enmascarada, donde todos parecían ocultar sus verdaderos rostros tras aquellos adornos. Aunque la situación era inquietante, Kaito y Aika continuaron adelante, decididos a cumplir con su objetivo.
Mientras avanzaban, Kaito notó que varias miradas se posaban sobre él, intensificando su sensación de desconfianza. Pronto, un miembro de seguridad los escoltó hacia el sector exclusivo donde se encontraban los miembros del "Sindicato de las Sombras". Allí, fueron recibidos por Takeshi, quien los saludó con una sonrisa cálida, aunque Kaito percibió algo de falsedad en su tono de voz.
"Kaito, bienvenido a mi club y, sobre todo, bienvenido a la fiesta", fueron las palabras de Takeshi, pero Kaito sintió que algo no estaba del todo bien.
"Oye, ¿trajiste a tu novia? La verdad, aunque no lo creí cuando la vi, me sorprendió que una chica tan hermosa como tú saliera con un perdedor como él... Serías bienvenida a mi club sin pensarlo", dijo Takeshi, aunque Aika rápidamente le aclaró que estaban equivocados, que ella no era su novia, sino simplemente una amiga de Kaito. Sin embargo, Takeshi parecía no estar prestando mucha atención.
De repente, Mizuki hizo su aparición, con una personalidad amigable y cálida, invitando a Aika a tomar un trago en la barra. Aika no tuvo más opción que aceptar su cordial invitación. Mientras tanto, Takeshi invitó a Kaito a su oficina para conversar con tranquilidad.
"Rayos, Mizuki era la encargada de darte las instrucciones, pero parece que mis órdenes no significan nada para ella", comentó Takeshi mientras sacaba una botella de whisky de uno de los cajones de su escritorio. "Toma, Kaito, bebe un poco", le ofreció, dándole un vaso de whisky.
"Tú sabes, siempre que hago este tipo de fiestas, el idiota de Kurogane nunca asiste... Se piensa que es mejor que todos nosotros... Te digo la verdad, aborrezco a ese maldito viejo", expresó Takeshi con un sentimiento de asco hacia su jefe. "Sabes, Kaito, hoy casualmente es un día importante... Hoy se cumple un maldito año desde que fundamos el sindicato... Recuerdo la mirada de ese maldito viejo suplicándome que me una a él para así poder controlar todo este maldito lugar... Sabes qué le dije... Al principio le dije que no... Yo solo quería que él me dejara operar con mis asuntos con un poco de legalidad... Pero no, ese maldito y su esposa manipuladora me obligaron a servirles como un maldito perro... y qué gané... Solo lo que pude conseguir es ensuciarme aún más las manos... Pero, pese a todo eso, me siento con el poder absoluto en el bajo mundo de Takahara... Por eso, ahora mismo te diré lo que tienes que hacer si quieres ver a ese maldito científico... Tienes que matar a Hideo Kurogane y a Reina Arashi... Si haces eso, te concederé personalmente al doctor Tanaka en bandeja de plata para que hagas con él lo que tú quieras... sin restricciones... Pero antes de cerrar el trato, necesito solo dos cosas de ti... En primer lugar, saber que no me traicionarás... Y en segundo lugar... tendrás que demostrarme que estás listo para este trabajo... Maldito recolector..."
Tras estas palabras de Takeshi, Kaito, desprevenido ante la conversación, no notaría una presencia inesperada. Mizuki se encontraba detrás suyo, oculta entre las sombras, y procedió a sedar a Kaito colocándole un calmante mediante una inyección. Kaito comenzaría a desvanecerse lentamente, preguntándole a Mizuki qué había hecho con Aika. A lo que Mizuki contestó: "Ella está bien... solo está esperando pacientemente a que comience el espectáculo principal".
Al oír esto, Kaito se desmayaría y sería enviado por los empleados de Takeshi hacia un oscuro lugar ubicado en el sótano del club, donde su futuro parecía verse cada vez más incierto, mientras que su presente estaba iluminado por las electrizantes luces de neón que cubrían a Takahara.