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Chapter 7 - Apocronos: Sombras en Neo-Tokyo Capitulo 7: "Luces de Neón en la Ciudad del Pecado"

Aika y Kaito se encontraban parados en la entrada de Takahara, la llamada "ciudad del pecado", observando el paisaje urbano que se extendía ante ellos. A medida que recorrían las calles, quedaban impresionados por las diferentes atracciones que encontraban, todas aparentemente alejadas de la realidad convencional.

Aika, intrigada por el apodo de la ciudad, preguntó a Kaito por qué la llamaban así. Con su conocimiento de los bajos mundos, Kaito explicó: "Takahara es famosa por sus actividades nocturnas, como los burdeles, los bares y los juegos de azar. Además, albergar algunas oficinas gubernamentales permite a los establecimientos pagar impuestos más bajos. Es uno de los pocos lugares donde la esclavitud por deudas sigue siendo legal".

A medida que continuaban explorando la ciudad, Aika se encontraba cada vez más fascinada y horrorizada por las realidades ocultas detrás de su aparente glamour nocturno.

Aika quedó completamente impactada al detenerse frente a una vitrina de un local, donde cinco mujeres estaban expuestas, cada una con un precio claramente marcado. La escena la dejó sin aliento, y su expresión reflejaba una mezcla de shock y repugnancia.

Kaito notó la reacción de Aika y comprendió de inmediato su incomodidad. Con un tono serio, comenzó a explicarle la triste realidad detrás de esa vidriera y de muchos otros establecimientos similares en Takahara.

"Cuando las personas y familias vienen a Takahara a apostar en los diferentes juegos de azar, a menudo llegan al punto de apostar todo lo que tienen, incluyendo a sus seres queridos, como garantía de pago. Es una práctica despiadada y cruel", explicó Kaito con un tono sombrío mientras caminaban por las calles de la ciudad. "Si el apostador no puede pagar sus deudas, su familia o la persona utilizada como garantía será vendida al mejor postor en una subasta. Los dueños de burdeles y otras facciones aprovechan esta situación para obtener mano de obra barata o para la servidumbre. Es un ciclo vicioso y despiadado". Kaito miró a Aika con seriedad, enfatizando la gravedad de la situación. "Es tu primera vez aquí, así que te advierto: cuanto menos te relacionas con la gente de este lugar, mejor será para ti".

Kaito y Aika se encaminaron hacia una posada local cerca del centro de la ciudad. La recepcionista, la señora Hinami, los recibió con una sonrisa cálida.

"Kaito, ¿cómo estás? ¿Qué te trae por aquí? ¿Trabajo o placer?" preguntó la señora Hinami con entusiasmo al ver a Kaito de nuevo.

"Hola, señora Hinami", respondió Kaito con cortesía. "Vengo por trabajo. ¿Podría reservar la habitación número 9, por favor?" solicitó, mostrando un atisbo de alegría al encontrarse con la recepcionista.

Al entrar en la habitación, Kaito dejó sus pertenencias mientras Aika observaba con cierta incomodidad el hecho de que solo hubiera un futón.

"Kaito, ¿puedes explicarme qué está pasando? ¿Por qué un futón? ¿Y por qué esa mujer te conocía?" preguntó Aika, visiblemente perturbada.

Kaito se volvió hacia ella y respondió con calma: "El futón es para ti. Yo dormiré en el suelo. Respecto a la señora Hinami, no te preocupes. Simplemente habla con ella si necesitas algo. Te proporcionará comida y bebida mientras no esté. Necesito ir a buscar algo de información, y por ahora es mejor que te quedes aquí y no salgas. Es lo mejor para ambos si no quieres terminar como esa mujer, en el peor de los casos", explicó Kaito con un tono serio, refiriéndose a la situación desagradable que había visto minutos atrás, Aika asintió con la cabeza, aceptando las órdenes de Kaito.

Kaito salió de la posada con rumbo al burdel local conocido como "El Jardín del Edén". Al entrar, se acomodó en la barra y pidió un trago. De repente, un hombre se le acercó y le dijo: "Kaito... parece que las habladurías son ciertas... ¿Volviste por lo que dijiste la última vez? ¿Viniste a acabar conmigo?" El hombre tenía una mirada que combinaba satisfacción y desafío.

Kaito respondió con calma: "Hola, Takeshi. Es un placer encontrarte en un lugar tan animado como este". Takeshi sonrió con complicidad y dijo: "Me conoces bien, Kaito. Disfruto de los lugares llenos de vida como este, donde los humanos se entregan a sus impulsos más básicos, donde el amor y el placer los llevan al clímax. Aunque debo admitir que es raro verte aquí, siendo tan joven y sobre todo tan inexperto".

"Ve al grano niño... ¿Que buscas?". Diría Takeshi algo impaciente, A lo que Kaito algo molesto diría solo una palabra: "Tanaka"... " Hiroshi Tanaka...". Takeshi, visiblemente afectado por el nombre que Kaito había mencionado, decidió llevar la conversación a un lugar más discreto.

"Tienes toda mi atención ahora, niño", respondió Takeshi, con una expresión molesta y pensativa. Kaito, por su parte, comenzaba a sentirse inquieto, observando cautelosamente a su alrededor, cuestionándose si aquel lugar era realmente tan discreto como Takeshi pretendía.

"Sabes bien el peso de las palabras que acabas de decir... ¿Acaso estás planeando una guerra contra el sindicato?", preguntó Takeshi, visiblemente exaltado. Kaito, con una mirada seria y penetrante, respondió: "Dime, Takeshi... ¿Cuáles son tus condiciones? ¿Qué debo hacer para obtener al menos cinco minutos con el Doctor Tanaka?"

"Sabes que lo que pides no es nada fácil", respondió Takeshi con tono reflexivo. "Por más que tengamos el poder y los contactos para hablar con ciertas personas, cuesta mucho poder darte lo que tú quieres. Sin embargo, ahora que lo mencionas... tengo un pequeño trabajo para ti. Y si lo haces bien, podrás ganarte esos cinco minutos", añadió mientras ajustaba su traje.

"Una fiesta... necesito que me acompañes a una fiesta", continuó Takeshi. "Si vienes, podrás ver algo interesante. Además, Misuki estará allí... ella te dará las instrucciones". Se levantó de su silla mientras hablaba. Kaito salió del burdel con una nota escrita por Takeshi, la cual mostraba una dirección y una hora específica.

Kaito regresó a la posada y, con cortesía, preguntó a la señorita Hinami si su acompañante había causado alguna molestia. La señora Hinami le respondió amablemente que no. Subió hacia la habitación donde Aika lo esperaba impaciente.

Al abrir la puerta, Kaito encontró a Aika dormida, exhausta por el viaje. Decidió usar una almohada en el suelo y se dispuso a descansar un rato. Mientras dormía, Kaito volvió a tener aquel sueño recurrente: apretaba el gatillo y su vida se escapaba como una bala, pero al llegar a su destino, se despertaba exaltado y ya no podía conciliar el sueño.

Al despertarse, Kaito notó que Aika aún dormía, así que la despertó suavemente. Sin embargo, se sorprendió al ver que estaba en ropa interior, lo cual desconcertó a Kaito ya que cuando había llegado a la habitación ella estaba tapada. Aika se despertó sobresaltada, pensando que Kaito podría tener malas intenciones al verla así. Ante la reacción de Aika, Kaito rápidamente se dio la vuelta y le explicó sobre la fiesta, además de mencionar que había encontrado una forma de hallar a su padre.