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Chapter 2 - Un Vínculo Inquebrantable

"La universidad me está dejando calvo", al rascarse la cabeza, Alexander notó que su cabello se estaba cayendo con facilidad.

Alexander es un chico Latinoamericano, actualmente tiene 19 años y gracias a su gran inteligencia logró obtener una beca en una universidad de prestigio en los Estados Unidos.

Vive actualmente con su hermana mayor, su nombre es Melanie y es 4 años mayor que Alexander, tiene 23 años.

Ambos son estudiantes que fueron becados, la diferencia es que mientras Alexander estaba cerca de graduarse, Melanie ya vivía sola en los Estados Unidos. Así que cuando el chico se graduó, simplemente tuvo que irse a vivir con su hermana.

"Puedes usar mis productos para el cabello si tanto te preocupa, hermanito", respondió sarcásticamente Melanie.

"Cállate, Mel", refunfuñó Alexander molesto por las burlas de su hermana.

Pese a lucir molesto, él realmente no lo estaba.

Alexander estaba preparando la cena mientras Melanie disfrutaba de burlarse de él, escenas similares ocurrían entre ellos desde que eran niños.

"¿Debería decirle a una de mis amigas que mi hermanito es excelente cocinero? Tal vez al fin logres salir de esa triste soltería", decía Melanie entre pequeñas risas.

"No, gracias. Si tu eres tan fastidiosa no me quiero imaginar tus amigas", respondió el chico pensando que las amigas de su hermana serían igual de estresantes que ella.

Antes de que la chica pudiera responder, su teléfono empezó a vibrar.

"Es mamá", dijo mientras atendía la llamada, colocándola en altavoz.

"¡Hija!", habló una alegre voz desde el teléfono.

"Hola mamá", respondió Melanie con una sonrisa.

"¿Cómo estás, querida? ¡Te hemos extrañado un montón!" exclamó la madre de los chicos.

"¡Muy bien mamá! Yo también los he extrañado mucho" respondió.

"Es la primera navidad que no podremos pasar juntas..." la voz detrás del teléfono sonaba cabizbaja.

Alexander desde el otro lado de la cocina, escuchaba indiferente la conversación entre su hermana y su madre.

Lo cierto es que Alexander nunca se llevó bien con su familia, a excepción de su hermana; ni siquiera su madre lo valoraba como un hijo, ella prefería mantener contacto con Melanie casi todos los días, mientras que a él lo llamaba una o dos veces al año.

Era incluso sorprendente que lo llamaran.

Y eso no fue por diferencias o favoritismo hacia su hermana, fue por un motivo que a Alexander siempre le pareció estúpido.

Por no creer en Dios.

"Qué tontería", murmuraba Alexander mientras recordaba todo esto y simplemente negó con la cabeza, sirviendo la cena.

"Mel, ven a comer", llamó.

"Madre, voy a cenar, hablamos después", habló la chica queriendo colgar.

Sin embargo, su madre parecía reacia y empezó a hablar antes de que cortaran la llamada, "Alexander está ahí, no?", se notó la indiferencia en la voz, como si estuviera reacia a decir ese nombre.

Eso causó que el chico frunciera el ceño.

"Madre...", una notable incomodidad surgió en el ambiente.

¿A ella le decía 'hija', mientras que a su hermano lo llamaba por su nombre? Ni siquiera parecía importarle que era su hijo.

Melanie al igual que Alexander, frunció el ceño molesta por la manera en que actuaba su madre.

"Sí, madre. Mi hermano y yo estamos a punto de cenar, así que hablamos después, ¿está bien?", sugirió con un tono amable pero a la vez firme.

"Está bien, querida, sólo quería saber que estuvieras bien tú, cuídate mucho, cariño", respondió en un tono 'cálido' la voz detrás del teléfono, haciendo énfasis cuando dijo 'tú'.

Luego de despedirse, Melanie cortó la llamada y después de un largo suspiro, negó con la cabeza y se sentó en el comedor junto a su hermano.

"No entiendo porque después de tantos años se sigue comportando igual..." dijo la chica notablemente decaída.

Alexander sólo esbozó una leve sonrisa y le contestó a su hermana, "Vine a vivir contigo precisamente para librarme de eso" dijo honestamente.

Melanie también sabía que uno de los principales motivos por los que el chico se esforzó tanto por obtener una beca era para no tener que lidiar con ese tipo de problemas a diario.

Su familia era extremadamente religiosa, por lo que castigaban de manera severa a Alexander al ser el único de la familia en rechazar sus creencias.

Desde pequeño, ha sido la oveja negra de la familia.

Paradójicamente, Melanie ha sido la hija que felizmente aceptó creer en Dios desde que se le inculcó la idea.

Aunque en el fondo, Melanie era igual que su hermano, sólo que ella temía ser juzgada de la misma manera que su hermano, sólo pudo esperar a ser una adulta, para vivir sola lejos de su familia y librarse de esos grilletes.

Y eso nos lleva al tiempo actual.

"¡Está bien!", exclamó ella.

"Olvidémonos de esto antes de que la cena empiece a saber mal", dijo la chica entre leves risas.

"Esto es increíble...", respondió Alexander asombrado.

"¡¿Qué es tan increíble?!"

"Que al fin podemos coincidir en algo", el chico tenía una expresión de asombro en su rostro.

"¡Idiota!" Melanie le lanzó la cuchara a Alexander sin temor a hacerle daño, pero él la esquivó como si nada y se siguió burlando de su hermana.

Así, ambos terminaron de cenar y a Melanie le tocaba lavar los platos.

Alexander ahora mismo se encontraba en su habitación, luego de esforzarse el día de hoy, quería su merecido descanso así que luego de darse una ducha, se tiró a su cama.

"Hoy la almohada se siente más suave".

Sin mucho esfuerzo, su conciencia se estaba desvaneciendo lentamente, se estaba quedando dormido.

Finalmente, luego de quedarse dormido, Melanie entró a su habitación.

"¡Hermanito! Adivina quien me acaba de llamar", apenas notó que su hermano estaba profundamente dormido, la chica se tapó la boca con ambas manos.

"Cielos, este pequeño demonio se ve tan inofensivo cuando está dormido...", pensó ella con una sonrisa en su rostro.

"Buenas noches, mi pequeña estrella", susurró colocándole la sábana a su hermano.

Los chicos comparten un juego de palabras que utilizan para expresar apoyo mutuo o para levantar el ánimo del otro en momentos difíciles. La frase 'Mi pequeña estrella' significa que el otro es una luz brillante en su vida, un símbolo de esperanza.

Este juego de palabras se originó durante una noche de cielo estrellado, cuando ambos eran unos niños.

Ambos habían escapado de su madre, y habían subido al tejado de la casa, observando las estrellas no pudieron evitar quedar maravillados por lo deslumbrantes que eran.

"Que lindo se ve el cielo hoy, hermanita", en ese entonces, Alexander aún llamaba 'hermanita' a Melanie, quien sabe en que momento de su pubertad dejó de hacerlo, lo que entristeció a la chica.

"¿Ves esas estrellas de allí?" preguntó la pequeña Melanie.

El niño asintió.

"Varias estrellas conforman una constelación, si te fijas, todas tienen una forma distinta, esa de ahí, por ejemplo, es la constelación de sagitario" explicó.

El pequeño Alexander sólo podía escuchar asombrado, sus ojos brillaban de emoción, la explicación de su hermana sobre todas las constelaciones en el cielo era lo más genial a los ojos del chico.

"Hermanita, ¿ves esa estrella de allí?" el pequeño dedo del niño señaló una estrella en ese infinito cielo, esa estrella tenía un brillo que opacaba a las demás, lucía altiva y orgullosa de sí misma.

"¡Sí, la veo!", respondió sonriente la niña.

"Creo que esa estrella eres tú, hermanita. Brillando más que todas las demás", dijo Alexander con una sonrisa sincera.

Melanie se quedó sin palabras por un momento, con los ojos brillando de emoción. "Y tú eres mi pequeña estrella, iluminando mi vida con tu luz y calidez", respondió, abrazando a su hermano con ternura.

Ahora, mientras Melanie observaba a su hermano dormido, no pudo evitar recordar ese momento especial en el tejado y la promesa de ser siempre estrellas una para el otro.

'Mi pequeña estrella' siempre permaneció en lo profundo de ambos.

Pese a que Alexander había dejado de llamarla de esa manera cuando creció, Melanie sabía que su hermano al igual que ella, no olvidó jamás esa parte de su infancia, guardando el recuerdo en un rincón especial de su memoria.

Así, tranquilamente pasó la noche, y a la mañana siguiente Alexander se encuentra preparándose para ir a la universidad.

"Aquí vamos de nuevo", murmuró el chico en un tono decaído.