¡"Alex, ¡apúrate o llegaremos tarde!", gritó Melanie.
"Ya voy, Mel", se escuchó desde el cuarto del chico.
Luego de unos minutos, finalmente salió de su habitación.
Alexander vestía un buzo de color negro y rojo, un pantalón cargo de color negro y unos zapatos del mismo color que el pantalón.
Estando listos, ambos salieron del departamento.
"¿Por qué siempre se demoran tanto en salir?", preguntaron dos chicas afuera del departamento.
"No es mi culpa que mi hermano se tarde tanto arreglándose", respondió la chica, "¡ni siquiera yo me tardo tanto!", exclamó.
"Hola, Sara", saludó Alexander con una pequeña sonrisa.
Una de las personas que esperaba por ellos se llamaba Sara, y era una chica de la misma edad que Melanie, con una figura esbelta, cabello blanco y ojos azules.
"Hola Alex...", Sara, levemente sonrojada, saludó al chico en frente de ella.
"¿Oh?", con una expresión de asombro, "¡Ajá! Con que así son las cosas eh", pensó Melanie.
"¡Vamos, chicos!", gritó la chica al lado de Sara.
"Olvídalo, Emily, vámonos nosotras, esto es caso perdido", dijo Melanie mientras caminaba junto a Emily hacia la universidad.
"¿Vamos?", preguntó Alexander mientras veía a Sara.
Sara asintió tímidamente y respondió: "Está bien".
"¿Podrías hacer que parezca al menos, un poquito menos evidente?", pensó Emily mientras veía las estrellitas en los ojos de Sara cuando estaba junto a Alexander.
Finalmente, el grupo de cuatro llegó a la universidad.
Posteriormente, Alexander se separó de las chicas y se fue a su clase.
"¡¿Alex?!", gritaron sorprendidos los chicos cuando vieron a Alexander entrar al salón.
"... ¿Qué?", respondió.
"¿Acabas de llegar a clases 5 minutos antes? Mierda, ¿estamos en un universo alterno?", preguntó un chico con gafas.
"¡Oh, cierra la boca Jake!", gritó Alexander impotente.
Lo cierto es que Melanie lo levantó una hora antes de lo habitual porque sabía lo que tardaba el chico, así que logró llegar a clases temprano a diferencia de los demás días.
"¿Alex llegando a clases temprano? ¡Hoy el mundo se volverá un caos total chicos!", exclamó un chico de cabello rubio, causando que todos se rieran.
"Jódanse, cabrones", respondió Alexander riéndose de los comentarios de sus compañeros mientras se sentaba en su lugar.
A los segundos de estar todos sentados, apareció una figura en la entrada del salón, era el profesor.
"¡Chicos, buenos días!"
"¡Buenos días, profesor!", respondieron al unísono.
El hombre de mediana edad se situó en su lugar de trabajo y empezó a dictar la clase de hoy, todos escuchaban atentamente y tomaban nota.
Cabe destacar que Alexander era el mejor estudiante de su clase, por lo que en cada participación que hacía el profesor lo llenaba de elogios.
Los minutos pasaban lentamente para Alexander que esperaba terminar rápido las clases para poder irse.
"Últimamente he estado muy reacio a todo, quizás deba hablarlo con la psicóloga", pensó el chico.
Alexander ya estaba cerca de graduarse, la carga de actividades que tenía que hacer en las últimas jornadas del semestre era notablemente más que en los semestres anteriores, el chico estaba empezando a estresarse.
Y obviamente eso era malo para su salud, que ya estaba notándose en su pérdida capilar, pero él no podía hacer nada al respecto.
De todas maneras el semestre ya estaba por terminar y podría salir de todas esas cosas cuando se graduara.
Mientras Alexander se sumía en sus pensamientos durante la clase, el profesor ya había finalizado la misma, y los estudiantes estaban empezando a salir del salón.
Alexander ya estaba recogiendo sus cosas para ir a la siguiente clase pero se percató de que alguien le estaba hablando.
"Hey, Alex, ¿por qué no nos saltamos la clase?", preguntó Frank, el chico rubio.
"No es mala idea si olvidamos el hecho de que podríamos echar a perder el semestre justo unas semanas antes de graduarnos", evidentemente Alexander no estaba dispuesto a saltarse la clase.
"No seas tan aguafiestas, los profesores te tienen en un pedestal, si dices que te sientes mal seguro tienes el permiso para saltarte la clase" esta vez, el que habló había sido Jake.
"¿Y ustedes se piensan colgar de mí o algo así?", Alexander sólo podía mirar a sus amigos con extrañez, si él obtenía el permiso, era el único en ser excusado, Jake y Frank claramente no estarían excusados.
"Mierda... Es cierto", ambos se quedaron pensando como arreglar la situación y Alexander negaba con la cabeza resignado.
"Si estos tipos son el futuro de su país, entonces debo dar mis condolencias por adelantado", pensó.
Sin embargo, su línea de pensamientos fue interrumpida por las voces de las personas que se encontraban fuera del salón.
"¿Qué está pasado?"
"Oigan, ¿qué es eso?"
Más y más voces se escuchaban por lo que Alexander salió rápidamente del salón ignorando a Frank y a Jake.
La anteriormente tranquila universidad, ahora era como un panal de abejas alborotado, todos sacaron sus teléfonos, empezaron a tomar fotos y grabar en una sola dirección, otros se miraban con asombro mientras señalaban el cielo.
"¿Qué está pasando?", Alexander estaba sorprendido debido al repentino cambio; siguiendo el mismo hilo que los demás, alzó la mirada.
Sus ojos de color rojo, pronto empezaron a distinguir unas figuras en el cielo.
Sin embargo, ni Alexander ni las demás personas podían identificar lo que eran, pero sólo por el simple hecho de saber que había algo en el cielo, era más que suficiente para que todos empezaran a preocuparse.
"Hum...nos...reci...rán...el...casti...divino..."
"¿Esas cosas están hablando?", preguntó uno de los chicos cerca de Alexander.
Todos estaban impactados al escuchar hablar a esas figuras que adornaban el cielo, pese a que no se entendía lo que decían, estaba claro que era lenguaje humano.
Alexander, por otro lado. Más que impactado, estaba sudando frío del temor mientras veía a las personas a su alrededor.
"¿Sólo yo escuché claramente lo que dijeron?", pensó el chico mientras aún tenía claras esas palabras en su mente.
Humanos, recibirán el castigo divino.
Desafortunadamente, antes de que alguien pudiera reaccionar, una gran presión surgió más allá de las nubes.
Aquellas figuras, poco a poco empezaban a hacerse visibles.
Seres más allá de lo que el ser humano podía entender, todos ellos poseían cuatro alas tan blancas como el mármol, que se movían constantemente.
Eran los Serafines del Fin, existencias descritas por la biblia.
Cada una de las tres figuras que estaban suspendidas en el aire contenían un aura divino que asfixiaba a las personas incluso estando tan lejos, su presión fue tan aterradora incluso sin mover un dedo.
Los Serafines tenían un artefacto, pese a que nadie sabía lo que eran esos seres, sabían lo que tenían.
"¿Esas son unas... ¿Trompetas?"
Todos exclamaron sorprendidos ante lo que veían.
Pero nuevamente los Serafines hablaron.
"Humanos, recibirán el castigo divino por su falta de respeto hacia el Creador. Aquellos que han sido fieles a la fe y a Dios serán perdonados y llevados al reino de los cielos para la eternidad. Sin embargo, aquellos que han cuestionado su existencia o han rechazado su divinidad serán castigados por su incredulidad y desobediencia".
"Mierda...", las palabras resonaron en la mente de Alexander con un tono ominoso y escalofriante. Sabía que algo terrible estaba por ocurrir.
Los pecadores serán juzgados, y los creyentes serán perdonados, él era agnóstico, por lo que probablemente lo consideraban un pecador, por otro lado, estaba aliviado al saber que su hermana estaría a salvo, ya que estaba seguro de que ella era creyente.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por una oleada de destellos que aparecían y desaparecían entre la multitud, poco a poco las personas que se hallaban en el Campus se iluminaban y desaparecían sin dejar rastros ni huellas.
"¿Qué tipo de broma es esta?", gritó asustado uno de los chicos presentes en la multitud.
"Sí, esto no es para nada gracioso, ¡dejen esta broma de mal gusto!", una de las personas que alzó la voz era Frank, que había encontrado a Alexander y ahora estaba a su lado.
Poco a poco, la multitud empezaba a oponerse a los Serafines.
¡Grave error!
Con un simple movimiento de su dedo, uno de los Serafines hizo explotar el cuerpo de todas y cada una de las personas, incluyendo el cuerpo de Frank.
Mucha gente vio todo con sus propios ojos, los que eran sensibles vomitaron inmediatamente al ver cuerpos desmembrados y sangre derramada por todos lados, otros tenían una mirada profundamente afligida.
Alexander formó parte de las personas que vomitaron al observar lo que ocurría.
"¡Bluugh!", un líquido viscoso y asqueroso salió desde el fondo de su estómago hasta filtrarse por su garganta.
Era simplemente horripilante para una persona normal ver ese tipo de cosas en una película, sin mencionar que ahora Alexander tuvo que ver a su amigo explotar frente a sus ojos.
Incluso partes de los órganos de Frank habían caído sobre él.
"Aquellos que tengan el deseo de oponerse al juicio del creador, ¡recibirán el mismo castigo!", el tono del Serafín era grave, estaba realmente enfurecido.
Esta vez, nadie se atrevió a pronunciar una sola palabra en contra de los Serafines.
La escena era oscura y sombría, como si el sol se hubiera ocultado por completo detrás de nubes negras. El cielo se veía pesado y amenazante.
De repente, un desgarrador sonido resonó a lo largo y ancho del planeta. Las trompetas celestiales de los serafines cortaron el silencio. Cada nota retumbaba en lo más profundo de los corazones humanos.
El pánico se adueñó de la multitud mientras todos observaban impotentes las figuras celestiales, la sensación de terror se palpaba en el aire, y la desesperación comenzaba a apoderarse de las personas.
Muchas personas se dieron cuenta de que los Serafines ya habían desaparecido sin dejar rastros, nadie supo en que momento lo hicieron, simplemente sucedió.
Incluso después de que los Serafines desaparecieran, el sonido de las trompetas seguía presente.
Aquel desgarrador sonido no fue lo único que sacudió la tierra. Temblores violentos sacudieron el suelo y grietas enormes se abrieron mientras que en el cielo ocurría una situación similar.
Los cielos se volvieron aún más oscuros mientras las nubes se retorcían y se agitaban, como si estuvieran enojadas. Relámpagos iluminaban el cielo.
Gritos desesperados se empezaron a apoderar de la universidad, de la ciudad e incluso del mundo entero...