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Chapter 6 - Un Pequeño Refugio en el Caos

"La atmósfera de este lugar parece sacada de una historia de Stephen King." dijo Alexander mientras miraba asombrado y atemorizado su alrededor.

"La realidad supera la ficción, esa frase queda perfecto en esta situación tan absurda que estamos viviendo" pensó.

En todo este caos la única posibilidad se resume en sobrevivir, si no sobreviven, ¿de qué sirve todo lo que han hecho hasta ahora?

Alexander estaba empezando a entender la situación en la que se encontraba o eso se supone que intentaba hacer luego de que se le bajara la adrenalina del momento.

Lo cierto es que no existe una explicación para nada de lo que ha ocurrido desde un comienzo, pero debería haberla... O eso pensaba Alexander quien sin darse cuenta ya había transcurrido todo el camino hasta el último piso del edificio junto a Jake.

"Ya llegamos, Alex."

"¿Alex?"

"¡Hey!" la llamada de Jake pronto sacó a Alexander de sus pensamientos, y luego de un par de segundos se dio cuenta que ya habían llegado.

"Eh, lo siento." respondió Alexander, algo apenado al notar que había estado completamente distraído durante el camino.

"Ya no importa, afortunadamente no hubo problemas, por cierto. Creo que hay personas adentro, escucho algunas voces."

"¡¿Sí?! Déjame escuchar..."

Luego de responderle a Jake, Alexander inclinó su cuerpo a la puerta que tenían en frente intentando escuchar algo.

Para su fortuna, sí hubo ruido desde adentro y eran voces provenientes a varias personas, por lo visto la sala estaba algo llena porque incluso desde afuera se podía sentir el bullicio, sólo que no se escuchaba claramente lo que decían.

"¿Entraremos?" preguntó Jake.

"Te puedes quedar afuera si quieres" respondió Alex.

"Claro que no, animal."

"Entonces ven."

Jake asiente y se acerca a Alexander que torpemente intentó abrir la puerta, pero al notar que le habían puesto seguro desde adentro dejó de intentarlo, si querían entrar debían lograr que los aceptaran a ambos.

El ruido en el interior se había ido tan pronto como Alexander intentó abrir la puerta, así que el chico podía hablar y le podían escuchar fácilmente.

"¿Hola? Somos estudiantes, vinimos aquí para resguardarnos"

"Pertenecemos a la facultad de ingeniería, vinimos desde la plaza."

Por el otro lado de la puerta una de las personas parecía reconocer la voz de Alexander, así que fue a abrirles, sin embargo alguien la tomó de brazo

"¡¿Estás loca, profesora?!" murmuró un hombre de mediana edad.

"¿Loca? ¡Son mis estudiantes!" respondió con el ceño fruncido, aparentemente enojada.

La persona que intentaba abrirle a Alexander era una profesora que también pertenecía a la facultad de ingeniería, por lo que conocía la voz del chico.

"Pero no sabemos si esas... Cosas los siguieron, no podemos arriesgarnos..."

"Mis estudiantes están pidiendo ayuda, y nuestro deber como docentes es ayudarlos, ¡así que suélteme, director Hubert!"

Luego de soltarse, la mujer fue a abrirle la puerta a los chicos.

"¿Profesora Ana?" preguntaron ambos, reconociendo a la mujer que les abría la puerta.

"Sí, soy yo. Entren rápido, muchachos" respondió ella, haciendo un gesto urgente con la mano.

Alexander y Jake se apresuraron a entrar, sintiendo una mezcla de alivio y tensión al cruzar la puerta. La sala de profesores estaba llena de gente, todos con expresiones de miedo y desesperación. El ambiente era sofocante, cargado de ansiedad y murmullos nerviosos.

"Gracias, profesora" dijo Alexander, intentando mantener la compostura. "No sabíamos a dónde más ir."

Ana asintió, cerrando la puerta tras ellos y asegurando de nuevo el cerrojo. "No se preocupen, están a salvo aquí... por ahora."

En la sala, además de la profesora Ana, estaba el director Hubert, un hombre de mediana edad con expresión severa en conjunto a cuatro estudiantes, dos de ellos parecían de nuevo ingreso, un par de chicos que no pasaban de los 15 años, mientras que los otros dos eran unas chicas que parecían tener la misma edad que Alexander.

"Espero que no hayan traído problemas con ustedes." Dijo el director con recelo en su mirada.

"Lo último que queremos son problemas" respondió Jake, con un tono cansado. "Solo queremos sobrevivir."

La profesora Ana los guió a un rincón de la sala, donde había un par de sillas libres. "Siéntense y descansen un poco. Aquí todos estamos en la misma situación. Debemos mantenernos unidos."

Alexander se dejó caer en la silla agotado física y mentalmente. El eco de los gritos y el olor a sangre parecían retumbar en su mente cada vez que intentaba descansar.

Jake, por su parte, se apoyó en la pared, cerrando los ojos por un momento. "Esto es una locura..." murmuró, más para sí mismo que para nadie más.

"Lo sé" respondió Alexander en un susurro. "Y sabes algo, amigo..."

"¿Qué?"

"Siento que esto es sólo el comienzo de algo mucho peor..." dijo Alexander, con una mirada grave.

La profesora Ana se acercó nuevamente, con una expresión de preocupación. "¿Saben algo de lo que está pasando afuera? ¿Alguna noticia, alguna pista?"