En una habitación blanca y sin detalles aparentes, varias entidades de porte distinguido y juvenil conversan entre sí. Entre ellas, destacaba una joven de cabello dorado y ojos verdes, Era. Sin embargo, la conversación parecía no estar a su favor.
"Entonces, ¿estás diciendo que requieres de nuestros edictos celestiales para incrementar la recompensa, un bono oculto, en una misión oculta de una transmigrante con habilidades ocultas… solo porque te cayó bien? ¿Aunque no la conozcamos?" preguntó una figura cuyos rasgos eran imposibles de definer (Actualmente).
"¡Exactamente!" respondió Era con gran entusiasmo, ignorando lo problemático que sonaba.
"¿Y por qué deberíamos hacerlo?" insistió la figura, mientras se sentaba en una silla que apareció de la nada.
"Porque me quieren muchísimo," dijo Era, girando ligeramente la cabeza con una sonrisa.
"Era… Te quiero, pero solo me quedan dos edictos celestiales, y preferiría guardármelos para ####," comentó la figura, su voz cargada de un leve reproche.
"¡¿Qué?! ¡Pero ella ni siquiera es de nuestro mundo!" exclamó Era, claramente molesta.
"Lo sé, pero su alma tiene una energía de siete colores auspiciosos, y Mizuki…"
Era se quedó en silencio, mordiéndose el labio. Guh… ¡Hasta yo lo entiendo! pensó, mientras su mente repasaba lo que sabía de Mizuki. Tiene un alma casi transparente, apenas fuerte y sin mucha presencia, es muy normal, pero…
"Pero…" La voz de Era temblaba, reflejando su incertidumbre y el argumento que no podía refutar.
"¿Todas piensan lo mismo…?" preguntó Era, su mirada recorriendo el salón, buscando apoyo entre las otras entidades.
Las otras figuras en el salón permanecían en silencio, pero sus gestos eran elocuentes. Una chica dibujaba tranquilamente, otra tocaba un instrumento parecido a una flauta, y había dos carteles: uno que decía "Estoy en una fiesta pero apoyo a ####, no molesten a menos que sea ####," y otro de "Hagan lo que quieran."
"####, ¿estás dispuesta a darme un edicto celestial?" preguntó Era, con ojos de cachorrito indefenso, dirigiendo su mirada a la joven que estaba dibujando.
"¿Eh? ¿Solo por eso nos llamaste? ¡Toma uno, no me importa! Pero debo terminar esta obra, ¡así que me despido!" dijo la joven, cortando la conexión mientras un edicto celestial aparecía en su lugar, un trozo de pergamino manchado de pintura de varios colores, rodeado por una luz arcoíris.
"¿Y ustedes?" Era dirigió su mirada al resto. Una figura pequeña, con cabello desordenado, asintió con entusiasmo y le entregó tres pergaminos. Sin embargo, sus movimientos parecían un tanto forzados.
"Eh… ¡Oh! ¡S-Sí! ¡Estoy dispuesta a entregar no solo uno, sino tres edictos para esa mortal tan encantadora! ¡Dijiste que se llamaba Mizuki, verdad?! ¡Parece que traerá grandes cambios a esta era! ¡Jajajaja!" balbuceó la joven, sudando frío mientras entregaba los pergaminos demacrados y malditos, que parecían advertir de una maldición para quien los tocara.
Era intentó ocultar su incomodidad, mientras el resto de las damas las miraban con cierta sospecha.
"¡Ah! Y creo que mi hermana también entregaría su edicto, ¿verdad, ####?" agregó con cierta energía en su voz. El cartel de "Estoy en una fiesta" desapareció, dejando en su lugar un edicto bañado en oro, atado con un moño de trébol y rodeado por un brillo celestial.
"Entonces, el resto, ¿qué dicen?" preguntó Era, ahora con más confianza en su voz.
Una de las jóvenes, quien había estado buscando algo en la basura durante su anterior conversación, la miró con arrogancia. "Si te lo doy, ¿qué me darás a cambio?"
"Quizás no te castigue por haber roto el armnigasdrutck en la fiesta de té," respondió Era con una sonrisa que no escondía su enfado.
"¡G-Guh, maldita Era! ¡Dijiste que ya lo habías olvidado! ¡Toma ese estúpido papel!" replicó la joven, entregando su pergamino negro, adornado con un broche de calavera y una aura de muerte instantánea.
"¡Gracias! ¿Y podrías convencer a la otra?" Era insistió.
"¿Qué? ¡¿También debo hacer eso?! ¡Ya te he ayudado mucho últimamente!"
"Oh, no se te vaya a olvidar todas las cosas que has roto solo por estar aburrida…" comenzó a enumerar Era, hasta que la joven la interrumpió, ruborizándose.
"¡Basta, basta! ¡Entendí!" dijo, pronunciando unas palabras que invocaron el último edicto celestial, un pergamino antiguo y desgastado, lleno de runas arcanas y un aura de color celeste intenso.
"Ya está ¡Pero esta es la última vez! ¿Entiendes?" dijo la joven, mientras finalmente se desconectaba la última entidad que sostenía el cartel, junto con la que tocaba el instrumento. Ambas dejaron atrás solo un Edicto Divino y una nota que decía: "No me quedan Edictos Celestiales, los cambié por la flauta."
"Entonces, ¿no me darás tu Edicto?" preguntó la joven nuevamente a la primera.
"¡Mou, está bien! ¡Pero igual me darás tu Edicto para ####! Además, ¡#### no sabes actuar, así que déjalo! Si era para ti solo debías decirlo y todas te habríamos dado nuestro Edicto."
"Perdón," dijo la joven del cabello revoltoso. "Me dio pena y Era dijo que me ayudaría… ¡P-pero igual te daré mi Edicto por si lo necesitas!"
Al escuchar las palabras de ####, la joven se alarmó y apresuradamente replicó: "¡N-No es necesario! No podría quitarte tu tan valioso Edicto, ¡Solo invítame a otra fiesta de té!" Y con esas palabras se despidió.
"¿Por qué no quiso mi Edicto…? Me quedan muchos…" dijo una #### toda triste.
"S-Sí, qué raro…" Asintió Era, tratando de desviar la mirada.
"Aunque… me da un poco de pena por las otras hermanas…" Dijo mientras mira al otro lado de la habitación.
"Ya, ya, ####, sabes que ellas no suelen venir desde que 'Eso' pasó"
"Oye, Era, ¿Crees que vayan a volver…?" Su expresión era aún más triste que antes.
"¡Estoy segura!, después de todo, siguen enviando cartas y regalos ¿No?" Dijo Era despreocupadamente.
"… Sí, tienes razón"
"Bueno, entonces, me voy, debo entregarle los Edictos a 'Él'"
"¡Está bien! Y ¡Gracias por todo, Hermana Era!"
"Si, sí, no te preocupes por esas cositas, ahora sí, ¡Me voy!"
"¡Espera un minuto!" Gritó una nueva voz, la cual pertenecía a ¿Uh? Una joven exploradora ¿? Su vestuario era el que usan normalmente los exploradores, ropa verde camuflaje, gorra de explorador y una gran mochila en la que sobresale un mapa. Su cabello de color castaño y de gran volumen se movía junto a ella, y su tez morena como el caramelo.
"¡Hermana ##########!" Gritó #### Para posteriormente ir a abrazarla.
"¡Ohoho! ¡Pequeña #### ven pa'ca!" Dijo para aceptar el abrazo, mientras Era solo veía.
"¡##########~! ¿Y ese milagro~? ¿Qué te trae por acá?" Preguntó Era a la misteriosa figura.
"¿Enserio preguntas eso? ¡Vengo a dejar los Edictos del resto de hermanas y el mío!" Dijo mientras dejaba de abrazar a Saya para posteriormente sacar el resto de Edictos celestiales.
"Oh, vaya… Esto es… ¿Sorprendente? ¿Todas… Todas las hermanas aceptaron?" Preguntó Era consternada.
"¡Sí, así es! Cierta hermana dijo que era algo que #### había pedido, así que obviamente los dieron sin dudar, mira ####, eres la más adorada del grupo ¿Sabes?" Dijo mientras miraba a la joven del cabello revuelto.
"¡Mou, hermana!" #### comenzó a avergonzarse y se trató de tapar la cara con su suéter.
"¡Jajaja! Que adorable, oye, oye ¿Puedo tomarte fotos?" Dijo mientras sacaba su cámara y, sin esperar respuestas, comenzó a fotografiar.
"¡Hermana, te odio!" Gritó #### mientras se sigue cubriendo con aún más vergüenza. Después de un rato se calmaron y la aventurera le dijo a Era.
"Pero, ¿No son demasiados 12 Edictos? Solo con el tuyo ya era excesivo, pero tantas leyes mezcladas… ¿Podrá soportarlo…?" Dijo mientras observaba una esfera de cristal donde estaba Mizuki, esperando.
"No lo sé, pero #### fue la que insistió en esto" Sus palabras no tenían emoción, de hecho, la tensión comenzó a formarse en el aire.
"¡Mizuki sí podrá!" Gritó S###, molesta. "¡No es tan débil como parece! Sí, puede parecer que con la más pequeña brisa se va a romper, ¡Pero! Pero no es así…" Sus palabras eventualmente redujeron su volumen. "Ella… Ella es…" La detuvo la aventurera.
"¡Kya~! Si #### lo dice de esa manera no podré negarme~ Bueno, supongo que ya debo de irme, realmente solo había pasado a entregar los edictos, así que ya tardé más de lo que debería." Tras terminar, #### le abrazó y dijo con ojos brillantes: "¿Volverás a venir?"
"Uhm… No… No estoy segura… ¡Pero encontré un nuevo mundo local donde podemos hacer más fiestas, así que podemos vernos allí!" #### entendió de inmediato: No quería volver.
"Ah, entiendo, no te preocupes entonces…" El ambiente se entristeció de repente, pero #### sabía que era muy codiciosa si intentaba hacer lo contrario, así que, con la sonrisa más grande que pudo dijo: "¡Te cuidas, hermana, hasta pronto!"
"Sí… Hasta pronto, Saya…" Y se marchó.
"Bueno, Era, por favor, ve a entregar los Edictos"
"¿Uh? ¿Eh? ¡S-Sí, ya voy!"
Tras ello se marchó y Saya se quedó sola en la habitación, viendo el lugar que ocupaban el resto de sus hermanas y, con un suspiro, se tumbó en el suelo murmurando un casi inaudible "Perdón a todas, perdón, perdón…".
De vuelta con Mizuki.
"¡Ya volví!" gritó Era al entrar en la sala. Su voz resonó con entusiasmo en el espacio silencioso, pero Mizuki seguía sumida en un profundo sueño, acurrucada sobre su bolsi, como si de una mullida almohada se tratase.
Era frunció el ceño, extrañada. Se acercó con pasos ligeros y se detuvo a unos metros de Mizuki, observándola con atención. Los suaves respiros de la joven indicaban que estaba completamente perdida en el mundo de los sueños.
Con un toque de impaciencia en su tono, Era volvió a alzar la voz. "Ejem, dije '¡Ya volví!'" Esta vez, su grito fue lo suficientemente fuerte como para despertar a la joven Mizuki.
La joven se removió lentamente, parpadeando mientras intentaba despejar la neblina del sueño que aún nublaba su mente. "¿Era? ¿Ya regresaste?" murmuró con voz adormilada, mientras se frotaba los ojos con sus manos.
"¡Sí! ¡Todo está listo!" Era se inclinó hacia Mizuki, sonriendo con satisfacción, pero al notar el evidente cansancio en su amiga, su expresión cambió a una mezcla de preocupación y curiosidad.
"Perdón, me quedé dormida…" Mizuki se enderezó lentamente, aun sintiendo el letargo en sus extremidades. El peso del sueño todavía se aferraba a su cuerpo, algo inusual para ella.
"No, no te preocupes… espera, ¿dormida?" Era frunció el ceño. Algo no encajaba. Mizuki tenía una resistencia inusual; podría mantenerse despierta por días si lo necesitaba. La idea de que hubiera sucumbido al sueño en tan poco tiempo le resultaba desconcertante. Una sensación incómoda empezó a formarse en su pecho. ¡¿Cuánto tiempo tardé?!
"Mizuki, ¿cuánto tiempo estuviste esperando?" preguntó, intentando mantener la calma, aunque la inquietud se reflejaba en su mirada.
Mizuki, aún recuperándose, miró a Era con una mezcla de confusión y despreocupación. "¿Uh? Como 6 horas, creo. Bueno, según IA, 6 horas y 27 minutos," respondió con cierta vaguedad, como si el tiempo transcurrido no tuviera mayor importancia.
"¿Eh? ¿Y te dio sueño?" Era entrecerró los ojos, como si intentara descifrar un rompecabezas. ¿Por qué le habría dado sueño en un lugar donde todo, incluso la energía vital, se recupera constantemente? En esta sala, el maná, la energía, la saciedad… todo era renovado de forma continua.
"Sí, mientras estuviste fuera estuve repasando el conocimiento que obtuve la otra vez y también practicando magia, ya que el maná se recupera constantemente." Mizuki hablaba con la tranquilidad de quien ha encontrado un pasatiempo en medio de la espera, pero para Era, sus palabras sonaron como una advertencia.
¡Esta pequeña volvió a encontrar otra oportunidad! Era intentó ocultar la admiración que sentía por la astucia de Mizuki. ¡Cielos, es peligrosa!
"Oh, ya veo," respondió Era, intentando sonar casual, aunque su mente seguía procesando la información. Se quedó en silencio unos segundos más, dejando que el momento se prolongara antes de cambiar de tema. "Bueno, ¿estás lista para elegir tu recompensa? ¿O prefieres que elija yo?" Preguntó con un tono ligeramente insistente, esperando la respuesta con un brillo de expectativa en los ojos. ¡Vamos, di que quieres que elija yo!
Mizuki, aún luchando contra el sueño que se negaba a desaparecer por completo, suspiró. "Lo haré yo," dijo finalmente, su voz apagada por el cansancio que sentía.
"¡Perfecto, entonces veamos-!" Era empezó a moverse, pero de repente se detuvo, como si algo la hubiera congelado en su lugar. Su expresión cambió de una alegría entusiasta a una cautelosa incertidumbre.
"Espera," murmuró, volviendo su mirada hacia Mizuki. "¿No prefieres que elija yo?" preguntó, esta vez con un tono que revelaba una ansiedad que no podía disimular.
Mizuki, notando la ligera urgencia en la voz de Era, levantó la mirada. "¿Quieres elegir?" No tenía muchas ganas de tomar decisiones en ese momento. Todo lo que deseaba era regresar a un estado de paz y descanso, así que la idea de dejarle la elección a Era le parecía cada vez más atractiva.
"Digo, si quieres que elija yo, lo haré," continuó Era, tratando de sonar relajada, aunque su deseo de tomar el control era evidente.
"Entiendo, entonces elige," concedió Mizuki, rindiéndose al agotamiento. "Pero preferiría una habilidad que me permita mejorar la proficiencia de las habilidades o, en dado caso, una que me permita hacer pociones más rápido," añadió, intentando mantenerse fiel a lo que realmente necesitaba.
"Entiendo, buscas un talento." Era asintió, ahora más segura. Ya lo sabía. ¡Había preparado el mejor talento para el futuro de Mizuki! '12 Colores auspiciosos de otro mundo' de grado SSS+ ¡Soy una genia!
"Uhm… Creo que este te podría servir, Mizuki," dijo con un toque de orgullo en su voz. "'12 Colores auspiciosos de otro mundo', es un talento de grado SSS+."
"¿Qué hace?" preguntó Mizuki, su interés despertado ligeramente por el título intrigante.
"Permite que el alma del usuario cambie de color entre 12 diferentes, y cada color otorga un efecto distinto a tus habilidades." Era hizo una pausa, queriendo asegurarse de que Mizuki entendiera la importancia de lo que estaba ofreciendo. "Los colores son:
Dorado (Destino)Púrpura (Devastación)Negro (Desgracia)Verde (Prosperidad)Azul (Sabiduría)Arcoíris (Arte)Blanco (Pureza)Arcoíris dorado (Fortuna)Plateado (Intuición)Naranja (Optimismo)Rosa (Carisma)Rojo (Pasión)"
"¿Y qué hacen?" preguntó Mizuki con una ceja levantada, un poco más interesada ahora que el cansancio empezaba a ceder.
"No puedo decírtelo, pero ¡confía en que te beneficiarán mucho!" respondió Era con una determinación que no admitía dudas.
Mizuki observó a Era por un momento, intentando leer más allá de sus palabras. Pero la fatiga, combinada con la confianza que había depositado en Era, la convenció de aceptar. "Uff, entiendo, lo acepto." Aceptar parecía más fácil que seguir indagando, y todo lo que realmente quería en ese momento era irse de ese lugar y volver con Lilia. La extrañaba… ¡Momento!
"¡Era, ¿cuánto tiempo ha pasado en el mundo real?!" exclamó Mizuki de repente, la urgencia y el miedo en su voz haciéndose evidentes. La posibilidad de que hubiera pasado una eternidad como IA había sugerido le causaba un profundo terror.
"¿Eh? ¿Eso te preocupa? Bueno, solo han pasado algunos minutos, cuando mucho," respondió Era, tranquilizándola. "Ahora sí, ya he adquirido la habilidad para ti."
Qué alivio, pensó Mizuki, relajando los hombros. Solo había pasado poco tiempo. Pero entonces… el tiempo en esta torre es muy extraño…
Era, observando cómo Mizuki asimilaba la información, se sintió satisfecha de que todo hubiera salido como esperaba. "Bueno, eso sería todo, así que supongo que ya debes irte, ¿no? Pero antes de eso, ¿tienes alguna duda?"
"Demasiadas," respondió Mizuki con un suspiro. Su mente, aunque agotada, estaba llena de preguntas sin respuesta.
"Bueno, aún hay algo de tiempo, así que, adelante," dijo Era, dándole la oportunidad de saciar su curiosidad.
"¿Qué es esta torre?" Mizuki comenzó, queriendo comprender mejor el lugar en el que se encontraba.
"¿Esta torre…?" Era hizo una pausa, bajando la voz en un tono más grave y reflexivo. "Es un mundo virtual, un mundo de fantasía diseñado exclusivamente para los fuertes, para que cumplan sus deseos y sientan que aún hay esperanza en la vida."
"¿Q-Qué? ¿En serio?" La respuesta fue tan inesperada que Mizuki se quedó sin palabras, dudando si creer o no en lo que acababa de escuchar.
"Elige, ¿quieres creer que esa es la verdad?" Era le ofreció una salida fácil, pero la elección quedaba en Mizuki.
"Entiendo… Ahora, ¿por qué no han vuelto a hablar con el Rey Lich? Parece sufrir mucho por eso…" La pregunta salió antes de que pudiera detenerse. Había algo en la tristeza del Rey Lich que no podía ignorar.
"Mizuki…" Era hizo una pausa, su expresión se volvió solemne. "Cada mundo tiene sus propias reglas, y ellos rompieron una muy importante en su tiempo, lo que cortó nuestra conexión. Ahora deben pagar por ese pecado, pero no es un pecado que puedas borrar ni con un millón de vidas…"
"…"
"¿Otra pregunta?" preguntó Era, suavizando su tono al ver que Mizuki se sumía en sus pensamientos.
"¿Por qué… por qué eres tan amable conmigo?" Mizuki levantó la vista, mirándola directamente, buscando una verdad más profunda en los ojos de Era.
"Digamos que le caíste bien a mi hermanita," respondió Era con una sonrisa suave, esquivando la pregunta con una respuesta que dejaba más dudas que certezas. "Quizás en un futuro no tan lejano te la presente, así que ¡espéralo con ansias! Ahora sí, ¡hasta la próxima!" Se despidió Era con la mano, pero quien se fue no fue ella, sino Mizuki.
"Uff, es dificil tartar con mortales siendo una Diosa ¿No? ¡Pero mientras sea por ####!" Dijo Era mientras se estiraba.
"Ahora, ¡A continuar con más deberes! Sí… Espero que Mizuki pueda disminuir mi carga de trabajo T-T"