Saliendo de un baño público, una joven mujer quien parecía algo aliviada se encontró con un joven varón de negro quien la esperaba algo ofuscado. Era de noche cuando todo esto sucedía.
- ¿Era necesario venir hasta aquí? - preguntó aquel varón.
La muchacha movía su cabeza como señal de que si estuviera tratando con un ignorante.
- Sabes … las mujeres tenemos nuestras necesidades, espero que puedas ser más cortés y atento. - respondió aquella mujer con naturalidad.
- Es suficiente … iremos al hospital MedCloud de inmediato. - ordenó aquel hombre con una mirada seria.
- ¿Por qué debería ir? - preguntó algo confiada la joven.
Fue entonces que aquel joven hombre, que ya se había volteado para iniciar su viaje, volteó un poco su cabeza y expresó una mirada asesina; era de tal manera que el ambiente comenzó a tensarse y, aunque los transeúntes cercanos a ellos no presintieron nada, la joven mujer retrocedió con una expresión de temor en su rostro.
Pasado unos pocos segundos, el joven dejó de mirarla y siguió su camino. La mujer seguía temerosa y no objetó, esta vez, en seguirlo.
Caminando por casi media hora, extrañamente aquella pareja no tomó ningún vehículo para llegar más rápido; por otro lado, el joven de trajes negros contestó una repentina llamada mientras seguían yendo a pie.
- ¿En qué piso? … entiendo … ¿La habitación? … a la izquierda de la recepción … … sí, no hay problema … ¿Y él? … Bien … llegaré en unos diez minutos. - El joven cortó la llamada.
- Así que la alcaldesa sigue viva, ¿eh? - preguntó algo curiosa, pero no maliciosamente aquella mujer que lo acompañaba.
- …
- Supongo que el resto de ustedes deben haberse salvado también, ¿no es así?
Nuevamente el joven no contestó; por ello, la mujer no volvió a preguntar algo.
«Claro que no estarían bien, después de todo estamos yendo a un hospital … … espero que llegar rápido, estoy adolorida de toda esa limpieza que tuvimos que hacer antes. Pero lo que me molesta más es cómo lograron asesinar a Mort.»
Antes de dirigirse a aquel hospital, la mujer recordó el momento de su encuentro con este joven; sin embargo, después de aquel interrogatorio sobre quien era ella y de qué manera estaba implicada en aquel incidente en la morada de la alcaldesa Victoria, le sorprendió el hecho de que no fue asesinada por el joven, sino que la comenzó a utilizar para ir a donde estaba su otro compañero.
Al llegar al lugar donde la mujer fue informada del paradero de su compañero, quedó pasmada al observar aquella escena. Solo vieron, en aquella especie de callejón, el cadáver de un muchacho ensangrentado en el suelo.
«Aunque pareciera un niño, tenía más de 16 años … era un demente, pero, aun así, era casi un profesional en asesinatos. ¿Quién diablos pudo matarlo?» se preguntaba aquella joven sumida entre sus pensamientos.
- Oye
- ¡Oye!
- ¡LIRIO!
La joven reacción a alguien que la llamaba; era aquel varón de negro quien estaba delante de ella.
La mujer quien había estado distraída no había podido captar que la estaban llamando hasta que exclamaron su nombre.
- ¿Q-Qué … qué sucede? - preguntó Lirio algo temerosa.
- Deja las distracciones … ya llegamos.
Al alzar la vista, se podía observar que estaban frente a una avenida grande la cual una de sus esquinas estaba establecido un gran edificio y en lo alto tenía un especie de escritos que decía MedCloud + .
En su estacionamiento, estaban en espera algunas ambulancias; por otro lado, se podía observar a varias personas de diferentes edades ingresar y salir de aquel lugar. Sin embargo, el hospital parecía algo pequeño a simple vista.
Los dos jóvenes ingresaron al lugar.
Estando en un cuarto privado de aquel establecimiento, se encontraban tres personas quienes uno de ellas estaba acostado en la única cama de la habitación mientras descansaba, los otros dos estaban sentados cerca de él.
- Parece que Eric se encargó de la 'limpieza'. - comentó un joven hombre de cabellos negros y un poco ondulados.
- Debo darle las gracias … sería un problema que tengamos que lidiar con eso ahora mismo. - habló algo aliviada una mujer de cabellos largos y castaños quien estaba sentado al lado del joven.
Repentinamente una enfermera ingresó a la habitación y anunció que un doctor ya estaba a la espera de atender a la joven mujer de cabellos castaños.
La mujer fue acompañada de la enfermera mientras que el otro se quedó al lado del joven quien dormía en la cama.
Estando en una habitación de consultorio, un hombre de bata blanca comenzó a dar un diagnóstico.
- Afortunadamente no tiene ninguna herida severa ni quemaduras, solo algo leve … pero por precaución deberá reposar y evitar hacer movimientos bruscos … por otro lado, el joven Lorenz tampoco ha sufrido lesiones graves. - afirmó el médico.
- Gracias, doctor López, pero ¿Qué hay de Alexander? - preguntó la mujer preocupadamente.
El doctor suspiró.
- Déjeme serle sincero, es un milagro que el joven siga con vida … los análisis muestran que el ya estaba herido anteriormente antes del incidente que tuvieron … por el momento, debe de estar internado por algún tiempo para dar un seguimiento de su condición.
- Entiendo, doctor … no importa los gastos, yo los cubriré todos.
El doctor sonrió amablemente.
- Por otro lado, sé que nos pidió que seamos reservados en este asunto; sin embargo, la administración ha acordado con su asistente Lorenz y la alcaldía para que sean resguardados por sus oficiales. Ni siquiera saben quien o quienes fueron los responsables del atentado; por ello, estarán siendo protegidos veinticuatro siete.
- Sí, comprendo … pero que este asunto no se divulgue más … no es bueno que sepan más de nuestra condición; se los diré también a los demás.-asintió Victoria tristemente.
Unos minutos más tarde, al volver a la habitación anterior, la joven mujer se quedó sorprendida al verla presencia de dos individuos más en el lugar.
- Ya era hora de que llegaras. - dijo uno de ellos.
- Sí … disculpa la demora … ¿Y … quién es ella? - respondió Victoria firmemente, ocultando su tristeza.
- Victoria, ven … debes escuchar esto. - comentó Lorenz.
- Bien … entonces es hora de saber lo que está pasando en esta ciudad. - habló Eric.
Desde la llegada de aquel par, habían pasado ya una media hora y, aunque hablaron por todo este tiempo, parecían no entender del todo.
- Empecemos de nuevo … dices que te llamas Lirio Roussie … y ¿de donde vienes? - preguntó Lorenz algo desentendido y a la vez enojado.
- Por favor … no lo tomen a mal … yo era … parte del grupo que … iba a supervisar su … eliminación. - respondió Lirio vacilantemente.
- Entiendo … ahora dame una razón para devolverte lo que nos has hecho ahora mismo. - amenazó Lorenz como si estuviera dejando salir su ira lentamente.
- Espera, Lorenz … deja que explique todo lo que me dijo … de ahí veremos que hacemos con ella. - dijo Eric.
- Pertenezco a un grupo que fue contratado para hacer desaparecer a algunas molestias de nuestro cliente … pero fallamos al final.
Todos los presentes escuchaban lo que confesaba Lirio tratando de discernir si era verdadero lo que decía, mientras que la joven mujer estaba pensando en algo más.
«Lo siento jefe, pero mi vida vale más ahora … … si las cosas se ponen feas al final, escaparé de inmediato.»
- ¿Cómo se llama tu organización? - preguntó Victoria.
- …
La joven no quiso responder.
- Lorenz. - exclamó la alcaldesa.
De repente, una pequeña navaja que salió de uno de los bolsillos de la casaca del asistente de Victoria estuvo puesto debajo del mentón de Lirio.
El mensaje era claro y la joven rehén lo había entendido.
- La Torre Castilla.
- ¿? ¿Así se llama o es un lugar lo que dices? Habla claramente. - preguntó Victoria quien al igual que el resto se contenía en su ira.
- A-Así se llama.
- Bien, así que son un grupo de mercenarios o asesinos, pero ahora quisiera saber … ¿Cuántos están detrás de nosotros? - preguntó Lorenz.
- N-Nos dividimos en dos grupos … uno era el de asesinato y el otro de limpieza … bueno en realidad había otro más … el de supervisión.
- ¿Supervisión? - preguntó Lorenz.
- Sí … yo era la encargada de ver que todo saliera bien …
- ¿Tú? ¿Una sola persona? … ¿Cuántos integrantes formaban los otros grupos? - preguntaba Victoria extrañada.
- Bueno … el de limpieza era unos cinco … pero, el de asesinato, solo era uno … ya debieron conocerlo, ¿no?
- ¿? … ¡! ¿Hablas de ese extraño mocoso? ¿A él lo enviaron? - preguntó Victoria aún más confundida.
- Parecía un niño, pero, en realidad tenía como 16 años … solo que sufría de una enfermedad que lo hacía verse así. ¿Acaso no notaron la forma en como se expresaba o se movía?
Victoria y Lorenz se miraron entre sí por unos instantes como si llegaran a comprender lo que hablaba la mujer.
- Para que su organización enviaran solo a siete personas a realizar el trabajo … y encima que los que tenían el rol principal solo sean unos mocosos, quiere decir que su grupo es realmente estúpido en tomar decisiones o tal vez estén pasando por problemas ahora. - explicó Lorenz su razonamiento.
- …
- Supongo que su grupo de limpieza ya se habrá dado cuenta de la situación, ¿no es así? - preguntó Eric quien se había mantenido en silencio.
- Seguramente.
- ¿Enviarán otros de sus agentes para terminar su trabajo? - preguntó Eric.
- … Como lo han dicho … no estamos en una buena situación … no sé si en realidad puedan enviar más de nuestra gente.
Victoria, Lorenz y Eric quedaron en silencio por segundos como si estuvieran discerniendo lo que Lirio decía.
- Bueno, al menos sabemos a quienes fueron los que nos atacaron, pero ahora nos explicarás nuevamente lo más importante … ¿Quiénes los habían contratado?
El ambiente claramente se volvió tenso y, para Lirio, era mucho más aturdidor que antes, pues no solo se le exigía identificarse, sino dar información sobre quien o quienes estaban ocultados a sus espaldas.
- … Si les digo esto … puede que me maten.
Eric sonrió.
- Si no les dices lo que me dijiste, puede que lo que te preocupa se dé ahora mismo. - afirmó el joven.
- …
- Si no confesas en los próximos cinco segundos, comprenderé que tu silencio significa tu muerte. - comentó Eric.
La situación era cada vez peor para Lirio, la cuerda estaba sobre su cuello y, a diferencia de antes, parecía que igualaba el valor de su vida con revelar información de quienes eran los clientes de su organización.
- Uno.
- Dos.
Eric comenzó a contar y la navaja de Lorenz cada vez se engullía en la garganta de Lirio, pero sin hacerle daño todavía.
- Tres.
- Cuatro.
- Cinc…
- ¡Está bien … hablaré!
Antes de terminar de contar, la mujer asintió a sus exigencias. Sin embargo, como si se sintiera algo decepcionado, Lorenz retiró su navaja y dijo.
- ¿En serio? Y yo ya me había preparado.
Eric lo secundó.
- Es una pena … esto no se ve todos los días.
Mientras que Victoria suspiró por aquella tonta escena de aquel par.
«Estos tipos están locos.» pensaba Lirio.
- Bien … habla. - dijo Lorenz.
Lirio se sorprendió y a la vez se enojó un poco como volvieron los ánimos a aquellos dos varones como si de nada se hubiera tratado.
- … Bien … hace una semana, fuimos contactados por un grupo; no nos dieron mucha información más que acabar con la vida de los objetivos … al principio decidimos rechazarlos, ya que no sabíamos exactamente las razones ni quienes eran; no obstante, decidimos aceptarlo por el pago.
- ¿Pago? ¿Cuánto les ofrecieron? - preguntó Lorenz.
- Dos millones de euros.
Los jóvenes quedaron consternados por aquella enorme suma de dinero.
- ¿Acaso valemos tanto? - preguntó Lorenz sarcásticamente - solo somos autoridades de una pequeña ciudad emergente.
- Sí, nosotros también nos dimos cuenta … esa podría ser una razón más para no aceptarlo por el momento era lo que nos decíamos.
- Entonces … ¿Qué les hizo cambiar de parecer? - preguntó Victoria.
- La mitad del pago … lo dieron por adelantado.
Todos los presentes quedaron realmente preocupados al saber este hecho.
- Normalmente un adelanto sería del 30% como máximo, pero el 50% … ¿de verdad? - preguntaba Lorenz incrédulo.
La situación se complicaba más y era mucho más peligrosa al saber que realmente deseaban muertos a aquel grupo de jóvenes.
- Aún no nos has dicho … ¡¿Quiénes son ellos?! - exclamó Victoria.
- …
La joven rehén calló por un segundo, y, luego, tomó aire y exhaló.
«Ya no hay vuelta atrás»
- Ustedes deberían ya de conocerlos, ¿verdad?
La alcaldesa y su asistente se preguntaban de quien hablaba.
- Le Front.
Victoria, Lorenz quedaron en silencio como si estuvieran congelados al escuchar aquel nombre.
- Tú … ¿qué sabes … de ellos? - preguntó Lorenz consternado.
- Bueno eso …
Victoria miró fijamente a Eric como si preguntara si sabía al respecto.
- Yo tampoco sé mucho de ellos … si Lirio no habla, seguramente él lo hará, ¿verdad? - comentó Eric confiadamente.
- ¿Él? - se preguntó Victoria.
- Le Front … aunque pareciera de origen italiano, no se sabe realmente donde apareció … la Deep web lo presenta como una empresa farmacéutica, pero en realidad es solo una fachada para esconder algo peor y temible … ellos son los responsables de las desapariciones en Luesia … no, en realidad, esta ciudad solo es uno de sus corrales.
Todos escucharon aquella voz que ya les era familiar; era la voz de un joven que hacía eco detrás de ellos.
Al voltear inmediatamente, vieron que la única persona detrás de ellos era aquel joven quien había estado durmiendo en la cama de aquella habitación del hospital.
Alexander había despertado.
En medio de aquel perturbable panorama, los cinco jóvenes, quienes habían sido víctimas de la caída del tren hacia una zona deshabitada, quedaron perturbados antes la presencia de aquella extraña criatura parada casi a unos pocos metros frente a ellos.
- ¿Qué … gilipollés … es esa cosa? - dijo Renato.
- ¡Oye! - exclamó Glen.
- ¿Qué? - hablo Renato.
- No digas eso … hay niños presentes. - haciéndose referencia a Liam.
- Déjense de estupideces y retrocedan lentamente. - murmuró Liam mientras que nadie quitaba la vista de aquel monstro.
Todo el grupo comenzaron a retroceder tratando de asimilar la situación.
- Oye … dijiste que esa cabeza era la de tu amigo, ¿verdad? - comentó Glen.
- Ciertamente.
- Entonces … el resto del grupo deberían estar … - agregó Daniel.
- Probablemente.
- ¿Y ahora seguimos nosotros? - preguntó Liam.
- Definitivamente.
- ¿Quieres dejar de terminarlo todo con la palabra mente? - dijo Glen algo molesto.
- Entendidamente.
- Entonces, ya saben lo que tenemos que hacer. - dijo Aren.
Todos asintieron con la cabeza.
- Bien, a la cuenta de tres … lo hacemos. - ordenó Aren mientras que todos seguían retrocediendo lentamente mientras que la criatura seguía sin moverse.
- Uno.
- Dos.
- Tres.
Fue en ese momento en que Aren vio lo que todos hicieron.
Primeramente, Glen trató de tomar y lanzar a Renato cerca del monstro para que fuera como un sacrificio mientras que el resto huía.
Luego, Liam trató de empujar a Glen con una patada junto con Renato para que los dos fueran el sacrificio para salvar al resto; esto lo hizo conforma a que Glen antes había dicho que la situación no podía volverse peor y Liam había dicho que si pasaba lo contrario, Glen sería quien se sacrificara por los demás.
Posteriormente, Daniel, ingenuamente, sacó tomó el palo de madera que se le había caído a Renato y se propuso a atacar al monstro.
Mientras tanto, Aren observó todo esto y pensó.
«Sí … aún son unos niños … ¿Qué podía esperar?»