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Chapter 9 - ¿El Verdadero Culpable?

En un salón de acabados más modernos que el resto de habitaciones, se mostraba un canal de noticias en un televisor puesto en medio de una de las paredes, los reporteros informaban cómo se desarrollaba el juicio contra los responsables detrás del secuestro de más de 50 personas y, añadiendo ahora, el hallazgo de tres cadáveres más que relacionaban con el crimen anterior.

- Parece que el juicio ha estado comprado … ni los han dejado respirar. - mencionó un varón quien estaba en aquel salón y que a la vez preparaba un poco de té.

- No parece, lo fue. - contestó una dama quien se encontraba sentada en uno de los muebles frente al televisor mientras tenía unos papeles a la mano.

- ¿Qué opina de todo esto, mi lady? Después de todo usted tuvo un dialogo directo con ellos. - preguntó aquel joven de alrededor de unos 24 años de apariencia promedio.

La mujer sentada suspiró - Lorenz, sabes bien que el pueblo quería hallar a los responsables, pero ahora solo parece que simplemente desean echarle la culpa a alguien para desahogarse … es como si fueran bestias buscando deliberadamente a quien devorar. - comentó la muchacha.

- ¿Acaso no se encontraron las pruebas necesarias en contra de ellos? - preguntó el varón quien llevaba un juego de té preparado a la mesa de estar que estaba entre los muebles.

- Pareciese que ahora estás a favor de Vicent … ¿no eras tú el que más desconfiaba de él? - preguntó con sarcasmo la mujer quien tomó una de las tazas.

 El varón de cabellos negros ondulados sonrió, pero sin malicia.

- Victoria, sabes bien que era la única opción que teníamos por el momento; la situación estaba llegando a un punto muerto hace casi dos semanas … gracias a Dios, que en estas dos últimas semanas repentinamente se detuvieron los secuestros y asesinatos, pero nuevamente a comenzado y la gente ya no aceptará más las escusas que les dábamos. - afirmó Lorenz.

Con cierto disgusto, la alcaldesa Victoria estuvo de acuerdo con su asistente - Pero no hay pruebas objetivas de que ese par estuviera involucrado, las cámaras de la reciente escena indican que los cuerpos ya habían fallecido desde temprano y que ese chico tuvo el infortunio de encontrarlos. - objetó, también.

Aquel hombre llamado Lorenz suspiró como si comprendiera la posición de la alcaldesa. 

- Lo sé, necesitábamos chivos expiatorios, por ello fue necesario grabar la conversación que tuvieron ayer como evidencia, después de todo … nuestro reporte sobre Alicia Enid tiene varias similitudes con el perfil de uno de los responsables, y su 'compañero' solo tuvo mala suerte … pero, si … - antes de poder terminar de hablar, el sonido de una llamada telefónica detuvo a Lorenz.

En aquella llamada, Victoria se dispuso a leer un documento sobre la investigación de la escena de los tres cadáveres encontrados el día anterior, pero, al seguir leyendo, algo hizo que se estremeciera.

«¿Qué significa esto? … Solo se pudieron revisar los dos cadáveres pertenecientes a las mujeres encontradas … ¡¿Qué pasó con el tercero?!» fue lo que pensó.

De inmediato, Lorenz avisó a Victoria de que el equipo extraoficial de exploración había tenido un incidente.

- ¿Un hombre de ropas negras?

- Sí … dicen que los atacó de repente por la calle Portal hace unos instante, pero al ver gente viniendo se escapó. - informó Lorenz.

- ¿Hubo heridos? 

- No, mi lady. - respondió el asistente - Además … hay algo más que dicen haber encontrado. - agregó.

Inmediatamente Victoria se dirigió al departamento forense, indicándole a Lorenz de que le avisara a aquel equipo que la encontraran allá.

Pasando por una de las calles principales de la ciudad, se encontraba un establecimiento con un gran letrero que decía Valdelomar y, dentro del lugar, en una de las habitaciones, se encontraba sentada una joven mujer con tres guardaespaldas. Dos de ellos eran de edad, mientras el otro era un joven de similar edad que la mujer. 

Aquellos estaban sentados, a excepción del más joven quien estaba detrás atendiendo una llamada, en el mueble viendo las noticias que se mencionaba acerca de la sentencia para los dos criminales más buscados de Luesia.

- ¿Cómo va el equipo de exploración? - preguntó Lois.

- Dicen haber encontrado a un hombre encapuchado que dejó caer un pequeño libro. - respondió el joven quien había terminado su llamada

- ¿Qué libro? - preguntó Hayato, uno de los guardaespaldas.

- No lo saben bien … dicen que hay nombres y como especies de mapas garabateados. - respondió el joven de pelo negro que vestía una camisa y pantalón negro.

- ¿Hay algo más? - volvió a preguntar Hayato.

- Hanzo me informó que la alcaldesa quiere que vayan al departamento forense de inmediato. 

Al terminar de responder, los guardaespaldas mayores se quedaron en silencio como si esperaran la orden de quien sería su jefa.

- Eric, ve donde está Hanzo … ya sabes qué hacer … y no dejes que haga alguna tontería. - respondió Lois con gran seriedad.

- Entendido.

El joven guardaespaldas salió de inmediato de la habitación.

Mientras tanto que las noticias mencionaban acerca de que el día de mañana se realizaría la ejecución inmediata de los criminales, uno de los guardaespaldas restantes preguntó - Aunque sean conocidas, ¿Por qué vas tan lejos? ¿Sabes bien que te pones en peligro, verdad?

- Por eso mismo … después de que los ejecuten y vean que los secuestros siguen ocurriendo, mi cabeza será la siguiente en ser cortada. - respondió con una mirada fría hacia quien hizo la pregunta.

- Dejando las malas noticias a un lado, debemos saber quien era ese tipo con quien se encontraron los chicos … y, si se pudiera, saber el contenido del libro que encontraron. - comentó Hayato.

En la sede del Departamento Forense de Luesia, en el cuarto de seguridad donde había varios monitores que grababan los diferentes ambientes del establecimiento se encontraba Lorenz con tres oficiales más.

- ¿Es esto … algo posible? … … y ¿dicen que Vicent trató de ocultarlo? - preguntó con gran incredulidad y temor el asistente de la alcaldesa.

- Sí, señor … el jefe del DIS lo ordenó para no levantar conmoción y que les informaría hoy mismo. - respondió uno de los oficiales.

«¡¿Qué informe?! … Tuvo que habérnoslo dicho de inmediato.» pensó Lorenz.

- Aunque no entendimos el porqué de la orden de eliminar el video y la copia de seguridad, pudimos tener otra copia grabada por la AI. - comentó otro oficial.

- Ya veo. - respondió Lorenz monótonamente, mientras pensaba «¿Borrar el original y la copia? … sabía que no era de fiar.»

Mientras que habían estado conversando aquellos hombres, el monitor frente a ellos mostraba nuevamente la repetición de aquel tan hablado video.

Se mostraba como, en la morgue del hospital donde residían los tres cadáveres encontrados, estaban reposando sobre camas corredizas siendo tapados por sabanas ligeras, pues parecían haber sido los dos primeros cuerpos inspeccionados. 

Sin embargo, el tercer cuerpo que pertenecía al varón, se comenzó a temblar. Repentinamente se levantó quedándose sentado por unos segundos. La imagen mostraba la apariencia de un joven, quizá de 16 años, quien sin esperar más salió huyendo del lugar.

La forma de su caminata era extraña, pues cogía al caminar. Pasado unos segundos, se vio como se retiró por la entrada que dejaron semiabierta y ya no se le vio más, posteriormente habían ingresado dos técnicos quienes se quedaron confusos al no encontrar el cadáver.

Otras cámaras mostraron las siguientes grabaciones de como se vio a aquel cuerpo caminar y salir de la morgue hasta llegar al exterior. Era de noche, el hospital estaba considerablemente vacío y nadie se había topado con aquel ser.

No, más bien era que ese cadáver supo cómo evitar a los demás en su escape.

El ultimo avistamiento fue en como de una de las puertas traseras se le vio salir hasta perderse entre las avenidas a lo lejos.

En una sala de recepción en el tercer piso del establecimiento, se encontraba la alcaldesa con el grupo de jóvenes que había encontrado a aquel tipo encapuchado; la historia en sí no era lo importante, sino lo que aquel hombre había dejado atrás.

- Entonces, ¿los atacó con un bisturí? - pregunto Victoria incrédula.

- Sí … era extraño del todo … ni siquiera caminaba bien … además, ¿de dónde sacaría un bisturí? ¿acaso venia del hospital? - respondió una de los jóvenes.

- Luego, dicen que … ¿Notó que venían personas y salió huyendo?

- Si, corrió hacia una especie de callejón bastante estrecho, pensamos que no quería ser notado y decidió escapar, pero luego de que lo perseguimos, de la nada, no había nadie en ese lugar. - respondió uno de los jóvenes.

La aptitud de Lois era bastante escéptica a lo que contaban aquel grupo, pero dejó eso a un lado y preguntó por lo que habían hallado.

 El tercer joven del grupo quien era pelirrojo sacó de un bolsillo interior de su chaqueta un pequeño libro, bastante simple, pero su cubierta era de tapa dura como si desearan que aquel objeto sea resistente.

Al abrir aquel libro, que no tenía ningún título ni algún nombre que lo identificara, Victoria vio lo que justamente describían los chicos. 

Solo era un conjunto de nombres al azar y algunos mapas trazados o mejor dicho garabateados, pero lo interesante era que esos mapas mostraban ciudades de la región, donde Luesia era una de ellas. 

Por el color que portaba la cubierta lo llamaron Pbook, por sus siglas en ingles Purple Book (Libro Morado), ya que no sabían realmente a quien le pertenecía.

- Cuando vimos que ya no estaba, pensamos que se había escondido en los pequeños desmontes y basurales que estaban alrededor; pero no había nada … luego, después de que comenzamos a revisar las paredes, Renzo vio que en una escalera curva salida a la calle que conectaba al segundo y tercer piso de una casa estaba por caerse algo … lo divertido fue que no dijo nada hasta que eso le cayó en la cabeza a Hanzo … fue entonces que encontramos este libro. - comentó la joven del grupo. 

- Y me dolió … pero no me pasó nada, gracias por preguntar. - agregó cómicamente el joven a quien se refirieron como Hanzo.

La situación cada vez más se complicaba para Victoria, pero fue aún mayor el dilema cuando repentinamente Lorenz apareció apresurado con un par de oficiales detrás suyo. Aquellos jóvenes se refirieron al él con el título de 'jefe' a excepción de Hanzo.

Lorenz contó todo lo que había sucedido en la oficina de videocámaras.

La preocupación en el rostro de la alcaldesa era evidente, en todos estos meses que se había desatado los secuestros aún no tenía pistas claras de qué o quiénes eran los verdaderos responsables.

A lo lejos se vio la entrada de un joven de cabello negro y un saco largo oscuro quien en su hombro derecho estaba una insignia que decía Valdelomar.

Al acercarse hasta donde estaba aquel grupo con la alcaldesa, habló - Parece que necesitas ayuda, Lorenz.

- Eric … 

La alcaldesa y los demás notaron de donde era aquel joven de ropas oscuras al ver aquella insignia en su hombro. 

- ¿Qué haces aquí? - preguntó Lorenz.

- Bueno, vengo a dar mis agradecimientos sobre el hecho de que no se impuso ninguna sentencia a la representante del grupo Valdelomar.

Nadie entendía las acciones del chico, pues habló con un tono como si estuviera indiferente a aquel asunto mientras que lentamente sacaba una carta de uno de los bolsillos internos de su saco.

- De la misma forma que sus hombres lo hicieron, por favor, acepte esta invitación a tomar el té esta noche en la residencia Valdelomar. - dijo Eric en un tono desafiante.

 Victoria quedó desconcertada, pero como muchos ojos estaban sobre ese grupo y con el fin de ya no llamar más la atención, lo aceptó rápidamente. Siendo así, el joven llamado Eric se retiró.

- ¿Cómo sabía que estaba aquí? - preguntó entre murmurios Victoria.

Uno de los jóvenes miró disimuladamente hacia otro lado, haciéndose de la vista gorda.

Mientras llegaba la noche, en una prisión, se encontraba Aren a la espera, según la sentencia, del día de mañana para su ejecución. No obstante, la silueta de Aren no había cambiado en lo absoluto, increíblemente su aptitud serena persistía.

La prisión en donde estaba no era del todo higiénica, pero si portaba lo necesario. El pabellón en donde estaba recluido parecía no tener muchos 'huéspedes' lo cual permitía que el joven pudiera reflexionar tranquilamente.

«… Solo han pasado tres días … y … »

Sí, solo tres días desde que llegó a Luesia y ya le había sucedido de todo, pero más interesante era el hecho de que no parecía preocupado por lo que sucedería mañana, sino que el pensamiento del lugar donde había encontrado a los tres cadáveres persistía en su mente.

«Ese chico … ¿Por qué fingía estar muerto?»

Inesperadamente, Aren lo sabía desde el inicio.

Por un instante la mirada del joven se dirigió a la puerta de su celda como si hubiese sentido que alguien se acercaba; tal vez un oficial o un nuevo preso, pero nadie estaba en el pasillo.

Haciendo lo único que podía en ese día, Aren seguía meditando hasta que quedó dormido.

No obstante, por el lado de Alicia, quien se podía ver como su silueta había decaído enormemente y como la locura inundaba su mente, pues en sus delirios había llegado a pensar que Aren realmente había asesinado a esas tres personas como si deseara echarle la culpa de todo.

Aquella mujer seguía condenándose de varias cosas, sobre todo el hecho de haber realizado una mala decisión, el haber venido a Luesia y esto sucedía mientras que otras reas se burlaban de ella durante su estancia.

Y así siguió hasta que el sueño se apoderara de ella.

Llegada la noche, dentro de las instalaciones del grupo Valdelomar, en una sala estaban sentados frente a frente dos grupos liderados por dos señoritas, el ambiente era tenso.

- La aparición del ese tipo desconocido y sobre la grabación que trató de ocultarte uno de tus hombres … veo que la suerte no está de tu lado. - comentó Lois con cinismo.

- Qué forma de hablar y eso que ayer no decías nada, ¿no es así, srta. Valdelomar? - respondió Victoria a la provocación de Lois.

La joven Valdelomar sonrió y dijo - Sé que el gobierno regional te está presionando para que resuelvas este caso al igual que el pueblo… ¿quería saber si aún tienes ese valor de lo que tanto se habla?

Justamente, como si diera fe de esas palabras, Victoria habló con valentía - Cada uno tiene sus problemas … además recuerde que usted no está del toda segura … ya que es la próxima en la lista.

Lois sonrió.

- Bien, dejemos la charla sin sentido y vayamos al punto … deseo demostrar la inocencia de Alicia y la mía … por tanto, el grupo Valdelomar dará soporte a la fuerza policial para encontrar a los verdaderos criminales. - declaró con firmeza.

- ¿Inocencia? ¿No deberías demostrar eso ante un jurado? - respondió Victoria sarcásticamente.

- Bien sabe que esos jurados están comprados … no me sirve de nada pelear en territorio enemigo; no obstante, si me da la oportunidad, le daré resultados que su propia gente no ha hecho. - respondió Lois convincentemente.

- ¿En serio? ¿Y qué me garantiza eso? 

- Usted debe saber … lo que encontró el equipo de oficiales en los almacenes de la empresa Wilbur, el hecho de que fuimos participes aquel día … Le diré que nosotros mismos mandamos un equipo de búsqueda aquel día y hallamos esto. - explicó Lois mientras que uno de sus guardaespaldas colocaba en la mesa de estar, que estaba entre ellos, un especie de papel doblado en varias partes que al desdoblarlo se podía ver la aparición de un mapa gigante de la ciudad de Luesia el cual estaba trazado cuidadosamente algunos lugares.

En total eran tres lugares marcados, además de que mencionaban ciertos números como si fuesen horas y al costado otros más que eran los siguientes: 51, 29 y 37, pero lo más importante era que detrás de aquel mapa estaban escritos dos nombres: Maribel Figueroa P. y Ester Valentina Ulloa Z. 

Debajo de los nombres había una fecha: 26/01/96 y otro escrito 'Le Front'.

Como si el ánimo de Lois se tornara triste, ella comentó - Ese fue el único día en que mis hombres notaron y siguieron a tres personas que habían venido a nuestra tienda y tuvieron contacto con dos empleados míos anteriormente … esas personas fueron vistas junto con esos dos trabajadores en el último día que estuvieron con vida. 

La alcaldesa comenzaba a entender algunas cosas, pero trató de no interrumpir a la joven.

- Aquel día, mis hombres, al seguir a esas personas, llegaron hasta los almacenes Wilbur donde vieron entre la noche como esas personas se encontraron con otro grupo; sin embargo, se dieron cuenta y, de la nada, comenzaron a dispar a mi gente … obviamente mi grupo estaba armado y respondieron al fuego, después de una media hora pudieron atrapar a uno de esas tres personas … pero esta se arrebató y escapó dejando caer lo que tenía en sus manos; aunque trató de recogerlo, las balas lo impidieron. Afortunadamente nadie de mi gente murió, pero si hubo heridos … como podrá ver … este mapa fue lo que obtuvimos ese día. - testificó Lois.

La alcaldesa pudo ordenar sus pensamientos y observó nuevamente el mapa. Ciertamente más que aquel par que fueron arrestados, era el grupo Valdelomar quien realmente tuvo contacto con aquellos tipos y, por ende, la mayor sospechosa, pero, por las dudas que ya circulaban en la mente de Victoria, ella dudó de todo lo contado.

- Si estuviera dispuesta a aceptar tu propuesta, ¿A quién enviarías? - preguntó con cuidado la alcaldesa.

- A mis dos mejores hombres, Yoshida Hayato y Thomas Davies.

Victoria suspiró y recordó las palabras que le había dicho su asistente Lorenz antes de venir. 

- No creo que sea mala idea confiar en el grupo Valdelomar … lo digo por experiencia.

Apoyándose simplemente en el comentario de su asistente para calmar sus sospechas, Victoria aceptó.

«Espero no haber decidido mal otra vez.»