—Entonces, ¿quién crees que ganará? —preguntó la princesa Anastasia al adorable enano a su lado.
—Por más que me guste Gran Hermano, mi apoyo es para mi hermana en esta ocasión —respondió Colette—. Además, tengo mucha curiosidad por ver quién ganará entre los dos.
—¿Acaso no es ya obvio? —la princesa Anastasia arqueó una ceja—. El señor Lux ha luchado contra Clasificados. ¿Cómo podría perder ante un simple Iniciado?
Colette no respondió y solo sonrió con picardía.
Mientras que era verdad que su Gran Hermano era muy fuerte y podía luchar contra muchos de bajos rangos a la vez, su hermana tampoco era alguien a quien subestimar.
Como maestra de gremio de un Gremio de Rango de Oro, Aina tenía que tener la fuerza para ser reconocida como tal por los miembros de su gremio. Durante mucho tiempo, no tuvo la oportunidad de luchar al máximo, a pesar de que siempre estaba en la primera línea de batalla.