El gimnasio estaba sumido en un silencio tenso y ansioso, todas las miradas fijas en la figura de Klaus.
La luz intensa destacaba los contornos de los obstáculos del circuito de arquería y, enfrentándolo todo, el joven arquero tomó una respiración profunda, sintiendo cómo su corazón se aceleraba mientras sus pasos lo llevaban hacia la entrada de la cabina del desafío. Sus oscuros y penetrantes ojos escanearon rápidamente la escena ante él, recordando cada detalle que había visto antes gracias a su aguda visión. Klaus ya había observado cuidadosamente a los concursantes anteriores, acumulando información que ahora usaría a su favor.
Al entrar en la cabina, una sensación de enfoque absoluto lo envolvió. El mundo exterior desapareció y Klaus se sumergió en su propia burbuja de concentración.
Su ligero arco descansaba en sus grandes manos, trayendo una familiar sensación de confianza.