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Aunque Kaizen había logrado anular a uno de los jugadores por el momento, todavía estaba rodeado por otros nueve. Sin embargo, no les daría el placer de morir tan fácilmente a Taznaar y compañía.
El Líder del Gremio de los Leones del Desierto era el jugador más peligroso entre todos en la sala del trono, y también estaba muy cerca del Psíquico, quien sabía que aún no tenía tiempo para equipar una espada, no importaba qué tan rápido pudiera manipular la interfaz. Además, Kaizen ahora tenía que ser mucho más cuidadoso con las habilidades de fuego de Taznaar que cuando lo combatió hace dos días, ya que ahora no llevaba su armadura del Lagarto Azul del Desierto, la cual le protegía muy bien contra el fuego.
Para empeorar las cosas, parecía que Taznaar podía leer las preocupaciones que había en la mente del Psíquico, porque un segundo después de que Kaizen lo pensara, Taznaar echó atrás su brazo izquierdo y hizo aparecer una bola de fuego.