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Al escuchar los gritos y las risas de la gente a su alrededor, Taznaar estaba con los ojos muy abiertos y la boca abierta, completamente atónito. No podía creer que hubiera sido humillado de esa manera.
—¿Cómo... cómo fue más rápido que yo? ¿Cómo logró esquivar mi espada? —La cabeza de Taznaar era un completo desastre. No podía distinguir si estaba en una pesadilla o si todo esto era realmente real.
Su visión estaba borrosa, como las ventanas durante el invierno, y todo parecía lejano, incluso los sonidos. Un zumbido incesante atormentaba su oído y su respiración era trabajosa. Aún así, Taznaar se levantó, arrastrando su mano por la arena y ensuciándose las uñas por primera vez en su vida. Estaba de rodillas, ahora escuchando claramente las risas de todos a su alrededor.
