De pie junto a la entrada de la sala, Valyr no pudo evitar detenerse en seco y mirar fijamente lo que tenía ante él, con la boca ligeramente abierta por la pura admiración que sentía.
En el centro de la sala casi vacía frente a él había una mujer que parecía tener solo unos años más que él, exudando gran gracia y habilidad mientras manejaba la lanza de color azur que sostenía. Realizando todos los movimientos básicos de la lanza, transitando suavemente a través de cada movimiento con gran velocidad, Valyr se dio cuenta instantáneamente de que esta mujer frente a él era quien pondría a prueba su destreza con la lanza.