—¿Cómo es eso posible? —murmuró Asher, la sorpresa coloreando sus facciones.
La idea de que Rebeca sobreviviera una búsqueda que se había llevado la vida de su madre... era suficiente para alborotar una tormenta de sospechas en su mente.
Los labios de Rowena se tensaron en una línea rígida, su mirada se endureció, —Rebeca afirmó que escapó de la muerte por poco —admitió a regañadientes, su voz tan fría como el suelo de piedra bajo ellos—. Dijo que mi madre se sacrificó para mantener a los demás a salvo, aunque nadie más logró sobrevivir.
Una alerta roja se levantó inmediatamente en su mente. La historia no cuadraba; chocaba con todo lo que había llegado a saber sobre la madre de Rowena.
—Me resulta difícil de creer —murmuró Asher, pasando su mano por su cabello en consternación—. Tu madre tenía un dragón a su lado. Era una de las más fuertes. ¿Y daría su vida por alguien como Rebeca, a quien ni siquiera le tenía simpatía? Eso no suena como la mujer que describiste.