A medida que Sabina continuaba trabajando en su poción, Asher sonreía con suficiencia, confiado en su habilidad para crear algo que seguramente la sorprendería.
Reuniendo los ingredientes necesarios, permitió que una maliciosa sonrisa se extendiera por su rostro.
Canalizando su magia oscura, las manos de Asher comenzaron a emitir un siniestro resplandor verde oscuro.
Las sombras en la habitación parecían bailar y girar a su alrededor, reaccionando a su poder mágico.
Vertió una pequeña cantidad de Esencia de Lunaflores en su caldero, seguido de unas gotas de lágrimas de un vulpinari. Al combinar estos ingredientes, la mezcla dentro del caldero comenzó a emitir una suave y atractiva luz.
Luego, agregó una generosa pizca de Polvo de Pétalo de Terciopelo, removiendo la poción con una vara de obsidiana negra.
La loción adquirió una textura lujosa y aterciopelada, sin dejar dudas de que sería un deleite al tacto.