Evan sostenía la cabeza del enorme simio de tres metros de altura en el aire, haciendo que se debatiera como un niño que quería escapar del agarre de un adulto.
—Deberías haber huido cuando te di la oportunidad...
El simio escuchó la voz fría de Evan que estaba rebosante de intención asesina, y...
¡Estruendo!
El espacio a su alrededor comenzó a temblar y la gravedad en esa zona aumentó cientos de veces.
—Ahora solo puedes culparte a ti mismo por ser un mono estúpido.
¡Rugido!
El simio de rango tres, que tenía dificultades para mover su cuerpo debido a la intención asesina que Evan estaba liberando, rugió de dolor al sentir una fuerza gravitatoria muy poderosa tratando de aplastar su cabeza, queriendo convertirla en un panqueque.