—El monstruo que custodiaba el tesoro ya es historia, entonces, ¿contra quién están peleando ahora estos... —Evan murmuró con una voz desconcertada y miró a lo lejos, solo para ver a cuatro personas luchando.
Entre las cuatro personas, dos tenían cuerpos pequeños pero musculosos. Ambos medían cerca de un metro de altura, tenían el cabello castaño largo y despeinado, barbas enmarañadas y narices gordas.
—Enanos... —Evan murmuró con voz baja mientras observaba a los dos individuos cortos de estatura luchando contra dos monstruos de tres metros de altura que se parecían a los Tigres Dientes de Sable.
—No, no son monstruos... —Evan de repente se dio cuenta de algo y entrecerró los ojos—. Son bestias luchando en sus verdaderas formas.