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Dentro de la Sala de Evolución del núcleo de la Torre de la Ascensión, aterradoras olas de energía barrían en todas direcciones.
Pequeñas gotas de agua, llenas de una fuerza vital majestuosa, caían como lluvia en el pequeño área de la formación y Elisia observaba a Evan inconsciente con ojos llenos de asombro.
Ba-dum! Ba-dum!
El corazón de Evan, que estaba cubierto por el contorno de la Runa del Origen, latía como un tambor de guerra y con cada latido, liberaba una fuerza aterradora dentro de su cuerpo que continuaba incrementando su aura.
Al caer las gotas de Lluvia de Vida en el rostro de Evan, sus párpados temblaron y lentamente los abrió. Habían pasado veinticuatro horas desde que bebió la Poción Nocturna y finalmente, sus efectos comenzaron a desvanecerse.
Una mirada de confusión cruzó los ojos de Evan cuando los abrió, pero pronto recordó su situación y se sentó rápidamente.