Los supervivientes de Tristán comenzaron a dirigirse hacia la capital del reino la mañana siguiente, escoltados por veinte soldados reales. Los soldados reales encargados de escoltar a los supervivientes a la capital se comportaban con la máxima seriedad y profesionalismo. Su comportamiento reflejaba la gravedad de la situación y la importancia de su deber.
Los soldados mantenían un estado constante de alerta, escaneando su entorno en busca de cualquier señal de peligro o amenazas potenciales. Eran muy conscientes de los riesgos y mantenían una postura vigilante para asegurar la seguridad de los supervivientes bajo su cuidado.
Sus acciones se caracterizaban por un enfoque disciplinado, adhiriendo a protocolos y siguiendo órdenes con precisión. Se movían en una formación cohesionada y coordinaban sus movimientos e interacciones, demostrando su riguroso entrenamiento y compromiso con sus roles.
—Realmente parecen otra cosa —dijo Rain.