Esa misma mañana, Sakura volvía a tener sueños en los que Alex la manoseaba frente a su novio. No sabía por qué, pero estos sueños sucedían al menos una vez por la noche, y por más que lo intentaba, no podía librarse de ellos.
Si fuera completamente honesta consigo misma, no podía sacarse a Alex de la cabeza, especialmente después de lo que había sucedido ese día en el cobertizo de almacenamiento del gimnasio. Incluso ahora, mientras soñaba que Alex se imponía sobre ella, no podía evitar correrse. Un acto que la hacía despertar y darse cuenta de que, una vez más, había empapado sus sábanas.
Esto se estaba convirtiendo en una ocurrencia diaria. Así que, tras meter la mano en sus bragas, Sakura confirmó una vez más que había mojado la cama. La chica se abrazó las rodillas al pecho, sin saber qué hacer con estos sueños húmedos que tenía sobre Alex.