Al escuchar la voz en su cabeza, Raze sintió como si hubiera sido despertado a la fuerza, casi sacado de un trance. Su cuerpo se alertó inmediatamente a los sonidos y al espacio a su alrededor. No le tomó mucho tiempo fijar la vista y ver lo que había en su habitación.
Su figura era de forma humana, apoyada justo en la esquina de la pared, vestida completamente de negro. Era difícil ver exactamente cómo era la ropa debido a que no había luz, aparte de la poca que entraba a la habitación a través de la ventana estilo buzonera.
—Un intruso, ¿cómo logró entrar? ¿Y sin hacer un ruido que me despertara? —Raze pensó.
De cualquier manera, estaba claro que un intruso no era una buena noticia. Nadie vendría en medio de la noche para desear buena suerte y un feliz viaje. Lo que era extraño, sin embargo, era la mano del hombre flotando a su lado, sus dedos temblando mientras se acercaba lentamente.