—¿De dónde sacó el puñal? —Íleo estaba furioso y conmocionado—. El pomo del puñal estaba incrustado con piedras preciosas. ¿Cómo logró ocultarlo durante tanto tiempo?
Íleo gruñó ferozmente... —Apártate de ahí —dijo con los dientes apretados—. ¡Si no me hago responsable de lo que te haga!
—¡Apártate tú de aquí! —Ella gritó—. Ni siquiera pienses en acercarte a ella. —Balanceó el puñal en su dirección y la hoja brilló.
Todos se acercaron hacia ella. Giró en círculo mostrando su puñal a todos. —Este es mi puñal. Estoy entrenada para proteger a mi señora. ¡Si la tocan siquiera, los mataré a todos! —Dijo con voz gutural mientras balanceaba el puñal en el aire repetidamente.
—¿Entrenada para protegerla? —murmuró Íleo—. ¿Cómo es que nunca te vi así en Vilinski? —Sus labios se curvaron hacia atrás mostrando sus afilados colmillos que se habían alargado un poco. Un rugido se formaba en su pecho, que se estaba convirtiendo lentamente en un gruñido feroz.