Íleo curvó sus dedos bajo su barbilla y le levantó la cabeza para mirarla. —Estoy de acuerdo. Pero Nyles tenía mucha gente con quien hablar, y tú —tú solo la tenías a ella.
Los ojos de Anastasia se movían inquietos entre los de él. Un pesado suspiro se escapó de ella. Esa era la verdad. Dependía excesivamente de Nyles para todo, especialmente después de que Iskra muriera. Ella era sus ojos y oídos en lo que a Vilinski se refería.
—Así que eso me lleva de vuelta a mi duda. ¿Por qué me atacó si yo no hacía más que intentar salvarte? —Anastasia quería decir que probablemente Nyles estaba actuando como su guardiana, pero se quedó en silencio. Después de todo, fue Íleo quien la ayudó a escapar y no le había hecho daño. En este momento estaba confundida. No podía entender quién demonios la había envenenado. Heck, en este punto hasta Darla parecía una candidata convincente. —Realmente no entiendo... —suspiró—. Ahora tenía demasiado sueño.