Aunque Anne siempre había estado con Hazel, era más como una protectora que una familia. Era estricta con Hazel y siempre fruncía el ceño y la regañaba por sus errores. Aunque ambas habían pasado toda una vida juntas, incluso Anne nunca había atendido sus heridas personalmente. Si se hacía un rasguño o una lesión después de caer del árbol o mientras corría en el jardín, Anne simplemente la regañaba y luego le daba el ungüento que ella se aplicaba sola.
¡Pero él...! Se sentía como si una suave brisa tocara su piel y acariciara sus mejillas.
Aunque fuera su ilusión que él se preocupaba por ella, ¡en ese momento no le importaba!
Miraba su rostro como si quisiera grabar su preocupación en su corazón para siempre cuando él de repente levantó la cabeza y la miró fijamente a ella.
Su rostro suave de inmediato se transformó en un ceño fruncido que la estremeció y su sueño finalmente se rompió.