Cuando Julie empujó la perilla de la puerta para abrirla, vio al consejero, que estaba sentado detrás del escritorio. La mirada del Sr. Evans cayó sobre ella y le regaló una sonrisa radiante.
—Pase, Srta. Winters.
—¿Quería verme, Sr. Evans? —preguntó Julie, sus palabras cuidadosas ya que Conner no había mencionado lo que el consejero quería de ella.
La sonrisa del Sr. Evans estaba entre relajada y escalofriante, y había algo muy inquietante en ella. —Así es. Pensé en tener una pequeña charla contigo, por favor cierra la puerta y toma asiento —el Sr. Evans señaló con la mano las sillas que estaban frente a él.
—Ah, aún no he terminado mis clases —le informó él, lo cual era cierto, aunque también quería escapar de ese lugar. Hubiera sido de mala educación no presentarse aquí y asistir a sus clases cuando él había enviado a su amigo para decirle que viniera a visitarlo.