—El vampiro, cuyo rostro había sido magullado, quería chismear sobre lo que Román le había hecho —dijo ella—. Pero revelar la verdad frente a todos de que Román le había robado su presa, especialmente cuando a los estudiantes vampiros les estaba permitido clavar sus colmillos libremente durante la noche de Hallow, no solo lo enviaría a la oficina de la directora sino que también acabaría con una estaca en su corazón.
—Porque dejar que los humanos supieran sobre la existencia de los vampiros no estaba permitido.
—La señorita Piper sacudió su cabeza y dijo:
—Con tu rostro magullado en ese grado dudo que sanará a tiempo. Dalton y Jackson, cambien de lugares. Necesito a alguien cuyo rostro no esté hinchado.