—Hermana mayor —Rosalind frunció el ceño. Pensó que Jeames estaría aquí, pero por alguna razón, el hombre no estaba por ningún lado—. No entiendo.
—¡Estabas tomando té conmigo antes de que me desmayara! ¡Debes haber añadido algo a mi té!
—Yo...
—¡La Joven Señorita accedió a verte por la bondad de su corazón! ¿Cómo pudiste? —Lellana siseó mientras señalaba a Rosalind.
—Pero yo... —Los ojos de Rosalind se abrieron de par en par. Parecía que habían desplazado completamente la culpa hacia ella. Qué conveniente. Sin el Duque, todos habrían pensado que fue ella quien organizó la reunión.
—¿Es esto cierto? —preguntó Victoria—. ¿Hiciste algo para dañar a tu hermana?
—Madre, yo...
—Señora, estoy diciendo la verdad. Fue la Joven Señorita Rosalind quien insistió en ver a la Joven Señorita.