—¿Necesitas que te lleve a la Universidad? —preguntó Sebastián, y Elliana levantó la vista antes de asentir con la cabeza.
Nadie mencionó lo que pasó anoche. Sin embargo, era obvio que todos estaban pensando en eso de una forma u otra.
El usual brillo de inocencia que había en los ojos de Elliana faltaba hoy y había sido reemplazado con atisbos de miedo.
La constante sonrisa en su rostro no se veía por ningún lado. A Sebastián no le gustaba ni un segundo de ello. Solo habían pasado un par de días, pero ya se estaba acostumbrando a sus sonrisas. Casi parecía ilegal verla sin una sonrisa.
Incluso la Señorita Zoya estaba preocupada por la princesa. Sus gritos de anoche la horrorizaron, y se preguntaba qué clase de sueño había tenido la princesa que la había dejado tan traumatizada.
Lucas estaba en la esquina, observando todo con un suspiro.