—¿Así que no seguiste mi consejo de mantenerte alejado de ella? —preguntó Alcinder esta vez a Daniel, y Elliana los miraba alternativamente, confundida.
¿Su consejo de mantenerse alejado? ¿Estaba Alcinder enfadado porque su amigo estaba interactuando con ella?
—Necesitaba la ayuda del señor Daniel, y él...
—¿Te he preguntado? —La voz de Alcinder era fría, y Elliana hizo una pausa por un segundo antes de entrecerrar los ojos y mirarlo directamente a los ojos.
—No, pero debería explicar porque él está en esta posición por mi culpa —dijo Elliana, con voz cortante y segura, y Alcinder la siguió mirando antes de dar un paso adelante nuevamente.
—¿No crees que estás poniendo a prueba tus límites por alguien que ni siquiera sabe quién soy? —preguntó él, y ella sonrió.
—No sé quién eres. Y tampoco me interesa saberlo. Solo estaba explicando la situación, lo cual seguramente no requería que te enfadaras tanto, señor Alcinder —dijo Elliana, y Alcinder la siguió mirando antes de suspirar.