Y el estaba corriendo entre la lluvia y los truenos, el lodo en sus pies descalzos, algunas piedras que dolia pisar, pero sobre todo, se sentía libre, el había recordado como correr.
El anteriormente solo pensó que debería irse por la ventana y se dió cuenta que podía y lo hizo.
El no sabe lo que le depara ahí fuera, pero tampoco le importa, el se maneja por sensaciones.
El sonríe mientras corre en el lodo, el siente libertad por primera vez en toda su plenitud.
-Auch...-
Y el se tropezó de cara al lodo.
No veo nada.
¿Que es esto?
Tiene lodo en su cara, no puede ver.
Se siente mal, no puedo ver.
-AAAAAA-
Y el se desespero.
Afortunadamente el continúa flujo de la lluvia le fue quitando el lodo progresivamente hasta que logro ver.
Esto está mucho mejor.
Esto es hermoso.
Y el fue hipnotizado por la hermosa luna.
Mientras la lluvia cae, el fuerte viento sopla, la luz de la luna se refleja sobre el lodo y las hojas de los arboles, Gudmund sentado en el lugar donde anteriormente se cayó, el está explorando los conceptos básicos que recuerda.
¿Que hago ahora?
¿Dónde estoy?
-No importa, estare aquí un rato mas.-
Mientras el mira la luna algo se atraviesa sobre su vista. Algo que la tapo totalmente.
¿Que fue eso?
El está confundido, afortunadamente el dragón siguio su camino, era un dragón negro, los contornos de su cuerpo sueltan una luz violeta fuerte en contraste a esa lu sus ojos eran verdes, el no logró verlos, solo se vio como una luz en movimiento, una fuerza continua, un dragón.
-Eso fue hermoso.-
Y el se levantó, decidido a actuar siguió corriendo, a un destino indefinido, está vez empezó a ezforzarce en ver en su camino y no tropezarce.
Luego de horas corriendo Gudmund llega a un gran árbol, muy diferente a todos los demás que el vio en el camino.
El árbol era hermoso, una enorme copa y un gran tronco, la copa del árbol era de alrededor de 50 mt y el diámetro del tronco de unos 5 mt con raíces que sobresalían de el lodo como si fuera un suelo.
Supongo que aquí estará bien para descansar.
Mientras la tormenta y la lluvia sigue al fin llega el amanecer, un dorado amanecer.
Gudmund, con sus pies desnudos ensangrentados por las piedras y ramas que se clavo en el continuo lodo llegó a un suelo firme. La madera de las raíces.
-Supongo que dormir en la cima del tronco estará mejor.-
Gudmund, sigue siguiendo sus impulsos y comienza a tratar de trepar el árbol, fallando estrepitosamente.
Pasan horas.
La sangre manchando el árbol, las manos llenas de artillas, el sol del medio día tapado por las nubes y la lluvia continúa, y Gudmund no se da por vencido.
Con una mirada ferviente trata de escalarlo pero solo sube unos centímetros por su pésimo físico.
Siguiendo sus instintos casa tanto toma el agua de las pequeñas depresiones entre la raíz del árbol con su lengua, como un perro.
Luego de más horas su estómago gruñe ante el hambre.
El va por el bosque vecino, pero no encuentra animales, solo aves que están fuera de su alcance.
Luego de buscar comida hasta el amanecer, el no encontró nada más que hongos y pequeñas cosas comestible, pero el no sabe que eso se consideraría comida y lo dejo en dónde los encontró.
Su estómago gruñe y el también, ante su fuerte hambre, el vuelve a la gran raíz del árbol para dormir hasta el amanecer.
Y la bestia salvaje comenzó a dormir, sus pies ensangrentados y con piedras incrustadas, sus manos llenas de astillas y un gran hambre.
***
-Oye.-