Parte 4
Agustín no podía apartar la vista del niño que tenía delante. Eran casi idénticos, aunque era fácil distinguir al niño azul por su tono de piel y sus ojos brillantes de color blanco. Además, parecía que no necesitaba usar ropa.
—Eres... yo —dijo Agustín, con los ojos bien abiertos.
—No exactamente... —El niño azul inclinó ligeramente la cabeza—. Tomé esta apariencia porque pensé que sería más cómodo para ti. No soy más que un pensamiento, una idea, pero el jefe dice que soy un "sentimiento viviente".
—¿Qué tipo de sentimiento?
—Soy la "bondad" y fui esa "otra parte de ti" que te hizo materializar este lugar. Y no tienes que preocuparte por la infección del pensamiento, tu cuerpo no está físicamente aquí.
—No sé qué es eso…
La bondad extendió lentamente su dedo índice hasta la frente de Agustín:
—Es toda esa tristeza y soledad que sientes justo aquí —bajó lentamente su dedo hasta su corazón—. Y también aquí. Así que no tienes que preocuparte de convertirte en un viejo amargado.
—¿Y tú? ¿Qué pasa contigo?
—El jefe lleva esa carga por mí... ¿Tienes alguna otra pregunta?
—Mmm... no por ahora…—Ahora que has despejado las dudas del niño, nosotros también queremos respuestas —dijeron las voces.
—Está bien, responderé siempre y cuando sepa la respuesta o sea lo que mi jefe me permite decir.
—Se supone que solo los que portan los collares del caos pueden oírnos. ¿Cómo es posible que tú también puedas?
La bondad se volvió para mirar el vacío eterno:
—El universo a veces hace algunas "excepciones" para que las cosas se acomoden como deben ser... en otros casos, como el mío, al surgir del "caos" tengo cierta afinidad con ustedes.
—Esa es información valiosa... última pregunta... ¿Quién es ese "jefe" tuyo y dónde está ahora?
—Lamentablemente para ustedes, no puedo revelar quién es ni dónde está, solo puedo decir que está "ajustando" algunos detalles... ya saben, cosas de un creador…
—¿Creador? —murmuró Agustín, casi en un susurro.
—Si eso es todo lo que tienen para preguntar, me voy.
Sin esperar respuesta, la bondad se desvaneció en una neblina azul, dejando a Agustín completamente solo con las voces en su cabeza.
—Olvidé preguntarle por qué me trajo aquí... —dijo Agustín.—Lamentablemente, nosotros también... este lugar es muy diferente. Normalmente, cuando materializas un ambiente, el ambiente es el que va a tu mente, pero en este caso, tu mente vino a este lugar.
—No entendí nada.
—Es obvio... No hay más tiempo que perder…
Cuando las voces terminaron de hablar, Agustín recibió un fuerte golpe por la espalda, que lo hizo caer al suelo, o al menos eso parecía, ya que su cara simplemente se estrelló contra la nada.
—¡¿Ah, qué?! —Agustín se levantó rápidamente y se volvió solo para ver una sombra— ¡Podrías haber avisado!
—Debes estar siempre alerta —dijeron las voces—. Nunca estás en un lugar seguro.
Agustín sacudió un poco la cabeza. «Bien... si así quieres jugar», dijo, haciendo brillar su collar. Pero de detrás de la entidad frente a él surgieron dos sombras más. Con tres enemigos frente a él, no pudo evitar tragar saliva.
Las tres sombras se lanzaron sobre él, lanzando golpes fuertes y poderosos. Pero Agustín cayó al suelo tras recibir el primer puñetazo en su cara, y las sombras aprovecharon para tomar ventaja.
Las voces preguntaron por qué no se defendía, pero el niño estaba demasiado ocupado aguantando los golpes y no podía responder, solo se oían pequeños gemidos de dolor. Esto era demasiado para él. Si apenas podía con una sombra, enfrentar a tres directamente no era la mejor estrategia.
Pero sabía que debía luchar, de lo contrario podría morir. Así que, con un gran esfuerzo, una onda expansiva salió directamente de su collar, apartando a todos los enemigos. Al levantarse, se limpió la sangre de su cara y permaneció inmóvil, luchando para no colapsar.
Las sombras se lanzaron hacia él desde tres ángulos diferentes. Agustín lanzó un puñetazo hacia la sombra que lo alcanzó primero, enviándola volando a una distancia considerable. Las dos sombras restantes se abalanzaron sobre el niño sin vacilar. Una logró conectar un golpe, pero la otra recibió un golpe en el estómago y cayó al suelo. Agustín empujó a la sombra restante en el pecho para alejarla.
Agustín aplastó la cabeza de la sombra que estaba en el suelo, haciendo que todo su cuerpo se evaporara en una niebla violeta y desapareciera en la nada.
Aprovechando su distracción, una sombra se lanzó sobre él y comenzó a golpear su cara mientras ambos caían al suelo. Pero sin perder más tiempo, lanzó un golpe que atravesó el lugar donde se suponía que estaría el corazón de la sombra, pero no había nada, solo una densa oscuridad que lentamente se desvanecía al igual que el resto de su cuerpo.
Con algo de dificultad, logró levantarse y observar a la última sombra. «Debo derrotar a esa sombra de un solo golpe», se dijo a sí mismo, apretando su puño.
La entidad corrió directo hacia el niño, y él levantó su brazo preparando su ataque. Cuando la sombra estuvo lo suficientemente cerca, saltó hacia Agustín, esquivando fácilmente su ataque y casi al instante recibió un cabezazo directo en la frente. «Son más inteligentes de lo que parecen», dijo mientras observaba cómo la sombra en el suelo se evaporaba hasta no dejar rastro.
Agustín se acomodó un poco antes de sentarse.
—Pensé que sería más difícil... pero lo único que hacen es lanzarse hacia el oponente y golpear a lo tonto.
—¿Solo por eso te dejaste golpear? —preguntaron las voces.
—Tampoco se anticipan a un ataque a menos que sea obvio.
—¿Nos estás ignorando?
—Ah, no... eso pasó porque soy tonto.
Después de reírse de sí mismo, volvió a quejarse del dolor en todo su cuerpo.
—¿No podrían haber sido más amables?
—Estamos siendo amables. Se supone que deben pelear contra ejércitos enteros e incluso hay enemigos más fuertes.
—¿Más fuertes?
—¿Qué esperabas? ¿Que fuera un paseo? Si no te vuelves lo suficientemente fuerte, muchas vidas se perderán cuando el rey despierte.
—¿El "rey" dices? Las voces permanecieron en silencio por unos segundos hasta que respondieron de manera vaga:
—Tendremos que dejar esta conversación para después.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Porque parece que el "jefe" de la "bondad" está aquí.
Agustín se volteó nervioso hacía mi, el supuesto jefe y lo primero que vio fue a un hombre completamente cubierto por una túnica negra, solo se podía ver mi nariz y boca con una piel extremadamente pálida.
—¿Decepcionado? —Mi voz parece sorprenderlos, tal vez sea porque no tiene nada de especial más allá de ser la voz típica de un adulto.
—No es eso... es solo que esperaba algo más... ¿majestuoso? —Agustín levantó los hombros, inclinando la cabeza ligeramente.
Pero tan pronto como dijo eso, una fuerte jaqueca azotó su cabeza, seguida por una advertencia de las voces:
—Más respeto... Su poder es inconmensurable. ¿Acaso no puedes sentirlo?
—No te angusties por ello... —dije—. No soy tan... egocéntrico.
—La bondad mencionó que eres un "creador", y te llamó "jefe" —respondió Agustín.
—Pueden llamarme "Artífice". Y aunque me gustaría decirles quién soy... aún no es el momento para que Agustín lo sepa.
—Entonces solo tengo una pregunta.
—Te diré solo lo que necesitas saber…
—¿Por qué la bondad me trajo aquí?
—Ah, eso... fui yo quien le pidió que te trajera a este lugar…
—¿Por qué?
—Solo quería observarte de cerca... es la cuarta vez que doy inicio a tu existencia... sin mencionar que has pasado por muchas correcciones, pero finalmente estás aquí... "Agustín 01".
—Ahora sí que estoy confundido…
—Lo entenderás cuando sea el momento... ahora debes seguir tu camino…
Agustín sintió algo extraño en su cuerpo, al mirar hacia abajo, su cuerpo lentamente se desvanecía en la nada.
—Recuerda que debes salvar al mundo... espero con ansias verte luchar contra las temibles sombras... y no pierdas la esperanza cuando te veas envuelto en las tinieblas.
Su cuerpo desapareció por completo. Al abrir los ojos, se levantó rápidamente y retrocedió varios pasos, confundido. Recordó que estaba en el techo de su casa cuando comenzó a caer, se quejó de sí mismo antes de que su cabeza impactara contra el suelo.
—¿Estás bien? —preguntaron las voces.
—Por supuesto que estoy bien —respondió Agustín con sarcasmo mientras un hilo de sangre manchaba la tierra del patio— ¡He caído desde un maldito tercer piso!
—Bueno, si no fuera por el collar, estarías muerto.
Al levantarse, solo se retorció de dolor por un momento antes de saltar de nuevo al techo.
—Tengo que ser más fuerte para salvar a mi madre —dijo mientras observaba la puesta de sol y tocaba su collar—. Y después de eso... salvaré el mundo.
Luego se preparó para bajar del techo.
—¿Subiste solo para decir eso? —preguntaron las voces.
—... Sí