María guía a las gemelas por los pasillos del castillo hacia una habitación para invitados.
Mientras caminan, les dice a las gemelas: "No hace falta que hagáis la cama, ya que solo tenéis 3 años y no vais a poder cambiar las sábanas, cuando lleguemos a la habitación, os enseño cómo podéis hacerlo."
Al llegar a una puerta, María se detiene, se dirige a las gemelas con una sonrisa y dice: "esta es la habitación que vamos a limpiar hoy".
María abre la puerta con cuidado y, al entrar, una nube de polvo se levanta en el aire. Tose ligeramente y agita la mano frente a su cara para dispersar el polvo flotante. "Parece que no han limpiado esta habitación en un mes,"
comenta, mostrando sorpresa y desaprobación.
Las gemelas observan con curiosidad, esperando aprender cómo enfrentarse a la tarea que tienen por delante,mientras María entra en la habitación.
Lo primero que hace después de entrar en la habitación es dirigirse hacia las cortinas. Con un movimiento rápido, las abre y luego procede a abrir los pestillos de las ventanas, atrayendolas hacia dentro para que se abran de par en par.
El aire fresco del exterior comienza a fluir dentro de la estancia, llevándose consigo el olor a cerrado y el polvo acumulado. "Siempre es mejor trabajar con buena ventilación," les explica a las gemelas, que la miran atentamente, absorbiendo cada lección.
María se gira hacia las gemelas y les indica: "Lo primero que vamos a hacer es mirar el techo para ver si hay telarañas." Juntas levantan la vista y examinan cada rincón del techo. "Como podéis ver, ahora no hay telarañas, pero si las hubiera, lo que tenéis que hacer es coger uno de los trapos de lino, lo ponéis en la escoba y lo limpiáis." María hace una pausa y las mira, considerando su estatura. "Pero como no vais a llegar, lo que podéis hacer es subiros a las camas para poder quitar las telarañas."
María se acerca a una de las camas y comienza a demostrar el proceso. "Después de asegurarnos de que el techo está libre de telarañas, lo siguiente es quitar la ropa de cama." Con movimientos metódicos, retira las fundas de las almohadas, deslizándolas con cuidado para no levantar más polvo. "Hacedlo con suavidad," les aconseja.
Luego, agarra la esquina de la sábana y la va doblando sobre sí misma, revelando el edredón debajo. "En algunas habitaciones encontraréis mantas en lugar de edredones. Aquí, como veis, ambas camas tienen edredones." Con destreza, saca el edredón y lo dobla en tercios, dejando la tela en orden.
"Ahora, vais a coger todo esto," dice señalando las sábanas, fundas y edredones que ha retirado, "y lo vais a dejar a la derecha de la puerta de la habitación." Las gemelas observan y siguen sus instrucciones, retirando la ropa de cama de la segunda cama y apilándola cuidadosamente en el lugar indicado por María. "Esto es para que no estorbe mientras limpiamos y para llevarlo luego a la lavandería," explica María mientras supervisa el trabajo de las gemelas.
"Ahora que hemos acabado con las camas, vamos al armario," indica María, guiando a las gemelas hacia el mueble de madera que ocupa una parte de la pared. Abre las puertas del armario para revelar la ropa colgada y los estantes llenos. "Lo que tenemos que hacer es coger toda la ropa que haya dentro para poder limpiar el armario por dentro."
Con cuidado, María comienza a retirar las prendas, una por una, y las coloca sobre la cama que ya han deshecho. "Hacedlo con cuidado para no arrugar la ropa," les aconseja a las gemelas, que la imitan con atención.
Una vez vacío el armario, María toma un trapo de algodón, lo sumerge en un cubo con agua limpia y lo escurre hasta que esté húmedo, pero no goteando. "Con este trapo vamos a limpiar todo el armario, ya sea por dentro o por fuera." Pasa el trapo por las baldas, mostrando cómo se debe hacer movimientos circulares para recoger el polvo.
"Si no llegáis para limpiar la parte de arriba," continúa, "podéis quitar las tablas de madera, limpiarlas aquí abajo y luego volver a colocarlas en su sitio." Las gemelas asienten y comienzan a seguir sus instrucciones, quitando las tablas para limpiarlas con el trapo húmedo. María supervisa el proceso, asegurándose de que cada rincón del armario quede limpio y libre de polvo.
"Ahora que hemos limpiado con el trapo húmedo," dice María, dejando a un lado el paño ya utilizado, "cogemos el otro trapo de algodón seco y lo pasamos por el armario para que quede seco." Con gestos firmes y seguros, muestra a las gemelas cómo secar las superficies interiores del armario, pasando el trapo seco por cada estante y rincón hasta que no queda humedad.
Una vez que el armario está seco, María asiente con satisfacción. "Bien, ahora volvemos a poner la ropa en su sitio." Juntas, con cuidado y orden restauran el orden inicial del armario.
"Vamos a dejar las puertas del armario abiertas para que entre aire," instruye María al finalizar. "Es importante que el armario se ventile bien para evitar que se forme moho o que la ropa coja olor a cerrado." Las gemelas observan cómo María se asegura de que las puertas queden bien abiertas, permitiendo que el aire fresco del exterior siga circulando por la habitación.
"Ahora vamos a limpiar las mesitas de noche," anuncia María, dirigiéndose hacia una de ellas. "Primero, vamos a quitar las velas de encima." Con cuidado, levanta las velas y las coloca en un lugar seguro, lejos de donde van a limpiar.
Después, se agacha y comienza a sacar los cajones de la mesita. "Vamos a proceder igual que con el armario," explica mientras muestra a las gemelas cómo retirar los cajones. "Sacamos las cosas, si es que hay, de los cajones para limpiarlos."
Una vez vacíos, toma el paño de algodón húmedo y limpia meticulosamente el interior de cada cajón, así como los huecos de la mesita de donde los han retirado. "Aseguraos de llegar a todos los rincones," les aconseja, pasando el paño por las esquinas y los bordes.
Cuando los cajones y el interior de la mesita están limpios, María toma el trapo seco y repasa todas las superficies para eliminar cualquier resto de humedad. "Y ahora, volvemos a colocar los cajones en su sitio," dice mientras los desliza de nuevo en las mesitas.
Finalmente, coloca las velas en su lugar original sobre las mesitas de noche. "Y así es como se limpian las mesitas de noche," concluye María con una sonrisa, mientras las gemelas asienten, habiendo aprendido un nuevo aspecto de la limpieza de la habitación.