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Chapter 18 - Capítulo 16 – Herida apaciguada

Recuperé el conocimiento con Gran Demonio, inconsciente, sobre mí.

Oí el sonido de una cámara fotografiando y alguien jadeando cerca.

—¿¡Por qué hacen algo tan inmoral aquí!? —preguntó nerviosa una chica de voz tenue.

Como si hubiera sido cortado por la mitad, grité de dolor, con las manos busqué mi torso. Intenté calmarme aguantando la tortura y separé a Gran Demonio. Apenas sentía la parte inferior de mi cuerpo, hasta que lo fui recuperando.

…¿¡Por qué tengo que pasar por esto a cada rato!?

—¡Eh! ¿¡Qué le sucede!? —preguntó curiosa otra chica.

—¡No lo sé, no vi que le sucediera nada! —respondió inquietada y asustada; miró a los lados buscando al culpable.

Observé a mi cercanía, era de noche en un descampado con una peculiar flora.

Había farolas de raíces: en lo más alto, en horizontal en forma de estrella, ocupaban unas esferas de cristal que emitían chispas verdosas que iluminaban.

Enormes raíces en arco sobresalían de la tierra decorando el camino.

Parada sola en el camino estaba la joven de diecinueve años, por decir un número; su cabello cielo llegaba hasta la mandíbula y se empinaba con un color nube; sus cejas eran grisáceas; los ojos naranjas y su pupila, neblinosa, azulada.

Vestía con prendas de gimnasia transpirables, de un conjunto negro que revelaban su blanca piel.

Sudada, sujetaba su móvil cian con ambas manos como una degenerada.

La miré desconfiado y ocultó el móvil en la espalda, mostró la mano derecha en señal de inocencia.

—¡No soy nadie sospechosa! —excusaba nerviosa.

Poniendo en duda sus palabras, Gran Demonio despertó.

—Agh. ¿Qué ha sucedido? Siento que he soñado algo absurdo… —Sacó un móvil negro con toques rojos y lo miró—. ¡Qué tarde es! ¡Ah, colegui! ¿También estabas aquí? ¡Ya he terminado mi jornada; me voy que mañana madrugo!

—¡No espe-! —A cuatro patas alcé mi mano hacia él, pero antes de que pudiera hablar, se marchó siendo devorado por su sombra sin prestarme atención—. De todas formas, no tengo a donde volver…

Estaba en un césped de flores con pétalos de agua líquida, miré al suelo sin saber qué hacer.

—¡Oye, joven! ¿No tienes adónde regresar? —preguntó la otra más madura; alcé la vista para buscarla, pero no había nadie aparte de la chica con apariencia de acosadora.

—¿Quién me habla? Creo que a estas alturas sería normal que esté loco… —Reí como si hubiera perdido la cordura.

—Explícaselo antes de que pierda la cabeza…

La chica, agotada, señaló al suelo y con la otra mano se apoyó en su rodilla para recuperar aliento.

—Eh… Hem… Mi sombra tiene vida.

La miré en silencio, retrocedió nerviosa de mi mirada fulminante. Me levanté, me acerqué y le di un toque en el hombro:

—No digas nada más… Olvidé que los demás también pueden perder la cabeza; no te preocupes, no se lo contaré a nadie. 

—¿Eh?

—¡Oye, oye! ¡No soy el producto de tu trastorno mental! —aclaró la sombra acompañado de una especie de insulto.

—Pensemos que no eres producto de mi imaginación y contestaré a tu pregunta. ¡No, no tengo adónde volver! ¿Feliz? —Le di la espalda y me acosté en el suelo sin nada mejor que hacer.

—¡Oye! ¿¡Qué forma de hablar es esa!? ¿¡Tus padres no te enseñaron modales ante una dama!?

—¿Dama? No fastidies… Por ser mujer te creerás superior a los demás, todas sois iguales, a la hora de la verdad son palabrerías —respondí con desprecio recordando mi pasado y lo que hizo Nugu. 

Despreciaba a cualquiera que no amase de corazón.

—¡Iba a ser amable contigo, pero no te lo mereces! ¡Vámonos, Etza!

—Pero…

—¿¡Aun escuchando lo que dijo vas a defenderlo!? ¡Dejémoslo! —La chica se me quedó mirando un rato—. ¡Regresemos, no vale la pena quedarse aquí sin hacer nada! —replicó. 

La chica, preocupada, asintió dudosa y se marchó.

Reinó el silencio y las farolas se hicieron eco; podía quedarme ahí para siempre sin perecer. Por experiencia, dudaba que alguien me buscase, no le importaba ni me importaba nadie.

Hacía viento y frío; me senté aferrándome a mis piernas y, con esfuerzo, dormí.

Como si de un efecto de disolución se tratara, la luna apareció frente a mí.

Aun cuando mi sueño no se trataba de estar solo ni rodeado de personas, nadie podía cumplirlo.

No importaba el talento o la belleza que tuvieran, aun si perdían a sus seres queridos, incluso conscientes de la muerte, nadie le daba la importancia que era necesaria a su pareja.

No encontraba sentido a los que sobreponían sus ideales del amor sobre el mío, no me dejaba influenciar por las experiencias amorosas fraudulentas. 

Siempre aprendía de los errores de los demás para mejorar, hasta el punto de ser el único que de verdad quería amar de corazón y quedarme solo por ser un incomprendido, pareciendo un idiota siendo el único que decía que quería una pareja seria y que todos me ignorasen.

En vez de hacer un sin fin de amigos, para mí era más preciado alguien que amase sin importar el tiempo o la distancia.

—«Las personas cambian, por lo que siempre se les puede perdonar». No fastidies…

Cuanto viviera y buscase, a nadie le interesaba lo que buscaba.

—«Hay todo tipo de amores, por lo que cualquiera es válido» —solían decir los humanos—. ¿Empezar una relación y romper tras un tiempo, eso es amar? ¿Ignorar, mentir o engañar a tu pareja es amor? ¿Que tu pareja beba veneno y no se preocupe por él, es amor? El amor humano es patético. 

Desde pequeño, cuando le daba importancia a la vida y a los demás, nadie me devolvía un mínimo de esa preocupación.

¿Por qué razón debería perdonarlos? Nadie cambiaba. Aun si lo hacían, era a un ritmo demasiado lento, repetían los mismos errores que los demás y nunca progresaban.

No me consideraba ni humano.

La luna se agrietó más, como si algo de dentro quisiera escapar.

…Detesto a todos.

Daba igual lo grande que fuera la existencia o las innumerables entidades que rebosaban.

Si de verdad pudieran cambiar, sería fantástico; pero, sin importar las veces que lo hicieran, nadie conseguía tanto progreso como para cumplir mi sueño.

Aun si cambiaban, sus pasados nunca lo harían. Si bien podían, lo hacían cuando el puñal atravesó la herida; podían mejorar, pero nunca volver al pasado para arreglar errores.

Ser la excepción me convertía en el extraño.

Amar a una persona durante el resto de tu vida era cien veces más satisfactorio. Pero las personas, sin pensarlo, buscaban pareja por placer carnal, monetario o visual; rompían y se arrepentían, pero repetían la misma estupidez una y otra vez.

Salir con una infinidad de personas y romper, ¿los hacía felices? Me negaba a llevarme bien con alguien así.

Incluso si soplaba a los cuatro vientos que deseaba un amor perpetuo, sin excepción todos quitaban la mirada de mí. ¿Qué significaba? Y no porque fuera feo, porque no veía a otro humano buscando una pareja como yo lo hacía. 

…Los odio a todos.

La luna crujía, mis brazos pesaban como vigas y comenzaron a descomponerse al punto de separarse de mis extremidades.

Alguien interrumpió mi sueño, me abrazó por la espalda y me sobresalté. Se trataba de Mugon, con cariño lo hizo cada vez con más fuerza.

Estaba oscuro, habría pasado un par de horas.

—¿Por qué estás aquí? —Desde esa posición, sacó la libreta y escribió delante de mí—. Lo siento, no veo nada. —Se quedó quieta unos segundos y señaló su celular—. ¿Que mire el móvil?

En un acto de afirmar, volvió a abrazarme.

Lo saqué de mi bolsillo y le eché un vistazo. Tenía seis llamadas perdidas y un montón de mensajes provenientes de la misma:

«(Ayer a las 9:13 PM) Nugu me ha contado lo sucedido, he escuchado detalladamente todo, dice que se quiere disculpar y que ha sido bastante inmadura. ʕ→ᴥ←ʔ

(Ayer a las 10:02 PM) Ha sido un malentendido de su parte. Hoy era su cumpleaños y tanto Chiouri como Gena vinieron a felicitarla. Cuando le hablaste de esa forma, Nugu se enfadó al saber que vino expresamente a felicitarla. ʕノ•ᴥ•ʔノ ︵ ┻━┻

(Ayer a las 10:03 PM) Ha sido una equivocación, por favor, vuelve.(iДi)

(Ayer a las 11:20 PM) ¿Estás bien? ¿Dónde te encuentras? ʕoᴥoʔ-?

(Ayer a las 11:34 PM) Si necesitas ayuda dímelo, iré enseguida.

(Hoy a las 12:04 AM) Ya es más de media noche, por favor, ten cuidado. (;Д;)

(Hoy a las 12:04 AM) ¡Si no me respondes en media hora, saldré a buscarte!

(Hoy a las 1:27 AM) Te he estado buscando, pero nadie sabe dónde estás. Hablaré con la diosa para que me ayude… lo siento, estoy demasiado preocupada. (இ﹏இ`。)»

Eran varios de los mensajes; en su avatar aparecía junto a otra mujer abrazando alegres a Nugu avergonzada entremedio. La mujer tenía el pelo ceniciento y corto con una trenza en su lateral que caía por delante con un diminuto bumerang; sus ojos eran rojizos con toques amarillentos y alas de ángel en su espalda.

Nugu me llamó 1 vez y envió 2 mensajes simples y concisos que fueron enviados mucho antes:

«(Ayer a las 8:19 PM) Lo siento… Ha sido mi culpa…

(Ayer a las 8:23 PM) Vuelve a casa, te explicaré lo que pasó…»

Aparte de esos, nadie me envió nada.

—¿Por qué te preocupas por mí? Si no puedo morir…

Me soltó, pegó su espalda contra la mía y me mandó mensajes.

«(Hoy a las 2:14 AM) Aunque no puedas, no te abandonaría a tu suerte… (>_<)»

Era la única que se preocupaba por mí.

—¿…Tú podrías amarme eternamente, Mugon?

Era una pregunta simple y concisa, pero a la vez melancólica.

¿Cuántas veces la formularía a un sinfín de personas? ¿Cuántas veces se excusaban con tonterías de que estaba equivocado o se ponían a decir que no tenía ni idea del amor? ¿Cuántas veces tardaban en responder o desaparecer de mi vista tras realizarla? Todos dudaban como si nunca se lo hubieran planteado.

Sólo de realizarla, me dolió el pecho.

No pasó más de cinco segundos y respondió:

«¡Por supuesto! (/▽\*)。o○♡»

—Eso lo dices porque estás enamorada, ¿cierto? ¿Qué harás cuando lo dejes de estar?… —reformulé; una vez más respondió al mismo compás.

«Te seguiría amando de la misma forma (⁄ ⁄•⁄ω⁄•⁄ ⁄)»

Me sentía vacío, no me provocaba emoción. ¿Qué tan cierto eran las palabras de la humana?

Solían mentir, ignorar y engañar, hacían estupideces que arriesgaban sus vidas. Quería confiar, pero ¿cómo podía comprobarlo? Sin excepción me defraudaban.

Agotado, me giré, cerré los ojos y la abracé intentando cambiar algo. Mugon no pudo evitar las reacciones fisiológicas y su corazón palpitaba.

Sentí una sensación cómoda, rara pero certera, como si me entrelazase a su alma. La solté y me alejé; como la última vez, quedé agotado y mis rodillas flaquearon.

Se acercó preocupada, preguntando si me encontraba bien; yo reflexioné.

Empecé a sospechar la causa, nunca lo experimenté hasta que me convertí en dios. Aún no lo dominaba, por lo que se escapaba de mis manos y comprensión.

Abracé a Gran Demonio, A y Nugu; pero con ninguno lo sentí. Por culpa de que fueran niñas y un hombre, mis dudas no se dispersaron, tenía que probarlo con otra mujer para confirmar mi sospecha.

Estaba seguro de que un humano se hubiera aprovechado de ella sin comprobar su compatibilidad. Sabía que ni se preocupaban de ello, el típico amor a primera vista humano que acaba mal.

—Lo siento, ya estoy bien.

Cuando me propuse mi siguiente meta, se alegró sin siquiera revelarlo.

«Volvamos. (´。• ω •。`)»

—No tengo adónde volver…

«¿No regresarás con Nugu? \(º □ º l|l)/»

—…

«No te preocupes, ya no está enfadada»

El problema no residía ahí: era yo. ¿Podría perdonarla?

Tenía en cuenta que fue su error, pero ¿cómo lo cometió después de vivir cientos de años? ¿Cómo iba a saber de su cumpleaños si no soy adivino? ¿Por qué se enfadó por algo tan trivial? ¿La debería considerar una niña y perdonarla?

…Puedo escuchar lo que tenga que decir y luego decidir…

—Sí…, lo siento…

Negó con sus manos de lado a lado:

«Volvamos juntos (´。• ω •。`)»

—¿Dónde está la salida? ¿Cómo se puede saber?

«Si pulsas tres veces seguidas el botón de encender el móvil, te aparecerá un mapa del lugar y dónde se encuentran, tu posición y una flechita que te indica la más cercana ヽ(*・ω・)ノ»

—Es cierto. Gracias por enseñarme.

La salida estaba a unos pocos metros, fuimos hasta él y nos paramos. El TIS estaba marcado por un arco de raíces junto a una niebla grisácea.

Mugon, inquieta, esperaba a algo.

—¿No lo vas a conectar?

Alzó las manos hacia mí y las sacudía para que me apresurara, enseguida pillé la indirecta.

…Con lo fácil y rápido que sería que lo activaras tú… 

Fue tan adorable que se lo dejé pasar, además de que se molestó en buscarme.

—Sólo por esta vez. —Aparté la mirada nervioso al pensar que podía ser la persona que anhelaba.

Le abracé la espalda y ella mi cuello.

Seguíamos ahí, con mi cabeza apoyada en su regazo; no pude concentrarme y caí mareado por ese extraño poder.

«Lo siento… Ha sido mi culpa, sólo pensaba en mí y en crear buenos recuerdos… (。T ω T。)»

—Ha sido la mía, sabía que pasaría y me arriesgué. —En un silencio de un par de minutos, añadí—: Lo siento.

«¿Por qué? ヽ(´ー` )┌»

—Desde que soy dios, te he causado problemas. No tengo tanta energía como el resto y mi forma de pensar puede causarte problemas… Incluso antes de que vinieras, me desquicié con alguien que paseaba por aquí; aunque sólo le dije la verdad…

Me interrumpió acercando y pegando a gran velocidad su frente contra la mía, pero lo suavizó en el último segundo. Quedé impactado y sin habla imaginando lo que me hubiera dolido.

El sonido ambiental se detuvo, más bien era yo concentrándome en ella, y unas palabras surgieron:

—Está… bien…

Apenas se oyó, pero lo escuché al estar tan cerca; su voz era dulce y patosa, sin duda tenía fobia. Temblando, derramó una lágrima sobre mi cara. Empecé a pensar que mi cara era un imán para las lágrimas.

«¿Lo escuchaste? Lo he conseguido ヾ(*'▽'*)». Levantó la cabeza y sonrió.

Le devolví la sonrisa y satisfecho aparté la mirada:

—Ya habías hecho suficiente… ¿Volvemos?

Temblando, asintió en lágrimas.

Ya estábamos por el camino que conducía a casa de Nugu.

Con naturalidad, agarró mi izquierda y con la otra me enviaba mensajes; aparentaba estar tranquila para no preocuparme, se lo permití hasta llegar.

«¿Qué te ha pasado en la mano?»

—Estaba cansado…

«Ahora te lo trataré (´。• ω •。`)». Asentí silencioso. «¿Quién era la persona que te encontraste? Si quieres mañana me disculpo de tu parte (( _ _ ))»

Ya estábamos a unos metros de la entrada, subiendo el porche.

—Era una chica rara…, tenía el pelo azulado gradiente a blanco. Me sacó una foto dormido y deliró con que alguien vivía en su sombra; aunque discutí con ella, pareciera que me había vuelto loco. Su sombra la llamó Exia o Etzia, algo por el estilo…

Se sobresaltó y envió un mensaje tras otro:

«(Hoy a las 2:43) ¿¡Etza!?

(Hoy a las 2:43) ¡Soy su fan! ¡Es una idol entre los dioses!

(Hoy a las 2:44) ¡Está en el puesto tres del ranking! ¡Aparte de regular y predecir el tiempo en las noticias, también compone sus propias canciones y coreografías en solitario!

(Hoy a las 2:44) ¿¡Qué le dijiste!? ¿¡No te disculpaste!?

(Hoy a las 2:44) ¡¡Ah!! ¿¡Por qué no fui a buscarte antes!?

(Hoy a las 2:44) ¡Le pude haber pedido un autógrafo! ¿¡Te dijo algo!?»

A mí me daba igual quién era a unos extremos que incluso perdía el interés.

—No mucho… No creo que me tenga que retractar por nada, y sólo discutí con su sombra…

Estaba a punto de abrir la puerta y me envió otro mensaje.

«(Hoy a las 2:45) Entremos con mi poder para no despertar. Antes, iré al baño, necesito una ducha rápida: estoy algo sudada (/ω\)»

Aunque dudaba de que se despertara a la distancia en la que se encontraba su cuarto.

—También debería, estuve tumbado en la tierra… ¿Nos duchamos juntos? Así tardaremos menos en ir a dormir —bromeé riendo.

Sus dedos se congelaron, escribió sonrojada temblándole las manos.

«No es mala idea. Me sentiría mal haberte arrastrado y no dejarte descansar lo antes posible (>﹏<)»

—No lo decía en serio…

«¿Qué sucede?, ¿no tienes valor a entrar con una chica? (─‿‿─)♡», provocó.

Gracias a su poder llenamos la bañera en silencio, por la habitación recorría vapor.

Estaba quitándose su última prenda. Yo miraba la pared; avergonzada, dijo que no la viera.

…Conque «valor», eh.

Una toalla en mi cintura era lo único que aferraba.

Con dulzura tocó mi espalda como aviso y me giré a verla. Aun teniendo la toalla desde su pecho hasta la entrepierna, las proporciones de su cuerpo la hacían erótica, dejando revelar una pequeña abertura en su busto.

Nada más verla eché la mirada hacia otro lado; se percató y esbozó ruborizada una sonrisa picarona.

Con la toalla, nos duchamos para quitarnos la suciedad antes de entrar a la bañera. Al hacerlo, me tumbé en la parte izquierda, Mugon hizo lo mismo en el lado contrario a un ritmo lento, sujetando con cuidado la toalla.

El agua estaba a una temperatura agradable y suspiré cansado, relajándome; ella estaba usando su celular en la bañera.

—¿No se estropea en el agua?

«No hay problema, son 100% seguros (´ ω `♡)», tecleó y me lo mostró.

—Son prácticos… —Suspiré de nuevo agotado. 

Relajé mi cuerpo de a poco, sentí que me dormiría; con naturalidad me fui apoderando más de la bañera, hasta que, accidentalmente, sin malas intenciones, toqué con el pie la puerta al paraíso de Mugon.

La tomé desprevenida, por instinto, agarró sobresaltada mi pie y su cara se tornó como un tomate. Como si apenas hubiera despertado, también me sobresalté e intenté alejar mi pie en el momento que me di cuenta, pero apenas lo podía liberar de su mano.

—L-Lo siento, no fue a propósito, la bañera es pequeña, y no estoy acostumbrado a entrar con otra persona…

Lo soltó, me dio la espalda y, con un empujón de piernas contra su pared, se sentó sobre mi regazo.

«De esta forma no te tienes que preocupar en estirarte», tecleó al instante girando avergonzada su cara a escasos centímetros de mí.

…¿¡De qué no me tengo que preocupar!? ¡Nuestros miembros más importantes son rozados por una fina capa de toallas mojadas!

Agachó la cabeza muerta de vergüenza, percatándose de la dura palanca que chocaba contra su muro. 

Aun si lo hacía para provocarme, mantenía firme mis instintos carnívoros. Mientras no hiciéramos nada extraño, no habría problema, quise pensar.

Algo me molestaba. ¿Se bañaría con otro hombre? ¿Con cualquier otro haría lo mismo?

Quise confiar en su palabra… Ya que estaba cerca, quería practicar que tan bien podía poner a raya ese extraño poder.

—¿Puedo abrazarte? Quiero practicar un poco…

Afirmó con la cabeza sin darse la vuelta.

Era verdad que quería practicar; pero, por otro lado, quería hacerlo para sentirme aliviado.

Lo hice con gentileza, y cerré los ojos para concentrarme. 

En el exterior se oía unos grillos y el agua se movía en silencio. Era una situación pacífica y reconfortante, tanto que me invadía una sensación de tristeza por ser incapaz de detener el tiempo.

Por alguna razón, ella estaba demasiado calmada pese a la situación.