Christian abrió los ojos y se encontró en el medio de una nada absoluta, no podía ni siquiera escuchar sus pensamientos, ni cualquier otro sonido que viniera de ningún lado.
Empezó a exasperarse y a palidecer buscando que de su boca saliera algo, alguna palabra, pero todo fue en vano.
Casi rindiéndose, empezó a sentir un movimiento en el ambiente, y a su vez un hilo de voz se escuchó casi como si naciera de la misma penumbra.
Apareció como una voz entrecortada en la lejanía de un mundo sumido en la oscuridad, con la luz palpitante siendo emitida de aquel sonido. El sonido se fue esclareciendo y aumentando conforme se acercaba más y más a la luz.
Se vislumbraron dos siluetas paradas frente a frente, más solo el rostro del primero era visible, y en él se encontró con la cara de su propio hermano, Tadeus, que le hablaba a una figura irreconocible para él, con la respiración algo agitada y excitada al mismo tiempo.
Cuando pudo acercarse mejor, miro desde arriba y empezó a escuchar claramente de la voz de su hermano:
"¿Como han avanzado con la persona de la que hablamos la otra vez?" dirigiéndose a la sombra.
"Con las pruebas que nos diste no va a ser suficiente para tu plan" contesto la sombra, haciendo un gesto con sus manos despectivo hacia él, "pero en el caso de lo que queríamos, se ha completado la primera fase de irrupción en el monumento. Es solo cuestión de tiempo antes de que el traidor caiga por sí solo."
"Eso es lo que no entienden" alzó la voz su hermano, "no todo va a ir como uno lo planea, por eso les pedí hacer primero lo otro."
Tadeus agitó su mano en el aire, y lo bajo con fuerza hacía la "mejilla" de la sombra, propinándole un sonoro golpe que retumbo como eco en aquel mundo oscuro.
"No volveré a aceptar otro fallo como el de esa vez" volvió a hablar Tadeus, "tráiganme a aquel hombre en las próximas horas, de lo contrario no prometo que tu gente pueda seguir teniendo aquella vida que ostentan por ahora."
"Estoy seguro de que mi gente no miente con respecto a lo que vio" replicó la sombra, "por lo que repito, tienes que darme algo de tiempo para poder ejecutarse el plan..."
"Tiempo es lo que no tenemos..." volvió a conjeturar el hermano de Christian, interrumpiendo a la sombra, pero en aquel momento se sintió extrañado y empezó a mirar a todos lados hasta levantar la vista hacia arriba y frunció el ceño, "y parece que se nos agotó, alguien nos está observando."
Después de aquel letárgico sueño, Christian se sobresaltó de la cama empapado en sudor, y acude rápidamente a escribir lo que había soñado en un papiro, para que no olvidará aquello como siempre le pasaba.
"Que raro" se dijo para sí mismo, "hasta ahora mis sueños habían sido sobre Giselle, o algo más común entre comillas".
Esto sucedió después del juramento el día anterior, en el que el rey Xarles había elegido a una persona de cada uno de los distritos de la isla durante una selección que había durado un año entero. Aquel día los había llevado a palacio y los hizo entrar uno por uno a una sala, en el que se rumoreaba el rey estaría dando fin a su mandato milenario, y estaría confiriendo sus dotes elementales a los mejores jóvenes de cada uno de los pueblos leales a él. Cuando le tocó su turno, vio al rey desgastado, seguramente por lo que había escuchado en el rumor, y cuando se sentó en uno de los muebles de la sala, se sintió repentinamente somnoliento y cayó rendido, viendo con las últimas de sus fuerzas como una sombra salía de detrás del rey y acercaba sus manos heladas hacia él. Entonces lo llevaron a sus aposentos donde iba a residir a partir de ahora por las órdenes del rey, y en aquel momento fue donde despertó.
Habiendo terminado de escribir, empezó a recordar aquel día, como si hubiera sido ayer (ironía) y como es que se encontraba en ese momento en su cama cómodamente.
Pero algo aún mayor era el por qué su hermano parecía estar conspirando algo en contra de alguien, y eso era la peor.
Su hermano era alguien que veías y pensabas que era la persona más confiable del mundo. Aquella persona que había luchado solo para criarlo desde que se quedaron huérfanos a corta edad, y había sido su figura paternal para un niño indefenso como él.
Corrió hacia la casa de su hermano, que se había mudado al distrito de LUX al casarse recientemente, y que quedaba cerca de las casas imperiales en la capital del reino.
Llegó a la puerta de aquella vivienda de dos pisos, sin pintar aún y con el aroma a recién construida, y cuando intento tocar, la puerta lentamente se abrió, dando un chirrido irritante y constante hasta que terminó de abrirse.
"¿Tadeus? ¿Briana?" preguntó antes de entrar, acongojado y un poco temeroso como era bien conocido que era Mathias.
No escuchó respuesta alguna, por lo que decidió entrar.
Grande fue su sorpresa, cuando ya entrando en la sala de estar, vio el cuerpo sin vida de Briana, la esposa de Tadeus.
Se acercó al cuerpo sin vida, y vio que estaba con marcas oscuras y putrefactas a la altura del abdomen, con líneas saliendo de un agujero en el centro de todo.
Sin comprender la situación, sus temores de aquel sueño vinieron a él, y la aterradora cara que nunca había visto en su hermano empezó a gestarse en su mente, dándole arcadas en ese mismo lugar, vomitando lo que no había comido, haciéndole daño a su estómago.
Reincorporándose, vio un rastro nauseabundo en el ambiente, que se dirigía hacia el patio trasero de la casa, y movido por el impulso de saber que había ocurrido, fue hacia allá.
Entro y descubrió que no iba hacia el patio trasero, sino que en la pared justo antes de llegar, se empezaba a descascarar pedazos de tela que adornaban la madera, y por lo que terminó de arrancarlos, y se descubrió una puerta secreta.
Abrió la puerta y se vislumbró unas escaleras que daban a un sótano. Empezó a recorrerlas y se dio cuenta que la profundidad era tal que no se veía un final.
Después de un tiempo, llegó a lo que parecía una excavación hecha a mano, que tenía varios recovecos hacia todas las direcciones, perdiéndose en la inmensidad de la penumbra que acechaba. Recorrió una ruta al azar y al cabo de un tiempo se topó con una pared hecha de ladrillos que le parecía familiar.
Al lado de ella había una escalera que daba hacia arriba, pero se sentía el ambiente muy pesado, como si el aire alrededor presionara contra su pecho y le impidiera moverse libremente.
A pesar de aquella sensación, siguió aquellas escaleras y salió por uno de los pasillos del castillo del reino, por lo que llegó rápidamente a su conclusión, que, aunque lo había intentado apartar de su mente, seguía volviendo como lo más lógico que podría pasar y también basándose en ese sueño extraño que acaba de tener.
Salió completamente del agujero y se dio con la sorpresa de que no se encontraba ningún guardia real por ningún lado, aumentando aún más lo que estaba pensando.
"Tadeus no se atrevería a hacer algo así..." seguía pensando Mathias para sí, aunque todo indicaba lo contrario.
Quería seguir creyendo en su hermano, en aquel que siempre tenía una sonrisa cuando las cosas parecían difíciles, y siempre daba la cara por los inocentes y débiles.
De pronto una idea se le cruzó por la mente, y temiendo lo peor, corrió hacia la sala donde había estado la tarde anterior... Y donde finalmente sus ojos vieron lo que pudo haber sido una total masacre en el castillo, desde los caballeros reales, hasta los sirvientes y criados, un mar de sangre se arremolinaba en el centro elevándose como una pila de cadáveres.
Cuando se acercó para pasar a la siguiente sala, que era su objetivo, se dio cuenta que todos tenían la misma herida a la altura del abdomen, y que la sangre que salía de los cadáveres se volvía poco a poco más oscura hasta tornarse de un color guinda oscuro.
Evadiendo la mirada siguió más allá, hacia la sala donde fue llevado para aquel ritual, y encontró una escena que no podía creer.
Su hermano yacía muerto en el suelo, pero no exactamente muerto, sino que parecía un cascarón abierto, como si algo hubiera emergido de aquel cuerpo, y lo usaba como armadura, crisálida o algo así. Más allá se encontraban varios demonios de distintos tamaños, ninguno pasando del rango medio, que estaban rodeando a cuatro personas que se encontraban en el medio de todo.
Entre ellas se encontraba el reciente coronado joven del clan, no pueblo, OXCUR, que había sido también elegido al igual que él y le había sido otorgado uno de los dotes elementales que poseía el rey. A su costado se encontraba una joven tendida en el suelo, también parte de los elegidos, del pueblo donde recién había estado en la casa de su hermano, LUX. Se encontraba en un estado parecido al inconsciente y con varios moretones y marcas de pelea, al igual que el joven. Más allá, arrodillado y con una mirada perdida, se encontraba el rey Xarles. Poseía las mismas heridas que los muertos de la sala anterior, y se veía que su vida estaba a punto de acabar.
Estaba acercándose para ir al rescate de aquellos individuos, cuando sintió un escalofrío al ver más de cerca la cuarta persona en esa sala. Una oscura mirada retorcida volteaba lentamente, dirigiendo su mirada hacia él, mostrando ese rostro gentil que conocía convertido en un completo demonio, sobresaliendo de uno de los costados de su cabeza un cuerno parecido al de los demonios que los rodeaban, pero más grueso y firme, casi como si se enrollara hacia arriba como un árbol.
Sintió que perdía el equilibrio, pero volviendo rápidamente en sí, se abalanzó ante aquella escena, con cuchillo en mano, pero siendo retenido por los demonios que se percataron de su presencia.
"¿Como lograron entrar a la isla los demonios, si habían sido erradicados los altos mandos y siendo exiliados y desterrados al submundo infernal con la magia del rey?" Se preguntó Mathias.
Seguía luchando contra aquellas cosas, mientras en el otro lado, las personas siguieron la línea que venían haciendo, y pudo ver como el rey caía al suelo, exhausto, y su hermano se acercaba amenazante hacia los dos jóvenes, mientras les decía algunas palabras que no alcanzaba a escuchar. Mientras lo seguían rodeando los demonios, saliendo de los recovecos oscuros de la habitación, poco a poco las fuerzas se le iban, y sentía que si seguía así, su vida iba a terminar a manos de esas criaturas, que aunque sean de rango bajo, seguían siendo más fuertes que él.
Con sus últimas fuerzas, viendo por última vez a aquellas personas peleando por su vida, recordó cuál era su amado pueblo natal, ICEBOX, en el cual conoció a su actual novia, y como el recuerdo de su hermano se sobreponía a aquellos bellos recuerdos, con su mirada penetrante apareciendo encima de los demás. Justo cuando estaba a punto de recibir un golpe fatal de uno de los demonios, su pecho empezó a brillar, y una voz recorrió su interior, diciendo las siguientes palabras en un tono neutro y jovial:
- Tu, aquel que fue elegido por nuestro señor, estás aprobado por nosotros, las deidades guardianas para que puedas dar uso de nuestros dotes, y así cumplan la promesa que nos hizo venir a este mundo.
Sin embargo, en aquel momento, cualquier pensamiento de Mathias se desvaneció de su mente, exhausto por seguir luchando a pesar de no ser un gran peleador ni con resistencia.
El ente advirtió esto y mirando al rey a través de los ojos de Mathias, entendió la orden y, para que su portador no muriera al instante, encerró todo su cuerpo en un material gélido, hecho de hielo, pero con la dureza del diamante, y no pudiendo hacer más debido a la poca compatibilidad que aún tenían, puso peso extra en el material creado. El cuerpo envuelto de hielo cayó por las profundidades hacia las cavernas subterráneas que circulaban hacia el océano, perdiéndose en la completa oscuridad del tiempo y el vacío
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Año 1500 del calendario humano.
Caída del reino de Astharot.
Aprovechando la confusión, Asteria y Feridia invaden los restos de la isla de Astaroth, pero que fue repelida por los ya exhaustos herederos de las deidades, sin embargo, al no tener experiencia en el uso de estos poderes, destruyeron su tierra natal, dejándola aún más inhabitable para los que residían, teniendo que abandonar sus tierras y migrar al territorio humano.
El resentimiento de los humanos hacia ellos había crecido con el tiempo, su envidia, su avaricia, su rencor, su recelo, los había hecho pensar de ellos lo peor. Y esto agravado con lo que sucedió a continuación, algunos altos mandos de los distintos países tildaron de traidores a la gente de la isla, porque no pudieron detener el avance de los demonios en el último conflicto y por, supuestamente, desencadenarlos del mundo adyacente para generar caos y conquistar el mundo humano. Todo amplificado por los mensajes psicológicos de una de las deidades paganas que había logrado ser revivido (solo la conciencia), y que empezó a residir en uno de los más importantes seres del mundo humano, el rey de Asteria.
Los elegidos se reparten por el mundo, yendo a la par con su gente de sus pueblos respectivos, pero sin poder encontrar a los 3 implicados en el incidente. La persecución y esclavitud de estos en los años siguientes se convirtió en el pan de cada día. Los herederos terminaron muriendo en batalla debido a las heridas generadas por la batalla con los demonios y la repelida del bando humano, y sus deidades elementales buscaron nuevos portadores al no poder materializar su cuerpo en este plano, perdiéndose en el tiempo.
La isla queda totalmente cubierta de los demonios, pero sin poder salir de ella debido a una trampa puesta en su último aliento por el rey Xarles.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Año 1853 del calendario humano
Nace nuestro protagonista, Ray, en el territorio de Asteria.