Sentía como si se fuese a zafar mi rodilla. La caída que había sufrido hace poco comenzaba a pasarme factura y el dolor todavía me aquejaba, pero no podía parar, no mientras esa cosa gigantesca cosa siguiese avanzando.
Tras un brevísimo descanso y un cambio rápido de ropa y equipo, nos pusimos a toda marcha detrás de la mabestia, tratando de alcanzarla lo más rápido posible, aunque, realmente, no es como si fuese un rayo que nos dejaba atrás. Sin embargo, su enorme tamaño y su zancada si la hacían ganar metros de forma constante. Y si intentásemos acercarnos a ella como si nada, seguramente la volveríamos a enfurecer y nos aplastaría.
No nos quedó otro remedio más que correr por los altos senderos de las montañas por las que avanzaba e irla siguiendo, pensando en cómo podríamos detenerla antes de que llegase a la base de Rezok.
Lo cierto era que no teníamos ni idea de cómo conseguir parar a semejante criatura en terreno abierto. Aun si el terreno por el que caminaba era sinuoso y montañoso, lo sorteaba como si nada, derribando árbol tras árbol, formando una gran vereda que marcaba su paso y dejando sus enormes "huellas" de cristal puntiagudos en el trayecto. Con cado paso que avanzaba, la vitrotesta reformaba drásticamente el paisaje, cambiando postales verdes y boscosas a unas mucho más rocosas y deformes.
Corríamos a su lado, como si fuésemos una manada de leones en busca de atrapar a su presa del día, con la enorme diferencia que la nuestra era cientos de veces más grande que un pequeño antílope, y decir que un antílope es algo pequeño ya es exagerado, pero más surreal era esa tortuga gigante que parecía un dragón cargando con un caparazón de cristal.
Laurent: 『 ¡¡¿Y cómo rayos vamos a parar a esta cosa?!! 』
Cmdt. Rask: 『 ¡A mí también me gustaría saberlo, Laurent! ¡Pero no importa cómo, solo hay que hacerlo! ¡¡Así que, si alguno tiene una idea…!! 』
Héctor: 『 Esto no podría ir peor. 』
Justo lo dijo Héctor. Sin ningún plan o algo que nos sirviese. Al ser un equipo de reconocimiento, estamos acostumbrados a elaborar nuestras estrategias con suma anticipación, y claramente, esto se salía por completo del guion. Jamás nos imaginamos toparnos con algo de este calibre y vernos en la necesidad de combatirla.
Ahora había que improvisar. En pasadas ocasiones, nos las arreglábamos con lo que contábamos y lo que podíamos hacer por nosotros mismos, pero aquí no teníamos nada con que atacarla. Según Héctor, la piel y, en especial, el caparazón de una vitrotesta es sumamente grueso y duro como para intentar atravesarlo con un cañón grande. Y yo, que solo contaba con un miserable arco y flechas, no le haría ni cosquillas.
Parecía que lo único con lo que podíamos hacerle algún daño era a través de la prestidigitación. Sin embargo, realizar comandos y ataques elementales no era nuestra especialidad. Además, no teníamos ningún catalizador con nosotros que nos ayudase un poco. El único que era afín con el mána era Jean, pero incluso siendo así, él solamente sabe hacer explotar…
Roef: 『 ¡¡Oye Laurent!! ¡¡¿Si lograste atar la bomba al caparazón de esa cosa?!! 』
Laurent: 『 ¡¿Qué?! 』
Roef: 『 ¡¿Lo hiciste o no?! 』
Laurent: 『 ¡Claro que lo hice! ¡¿Qué tiene que ver eso ahora?! 』
Tenía todo que ver. La bomba aún seguía arriba de la mabestia, y si no recuerdo mal, Jean dibujó uno de sus pictogramas en ellas para detonarla. Así que podría servirnos todavía. Si la hacíamos explotar, tal vez lograríamos acabar con la vitrotesta, o por lo menos hacer que se detenga. Al menos valía la pena intentarlo. Era lo único que teníamos y no podíamos seguir corriendo por siempre las decenas de kilómetros que faltaban hacia la base.
Roef: 『 ¡Jean! ¡¿Cuánto mána te queda?! 』
Jean: 『 ¡El suficiente para seguir corriendo de aquí hasta la base! ¡¿Por qué?! 』
Roef: 『 ¡Nuestra bomba sigue arriba de esa cosa! ¡¿Quiero saber si eso es suficiente como para hacerle un agujero a su caparazón?! ¡¿Lo puedes hacer desde aquí?! 』
Jean: 『 Hmph ¡¿Pero qué dices?! ¡¡¿Por supuesto que puedo hacerlo?!! ¡Ustedes solo díganme cuándo y lo haré! 』
Cmdt. Rask: 『 Mmm, muy bien. Hagámoslo. 』
El Comandante entendió el plan y asentó con la cabeza. Pero si queríamos hacerlo, había que salir del radio de explosión. Si Jean realmente tenía aún mucha energía, lo más seguro era que reventaría por los aires la bomba. Cuando se trata de explosiones, él es cosa seria. Así que teníamos que adelantar a la tortuga y frenarle un poco el paso.
Aceleramos hasta llegar a un punto más elevado en el sendero, sacándole ya varios metros de distancia a la vitrotesta. Frente a nosotros, se hallaba un acantilado algo estrecho, pero lo suficientemente grande y distanciado entre dos de los cerros de la cordillera como para que la mabestia pudiese seguir avanzando. Decidiríamos utilizar este punto angosto para intentar atraparla.
Lancé tres flechas hacia la pared contrapuesta a mí del acantilado, mientras que Héctor recitaba un comando para crear una barrera de maná que nos protegiera de cualquier cosa. Ahora, esperábamos la llegada de la vitrotesta al punto exacto para comenzar.
Cmdt. Rask: 『 ¡¡Roef, ahora!! 』
Roef: 『 Ostium primum realis. ¡Ruptis vastare! 』
En cuanto la vitrotesta caminó por debajo del acantilado, activé el comando y las flechas explotaron, provocando un derrumbe que dejó caer varios pedazos de tierra y roca, haciendo tropezar a la mabestia. Caída, lanzó un grito que denotaba su sorpresa y molestia. Pero apenas fue un pequeño traspié el que le hicimos, así que había que actuar rápido antes de que se levantase.
Cmdt. Rask: 『 ¡Es ahora o nunca, Jean! ¡¡Hazlo!! 』
Jean cerró los ojos y estiró su brazo hacia delante, tensando sus dedos entreabiertos como si sostuviese algo, y recitando una larga oración en voz baja que de pronto oscureció el miasma y elevaba pequeñas partículas azules sobre nuestro alrededor.
Jean: 『 Iter peregi. Ad maculus locate. Clavis anima utere. Et ostium vincula. Summa recipis centum. ¡¡Caerula Ignes!! 』
("¡¡¡BUUUUUUUM!!!")
Con una fuerza descomunal, la bomba explotó y desató unas bestiales ráfagas de viento por todos lados, doblando los árboles a nuestro alrededor y dejándolos sin hojas. Era muy difícil sostenerse en pie, aun con la barrera de mána. La onda expansiva nos empujaba con todo, haciéndonos sentir un infernal calor, producto de la gran bola de fuego azul que se desató bajo nosotros.
Parecía que había resultado, no me imaginaba a nada capaz de sobrevivir a un estallido así. Al parecer, los kilos de pólvora y glicerina de nuestra masa improvisada combinaron muy bien con el mána elemental de Jean, ardieron estupendamente.
Finalmente, las cosas se calmaron. Héctor ya podía retirar su barrera. Nos asomamos para ver cómo es que había quedado la vitrotesta, ya me imaginaba a la pobre toda chamuscada y yacida en el acantilado. No obstante, era difícil encontrarla, una densa nube de humo y cenizas nos obstruía la vista. No podíamos ver nada allá bajo.
Laurent: 『 ¿Y bien? ¿Funcionó? Porque no veo nada. 』
Héctor: 『 Bueno, quizás podríamos bajar y ver− 』
("¡¡¡GRRRRRRRRRRRRRRR!!!")
El suelo se sacudió de pronto y desde la densa estela, la figura de la vitrotesta apareció, dejándose ver llena de quemaduras en casi todas sus escamas y en su caparazón, donde tenía un gran agujero. Gritaba con sumo dolor y agonía, pero todavía con vida.
Laurent: 『 ¡¡¡¿Cómo demonios sigue eso con vida?!!! ¡¡¿Acaso te contuviste Jean?!! 』
Jean: 『 Bueno… yo− 』
Laurent: 『 ¡¡ES UNA BROMA!! 』
Cmdt. Rask: 『 ¡¡¿Es en serio, Jean?!! 』
Jean: 『 No quería que pasara lo de la última vez, así que ajuste un poco la potencia. No pensé que la "tortuguita" fuese a aguantar− 』
("¡¡¡GRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!!!")
La mabestia volvió a gritar, esta vez con más volumen. Tras lograr ponerse en pie, dio un pisotón en el suelo y se crearon enormes picos cristalinos a su alrededor, tan altos y a montones que destruyeron parte del acantilado y del sendero sobre donde estábamos. Logramos movernos a tiempo y alejarnos de ellos, de no ser por nuestros reflejos, habríamos sido atravesados.
Todo comenzó a colapsar, el camino del sendero se destruyó por completo, y sin nada en que apoyarnos, parecía que no saldríamos de esta. Caímos y apenas pudimos sujetarnos de algunos los picos que ahora sustituían a las paredes del acantilado, dejándonos frente a frente con la mabestia. En cuanto nos miró, lanzó otro rugido con ira. Todo su cuerpo y su piel parecían temblar y pulsar por el gran dolor que sentía en sus quemaduras. Era clara la molestia que tenía por lo que le habíamos provocado.
Abrió grande su boca, como si fuese a comernos. Pero en vez de ello, se quedó quieta, y una esfera de mána amarillo se empezó a originar frente a ella, haciéndose cada segundo más y más grande hasta parecer una gigantesca bala de cañón. Era claro que nos iba a disparar una enorme cantidad de energía concentrada para deshacerse de una vez por todas de nosotros.
Queríamos movernos rápido, pero no había a donde ir. Abajo no se hallaba otra cosa más que esos picos filosos, así que solo podíamos intentar escalar, pero la verdad es que no lo lograríamos a tiempo. La vitrotesta ya estaba lista para disparar.
Ya estaba todo perdido para mí, quedé petrificado por completo ante tal poder y la escalofriante imagen del rostro quemado de la mabestia, de esos grandes ojos amarillos llenos de cólera en su interior. Esta vez no podía cerrar los ojos, solo pude apretar los dientes y mostrar toda mi frustración en mi cara. Simplemente me quedaba esperar el impacto.
Repentinamente, el ataque de la vitrotesta se vio interrumpido. En menos de un parpadeo, un poderoso relámpago golpeó de lado a la enorme bestia, electrocutándola por un largo periodo, haciéndola gritar de nuevo en dolor.
Cientos de centellas y luces parpadeantes la rodeaban por completo, paralizando a la pobre. Pasaron unos 20 segundos, aproximadamente, hasta que los incesantes rayos eléctricos desaparecieron. La enorme tortuga cayó entonces, de forma lenta y dramática. Su cabeza quedó completamente inerte en el suelo y el brillo en sus ojos desapareció por completo.
Fue el fin de la vitrotesta. Su cadáver abrazado y su caparazón dañado se convirtieron de pronto en cristal blanquizco y traslucido. Parecía que de pronto se había transformado en una estatua gigante que marcaba el reciente suceso de su caída.
De pronto se hizo un silencio en todo el lugar. Nos relajamos por un momento y decidimos bajar a inspeccionar el cuerpo. Descendimos cuidadosamente por los cientos de picos que había creado la vitrotesta hasta llegar abajo en el acantilado. Aún podíamos ver como corría algo de electricidad por su cuerpo cristalizado, así que solo podíamos examinarla con nuestros ojos y tratar de comprender lo que había ocurrido.
Laurent: 『 Eeeh… Alguien me explica, ¿qué acaba de pasar? 』
Cmdt. Rask: 『 … Estén atentos, tenemos compañía. 』
La cosa aún no había acabado. Se escuchaban varias pisadas metálicas que venían detrás de nosotros y que se acercaban rápido. Sacamos nuestras armas y nos agrupamos espalda con espalda, apuntando a los extraños hombres en armadura que nos rodearon de pronto.
Era un grupo lo suficientemente numeroso como para considerarse un batallón. Pero no se trataba de tropas del ejército de Tesotl. Sus armaduras eran de un color gris opaco con franjas pintadas en azul marino y rojo oscuro, y en sus cascos había un penacho también con cabellos rojizos que formaban una pequeña cola. En ningún momento desenfundaron sus armas, simplemente se nos quedaron viendo, manteniendo su distancia y formando un perímetro circular sobre nosotros.
Estábamos preparados para atacar en cualquier momento, pero la postura de estos soldados desconocidos nos hacía dudar. No entendíamos con exactitud qué estaba ocurriendo ahora.
Laurent: 『 ¿Y bien? ¿Nos van a atacar o no? 』
Roef: 『 Cierra la boca, Laurent. ¿No ves la situación en la que estamos ahora? 』
Laurent: 『 Claro que la veo. Lo qué no entiendo es quiénes son estos tipos y lo que quieren con nosotros. 』
Cmdt. Rask: 『 Concéntrense ustedes dos. Sea lo que sea, ya hemos estado en situaciones así antes… A mi señal, quiero que hagan− 』
Rey Van Laar: 『 Eso no será necesario. 』
De entre los soldados, apreció de manera sorpresiva el Rey Van Laar, acompañado de un alto hombre con una armadura roja y una imponente y larga espada cristalina del mismo tono, la cual parecía desprender energía eléctrica en su interior. Me imaginé entonces que aquel poderoso rayo que golpeó a la mabestia provenía de ahí. Él fue quien acabó con la vitrotesta.
Cmdt. Rask: 『 ¿Majestad? ¿Qué demonios es todo esto? ¿Podría explicarnos quienes son estos? 』
Rey Van Laar: 『 Nada de qué preocuparse, Luvric. Estos hombres son soldados del Reino de Tikalt y han venido a ayudarnos. 』
Cmdt. Rask: 『 … ¿Ayudarnos? ¿Acaso entendí bien? ¿Usted pidiendo ayuda o un país extranjero? 』
Rey Van Laar: 『 Sí, Luvric. No es algo raro que tengamos aliados, y menos en tiempos de guerra. 』
Cmdt. Rask: 『 Eso lo sé, Majestad. Lo que me sorprende es que el terco y siempre firme Rey de Haiza se haya visto en la necesidad de rogar por la ayuda de alguien más, en especial de nuestros "queridos" vecinos del Noreste. 』
Era sorprendente la manera tan desconsiderada y antipática con la que el Comandante le hablaba al Rey siempre que nos reuníamos con él. Ambos tenían un pasado muy problemático, y no sabía exactamente por qué, pero parecía que no se agradaban del todo. Aun así, no creo que sea buena idea hablarle con un tono descarado a nuestro máximo líder, aunque a él no parecía importarle de todas formas.
Rey Van Laar: 『 La realidad es que solicité expresamente sus servicios para solucionar la problemática con la guardiana de la gema de la creación. 』
Cmdt. Rask: 『 ¿Guardiana de qué? 』
El Rey no respondió y se dirigió hacia la vitrotesta. Caminó sobre ella hasta llegar al centro de su caparazón. Desenfundó su espada plateada con empuñadura de cuero negro, y la clavó en el cristal con fuerza. Flujos de mána constante se divisaron por el interior del cuerpo de la mabestia, todos dirigiéndose hacia la espada que se iluminaba en un tono variocolor, como si estuviese absorbiendo un arcoíris.
Toda la energía parecía canalizarse sobre la espada. En cuanto terminó, sacó la hoja metálica del caparazón y el cadáver cristalino se volvió gris y opaco, igual que un árbol seco.
La espada seguía emitiendo un misterioso miasma cargado de luz y fuerza. El Rey la alzó entonces y toda esa energía acumulada comenzó a formar una esfera perfecta y luminosa que reflejaba todos esos colores brillantes de hace un momento. La esfera levitó despacio hacia la mano izquierda del Rey y este bajo de la mabestia.
Todos quedamos atónitos ante lo que había hecho, la manera en que logró canalizar tal cantidad de mána y la forma que este adoptó. Nos mostró así lo esfera y comenzó a explicar lo que era exactamente.
Rey Van Laar: 『 Esta es la "gema de la creación". O como lo llaman los prestidigitadores, el "catalizador infinito". Capaz de almacenar y emitir todo el mána que uno podría imaginar, de todos los tipos y elementos, incluido el que nos mantiene vivos a nosotros. Además de crear pozos de mána autoregenerativos, como el que sepultaron hace poco. 』
Héctor: 『 ¿Autoregerativos? O sea, Majestad, que no importa cuánto mines, ¿siempre crea más catalizadores de forma natural e ilimitada? 』
Rey Van Laar: 『 Es correcto, Héctor. Miles y miles de catalizadores llenos de mána, como aquel del bolsillo de Laurent. 』
Laurent: 『 Ah, perdón, Majestad, esto en realidad es un diamante normal. 』
Rey Van Laar: 『 ¿Estás seguro? 』
Ante las palabras del Rey, Laurent examinó el diamante de su bolsillo y probó hacer un comando sencillo con ella. Con su mano derecha apretó la piedra, y sobre la izquierda, apareció una pequeña bola de tierra que creó sin esfuerzo. Todos nos sorprendimos, pues Laurent, si bien es bueno con el mána de tierra, no es muy rápido materializándolo.
Así entonces, comprendimos que los diamantes que vimos en la mina y sobre las máquinas de procesado eran en realidad catalizadores vírgenes y de mána puro, funcionales para todo tipo de elementos. Ahora entiendo por qué los recolectaban con su propia mano los soldados de Tesotl, estos eran sin dudas armas peligrosas que podrían explotar de muchas formas.
Rey Van Laar: 『 Es por esta gema que la guerra inició, así como muchas otras que ha habido desde antes de nuestra época. Agua, fuego, bosques, oro, platino, todo lo que desees lo puedes crear con esto. Pero, también lo puede destruir. En las manos equivocadas, podría acabar con toda la vida, tal y como la conocemos. Durante este tiempo, las tropas de Tesotl estuvieron aprovechando su poder para recolectar tantos catalizadores vírgenes como pudiesen, y así desarrollar su armamento con tal de tomar por completo a nuestro reino y, finalmente, hacerse con ella por completo. 』
Laurent: 『 Bueno, si tan codiciada y peligrosa es, ¿por qué no la destruimos? 』
Rey Van Laar: 『 Imposible. El mána puro que irradia es más que el de cualquier otro catalizador existente y constantemente cambia su forma y volumen. Se le designa un huésped que la protege y cuando este muere, regresa a la tierra y reaparece hasta cierto tiempo. Es un ciclo que siempre se cumple. 』
Cmdt. Rask: 『 Muy bien. Ya entendimos que esa cosa es lo que han intentado obtener todo este tiempo los de Tesotl para crear armas y que, además, es indestructible. Lo que no entiendo es, ¿qué tiene que ver con todos estos Tikalitas de aquí? 』
Avak Narek: 『 Eso se lo puedo explicar yo, Comandante. Mi nombre es Avak Narek, heredero al trono del Reino de Tikalt, y necesitamos la gema para salvar a nuestro reino. Verá, recientemente, una epidemia ha acosado a nuestros ciudadanos, varios han caído enfermos y ya ha acabado con la vida de muchos de ellos. Mi esposa también ha contraído la enfermedad y su condición se agrava a cada momento. Es de suma importancia hallar un remedio para ella, pues no nos podemos permitir que la futura reina de nuestra nación muera ahora y se llegue a perder la línea de sangre que tanto nos ha costado preservar. Con la gema, se podría crear una cura que la ayude a recuperarse y extermine de una vez por todas esta terrible enfermedad. 』
Ya veo, ciertamente, oí rumores sobre ello. Se decía que una rara y mortífera enfermedad había surgido en el norte del continente. Que esta era capaz de corroer la carne de la gente, volver oscura la sangre y hacer sentir un dolor insoportable en los huesos. Sin duda era escalofriante, pero mientras estuviese lejos del reino, no era nuestro problema.
Estábamos en plena guerra como para centrarnos en ello, así que no teníamos tiempo como para ofrecer ayuda alguna. Hemos perdido a mucha gente, cientos y miles de soldados y civiles que se han visto involucrados en esta tonta lucha por unos malditos catalizadores; simplemente no podíamos seguir recogiendo más cadáveres y mucho menos de otro país cuyo asunto es completamente ajeno a nosotros. Si tan desesperados estaban, podían ir a pedir auxilio a otro lugar, ya sea con los ricos de Montland en el Sur o incluso con los reinos de Euralia, al fin y al cabo, tienen muchos más vínculos allá que con las naciones de Axal.
Rey Van Laar: 『 Resulta ser que la enfermedad no solo ha afectado a Tikalt, también en Tesotl la situación es severa y se han visto en la necesidad de usar estos catalizadores para mitigarla. Y me han llegado reportes de algunas personas en Haiza que también la han contraído. Por ello hay que actuar, ya no podemos permitir que las tropas de Tesotl nos sigan robando los catalizadores si estos son una especie de remedio. Además, Tikalt nos ha apoyado en el pasado, creo que podemos hacer lo mismo. 』
Bueno, si de eso se trata, entonces si era algo que nos competía hasta cierto punto. Pero algo no cuadraba. En todo este tiempo que hemos luchado, nadie notificó sobre esta peligrosa enfermedad y menos a nosotros que hemos estado tan cerca del territorio de Tesotl. Realmente se veía que no les importábamos. A parte, si en verdad en Tesotl también estaba tan mal la situación con esta epidemia, ¿no les era más sencillo solicitar ayuda como los de Tikalt? ¡¿Por qué entonces seguir con esta maldita guerra y volverlo más complicado?
Y pensándolo bien, ¿por qué de pronto los de Tikalt se portan tan amistosos con nosotros? Ellos también son un reino ruin y cruel, que poco a poco le han quitado territorio a la nación Korax y en más de una ocasión han peleado con nosotros por las minas de la región. Sinceramente, no creo que esa gema sea la única razón. Si lo hubiesen querido, habrían aprovechado esta situación y pudieron llevársela sin que nadie se hubiese dado cuenta. Aquí algo me olía mal.
Jean: 『 Oiga, señor. ¿Pero no únicamente su esposa es quien la puede usar? 』
Quedamos estupefactos con esa declaración. Apenas nos habíamos enterado de la existencia de la gema, pero parecía que Jean ya sabía cómo funcionaba. ¿Cómo es que…?
Rey Van Laar: 『 ¿Cómo es que sabes eso, Jean? ¿Me podrías decir? 』
Jean: 『 Lo que pasa es que esa gema no es la única. Hay unas pocas más repartidas en el mundo, incluido de donde yo vengo. En mi reino es custodiada por una chica que dice ser descendiente del clan de los Astris, quienes son los únicos capaces de usarlas. Y según me contó la Reina Mireia, ella también lo es… ¿O estoy mal, señor? Tampoco es como que lo entienda muy bien aún. A mí solo me mandaron aquí a buscarla. 』
Roef: 『 Espera, Jean. ¿Estás diciendo que tú también estás aquí por es cosa? ¿Que tu plan es llevártela de aquí? 』
Jean: 『 Bueno, técnicamente así era. Pero ha sido tan divertido estar con ustedes que mejor decidí quedarme aquí. Además, nunca averigüé dónde estaba, hasta ahora. 』
Rey Van Laar: 『 Ya veo. Al principio, creí que eras un forajido cualquiera, Jean. Pero ahora veo que eres un espía, en realidad. 』
Jean: 『 Para nada, señor. Yo solo estoy aquí para divertirme. Si quisiera volver ahora a mi país, lo más seguro es que me echarían o ejecutarían. Pero si no me quiere aquí, también me puedo ir. 』
Cada vez entendía menos a Jean. No sé si estaba consciente de lo serio que eran sus palabras. Enterarnos que era un espía extranjero fue todo un shock para nosotros, pero para él todo parecía un juego. Dudaba de si confiar en él era una buena idea. ¿Cómo saber si no estaba actuando? Era altamente posible que nos estuviese manipulando. Me enojaba mucho esa posibilidad. Lo jalé del cuello de su gabardina y le grité, obligándole a decirme toda la verdad, pero él seguía comportándose como un mero idiota.
Roef: 『 ¡¡Eres un maldito!! ¡¡Todo este tiempo que hemos trabajado juntos y resultaron ser un engaño!! ¡Más te vale que hables ahora o juro que te mataré aquí y ahora! 』
Jean: 『 Oye, amigo− 』
Roef: 『 ¡¡¡No soy tu amigo!!! 』
Jean: 『 … Roef, sé que esto es muy repentino para ustedes. Pero jamás los he engañado. ¿Qué sentido tendría hacerlo? Yo no busco perjudicar a nadie. Si alguien está en problemas, uno debería de ayudarlo, ¿no? Eso es algo que aprendí hace mucho y que ustedes me demostraron que, aun sin recompensa, vale la pena hacerlo. Sé que tan solo llevamos dos años juntos, pero la verdad es que… me he divertido mucho. Para mí, ustedes son como una familia, y a mi familia nunca la traicionaría… 』
Cmdt. Rask: 『 *Suspiro* … Está bien, Roef. Ya suéltalo. 』
Un poco en mala gana, solté su gabardina y lo dejé libre. Se produjo un silencio bastante incomodo entre todos nosotros y los soldados que nos rodeaban. Aunque estaba un poco más relajado, el coraje de mi interior no se desaparecería tan fácil. Estaba molesto por tanto secretismo que ya era palpable y que marcaba lo estúpido que fui durante todos estos años. No contento con descubrir alianzas secretas y artefactos extraños que provocan guerras, resultó ser que uno de mis compañeros más cercanos, a quien considero prácticamente un amigo, no es quién yo pensaba.
No me cabía duda que las palabras de Jean eran sinceras, su tono de voz tan tranquilo y suave con el que se expresó me dejó en claro que no tenía intenciones maliciosas. Había dejado de lado su verdadero propósito, la misión inicial por la cual arribó aquí con nosotros, con tal de ayudarnos a resolver esta guerra e incluirse en nuestra ya retorcida vida. Sinceramente, me resultaba muy cruel y patético al mismo tiempo, algo típico de él.
Tendría muchas preguntas para él después, pero por ahora, debía contenerme y esperar. Era mucho más importante aclarar, de una buena vez por todas, este asunto sobre la maldita gema y su relación con los Tikalitas que vinieron.
Cmdt. Rask: 『 Creo que ya hemos alargado demasiado esto, así que mejor vayamos al grano, Argus. ¿Cuál fue el trato aquí? 』
Rey Van Laar: 『 ... 』
El Rey de pronto no se vio con ánimos de contestar, bajó por un instante la mirada, evitando mirar directamente al Comandante y a nosotros. Estaba claro que había hecho algún tipo de acuerdo con este príncipe y no tenía intención de contárnoslo. Pero sorpresivamente, fue Narek quien decidió tomar la palabra y contarnos lo que estaba sucediendo.
Avak Narek: 『 Permítame que sea yo quien lo explique, Rey Van Laar. Acordamos hacer un intercambio. El ejército imperial de Tikalt será el que se encargue del resto de tropas de Tesotl, los desalojaremos de aquí e invadiremos a su territorio para subyugarlos por completo. Por la otra parte, estamos solicitando que la Reina Mireia acuda al reino de Tikalt y colabore con nuestros investigadores, para así mitigar la enfermedad. 』
Héctor: 『 Momento, ¿está mandando a la Reina a Tikalt? 』
Rey Van Laar: 『 … Así es. 』
Cmdt. Rask: 『 Déjeme hacer otra pregunta, ¿A qué se refiere con "colaborar", señor Narek? 』
Avak Narek: 『 Tal vez no he sido muy claro. Sabemos que la Reina Mireia posee un poder único como prestidigitadora y un talento excepcional en el campo de la curación y la medicina. 』
Cmdt. Rask: 『 ¿Y cómo está tan seguro de ello, señor? 』
Avak Narek: 『 Lo hemos sabido gracias a sus hazañas realizadas en su nación. ¿O no es por ello que dirige el hospital más importante de su reino, Majestad? 』
Rey Van Laar: 『 Es correcto, príncipe Avak. 』
Avak Narek: 『 Por ello nos gustaría que fuese a Tikalt, para que compartiese con nosotros sus conocimientos y pueda crear un antídoto con la gema de la creación. 』
Ya entiendo. A simple vista, parecía algo simple, solicitar la ayuda de un médico calificado para investigar y crear una cura, aquí no había nada de malo. No obstante, Narek estaba pidiendo que lo hiciera en su patria. Quería que mandásemos a nuestra reina directamente al punto donde se originó esta epidemia y usar sus poderes para fabricar la cura. Sinceramente, era la solicitud más estúpida que jamás se me habría ocurrido, no entiendo como se le pudo ocurrir esto, ¿arriesgar la integridad de la Reina Mireia y entregarla como si nada a las tropas de Tikalt? ¿Por qué demonios aceptó esto el Rey?
Cmdt. Rask: 『 Ya veo. Por eso están todos estos soldados aquí. Dado que primero necesitaban hacerse con la gema, quisieron aprovechar nuestra incursión al Monte Arok y recuperarla en cuanto antes, ¿verdad? 』
El comandante señaló con cierto enojo el cadáver de la vitrotesta. Claramente, estábamos siendo manipulados por los intereses del Rey y su acompañante. Estuvimos muy cerca de haber muerto y les habíamos hecho todo el trabajo ya, aun si no estaba planeado de esa forma. Era algo que no solo lo molestaba a él, todos en el equipo nos sentíamos como idiotas. Creíamos estar salvando a nuestra gente, nos sacrificamos con tal de evitar que la mabestia llegase a la base y causara una catástrofe. Pero resultó ser que estábamos cumpliendo con los caprichos egoístas de un maldito príncipe extranjero que solo vino a mangonearnos.
Avak Narek: 『 Tiene toda la razón, Comandante. El plan ya estaba establecido. Aprovechar su estrategia de causar un gran alboroto y después infiltrarnos en la madriguera. Solo que no contábamos con que usted y su equipo se adelantarían a derrotar a la guardiana. 』
Rey Van Laar: 『 *Suspiro* Debí suponer que causarían un completo alboroto y terminarían despertando a la vitrotesta. Pero, aun así, se las ingeniaron para dejarla malherida y ayudarnos a recuperar la gema. Muy buen trabajo. 』
Cmdt. Rask: 『 Eres un maldito, Argus. Entregar a la Reina a un ente extranjero es una completa osadía. ¡En qué cabeza se te ocurrió hacerlo! 』
Rey Van Laar: 『 No seas tonto, Luvric. Es mi esposa de quien hablamos. Por supuesto que no la dejaría sola. Ustedes van a ir con ella. 』
Cmdt. Rask: 『 … ¡¿Perdón?! 』
Creí escuchar mal, pero el Rey Van Laar es un hombre serio en sus palabras. Cuando se decide por algo, no se retracta después. Si esto estaba predefinido o no, era lo de menos. Nos estaba dando ya nuestra siguiente misión, sin importarle la situación tan tensa en la que nos hallábamos, quizás a modo de cerrar de una buena vez la discusión y parar a Rask con sus objeciones.
Roef: 『 ¿Habla en serio, Majestad? 』
Rey Van Laar: 『 Sí, Roef, hablo en serio. Ya que tanto cuestionan mis decisiones, serán ustedes los escoltas de Mireia. Su misión es vigilarla y protegerla a toda costa. Si algo le llega a pasar, ustedes serán los principales responsables. ¿Quedó claro? 』
Laurent: 『 ¡Pero, Majestad−! 』
Rey Van Laar: 『 ¡He dicho! No quiero más replicas… Ha sido un día demasiado largo ya y todavía quedan cosas por hacer. Héctor, escolta al príncipe Avak y sus soldados al campamento. Habrá que organizar a ambos ejércitos para preparar una incursión hacia Tesotl. 』
Héctor: 『 A−Ah, sí, Majestad. 』
Héctor acató la orden y se fue junto con Narek y los soldados hacia el campamento. Por otro lado, el Rey apretó la esfera de mána puro y se desvaneció en su mano. Al parecer, la había absorbido por completo para mantenerla oculta. Era increíble que pudiese soportar tal cantidad de energía dentro de su cuerpo como si nada. Muchas veces se me olvida, pero él también es un monstruo con un poder descomunal.
Cmdt. Rask: 『 ¿Y nosotros a dónde? 』
Rey Van Laar: 『 Volvemos a la capital. Supongo que me ayudarán a convencer a Mireia de venir. 』
Cmdt. Rask: 『 Pues no esperes mucho. Conociéndola, se negará al instante. 』
Rey Van Laar: 『 Estoy consciente de ello, Luvric. Pero primero, iremos a Solist, aprovechando que está cerca. Según entiendo, queda una zona de avanzada más por despejar. 』
Roef: 『 Majestad, con todo respeto, no creo que solo nosotros podamos− 』
Cmdt. Rask: 『 Déjalo, Roef. Cuando se decide, no hay manera de hacer que cambie de opinión. Además, estoy tan de mal humor que me apetece darle una paliza a alguien, así que es buen momento. 』
Jean: 『 Oh, bueno. Supongo que esto será divertido. 』
Laurent: 『 Y que lo digas, Jean. Vamos, Roef, tú también. ¿O qué? ¿Te acobardaras otra vez? 』
Roef: 『 En serio que eres un maldito cabrón. Sabes qué, ya estoy cansado de esto, así acabemos de una vez. 』
Rey Van Laar: 『 Muy bien. Andando entonces, Spectrus. Tenemos una guerra por acabar. 』