Chapter 10 - Capítulo 34.

Continente de Axal, Frontera del reino de Anton. Año 1839. Primavera.Apenas es el alba de un nuevo día y el calor en el ambiente ya se resiente un poco más. Aún se siente un poco de fresco, pero sin dudas se nota que dentro de poco estaremos llegando al verano.Cinco meses han pasado ya de aquel suceso, en el que fuimos invadidos por Tikalt. Lo que alguna vez fue nuestro hogar ahora le pertenece a alguien más. Todo aquello que dejamos atrás seguramente ya no existía, desde nuestros bienes, objetos y recuerdos, hasta las personas con las que convivíamos.Hace bastante tiempo que dejamos de escuchar noticias de los sobrevivientes. Algunos fueron capturados y sometidos al nuevo régimen; otros, que intentaron huir, simplemente fueron asesinados por órdenes directas de 'ese' hombre.Aún me preguntaba si en la capital quedaba alguien que se oponía a ser subyugado, ¿cuántos aún seguirían luchando y resistiéndose? ¿Estarán ocultos en algún punto de la ciudad? ¿O simplemente estoy siendo muy optimista con esto? Ni siquiera estaba segura de si mi madre seguía con vida.Todo este tiempo, no me he podido sacar de la cabeza la imagen de mi padre moribundo, de cómo fue atravesado por esa monstruosa espada carmesí que tantas pesadillas me ha dado y que, al despertar, me evoca a llorar sobre mi cama noche tras noche. Pero sabía que no podía seguir así por siempre. Aún tengo grabada en mi memoria las últimas palabras que me dedicó: 『 Vive... Se libre... 』Desde ese momento, desde que escapamos y comenzamos a vivir aquí con el Sr. Roef, me decidí por cumplir con esa encomienda, aunque al principio no sabía cómo iniciar. He tenido que acostumbrarme a este nuevo estilo de vida en el campo, a uno donde por primera vez no recibo un trato especial y que, ciertamente, es un cambio de aires que creo me ha venido bien.Aquí he aprendido que, con esfuerzo y dedicación, puedo ser mucho más útil de lo que lo fui en el castillo. Y si bien, recibí varios regaños del Sr. Roef, por fin veo que todo el trabajo duro que he hecho ha dado sus frutos, literalmente.Mis primeros arbustos de tomate habían crecido bastante bien, y aunque algunos seguían siendo bastante pequeños y les faltaba todavía madurar, me ponía muy contenta. Por fin me sentía capaz de hacer las cosas por mí misma.Gracias a la Sra. Aarden, no solo aprendí a cómo cuidar de las plantas, ahora también puedo limpiar yo misma mi cuarto, lavar mi propia ropa, e incluso he aprendido a cocinar por fin, y hacerlo con ingredientes que yo misma cultivé me hace sentir muy orgullosa.Todo esto me ha ayudado a despejarme y olvidar de a poco el sufrimiento. Disfruto mucho respirar el aire fresco del campo y el bosque que nos rodea, tanto que paso gran parte del día afuera, buscando y recolectando plantas y hongos que puedo usar para la cena. Por cierto, ¿qué es lo que podría preparar para el almuerzo?Verónica: 『 Buenos días, Lidia. 』Lidia: 『 Ah, buenos días, Sra. Aarden. 』Verónica: 『 Dios, te he dicho que ya no es necesario que me llames así. Ya no soy mucama del castillo, así que puedes tutearme ahora. 』Lidia: 『 A−Ah, lo siento mucho, pero aún no creo poder hacerlo. 』Verónica: 『 *Suspiro* Bueno, no importa. Veo que están creciendo muy bien. Seguro que dentro de poco podremos empezar a cosecharlos 』Lidia: 『 ¡¿De verdad?! 』Verónica: 『 *Asentar* Por cierto, ¿ya revisaste cómo están Tzar y Snell? 』Lidia: 『 Ah, sí. Les di suficiente heno para esta mañana, y veo que Snell ya está totalmente recuperado, así que creo que podríamos dejarlo correr ya. 』Verónica: 『 Me alegra oír eso, pero deberíamos esperar a que esos dos regresen para que lo revisen y ver si están de acuerdo. 』Lidia: 『 Sí, es verdad, aunque, con lo mucho que se la pasan entrenando, me pregunto si estarán a tiempo para el almuerzo de hoy. 』