-"Que sus almas descansen en paz." Con una leve reverencia, Kael presento respetos a la tumba improvisada que hizo para los niños y las victimas de aquellos hombres.
Paso un minuto en silencio y se alejó, acercándose a al carruaje, en busca de algo útil antes de partir. Rebuscando un poco, encontró varias bolsas pequeñas: La mayoría de ellas contenían unas pequeñas monedas de lo que parecía bronce y grabadas en ellas unos números.
5 de ellas tenían el número '10', 2 de '50' y 1 de '100'. Un valor de 250 en dinero, aunque Kael no puede recordar si eso es mucho.
Aparte del dinero, lo único que encontró fue un poco de comida y un cambio de ropa.
-"Lamento esto, prometo que le daré buen uso", dijo mientras se vestía; una camisa manga larga de color blanco y unos pantalones simples de color negro, un poco holgados.
Dio una última reverencia y fue en dirección a la aldea. Contrario a lo que esperaba, solo se encontró con dos Bestias en las 3 horas que llevaba caminando.
-(Cada vez hay menos Bestias… Espero que no falte mucho). Alrededor de una hora después, los arboles comenzaron a desaparecer lentamente y a lo lejos al fin pudo ver lo que parecía ser la aldea.
Comenzó a caminar más rápido, impaciente por encontrar civilización luego de estar tanto tiempo en ese bosque. –"¡Falta poco…!" Se le escapo una pequeña sonrisa.
Sin embargo, entre más se acercaba a la aldea, más su sonrisa iba desapareciendo. Incluso desde la distancia en la que se encontraba, el lugar desprendía una sensación bastante depresiva.
Cuando finalmente llegó a las grandes puertas de la entrada, en lugar de ser recibido por el guardia que estaba a un lado de las mismas, una pequeña niña se acercó a él dando pequeños saltitos y tarareando, con una cesta de flores en la mano.
-"¡Bienvenido a la Aldea Ciervo, señor! ¿Le gustaría una flor? ¡Hare una oferta especial, y se lo dejare a 1 Farin!
Una sensación de calidez recorrió el alma de Kael, ver la inocencia de la niña realmente es un cambio a mejor respecto a la muerte y Bestias de los últimos días.
Agachándose a la altura de la niña, Kael pregunto:
-"Gracias por la bienvenida, pequeña. Lamentablemente, no tengo una moneda de esa cantidad, pero te comprare una por 10 Farin."
-"¡No soy una niña! ¡Ciara es toda una dama!" La niña hizo un puchero, aparentemente enojada por el comentario de Kael.
-"Oh, lo lamento mucho joven dama, no planeaba insultarla." Como si estuviera ante una princesa, se inclinó un poco y le sonrió.
-"Mhmm… ¡Estas perdonado! Pero a cambio tendrás que jugar conmigo. Aquí—"Ciara tomo una de las flores en su cesta y se la entregó a Kael.
-"¿Estas segura? Puedo darte los 10 Farin si quieres."
-"¡Sip! Ya que soy una mujer amable, te lo regalo por jugar conmigo." Dijo y tomo la mano de Kael, corriendo energéticamente dentro de la aldea.
A diferencia de la energía de Ciara, todos los demás habitantes parecían estar sin ánimos ni ganas. El ambiente era realmente depresivo, como si fuera un funeral.
Aun siendo arrastrado, Kael no pudo evitar preguntar; -"Oye, Ciara… ¿Por qué todo el mundo parece tan desanimado?"
-"¿Mhmm? ¿No lo sé? ¡Olvídate de eso, me dio hambre, así que vamos a lo del abuelo Seamus!"
-"¿Abuelo Seamus? Pensé que querías jugar…"
Ignorando a Kael, Ciara lo arrastro un poco más y finalmente se detuvo en frente de un edificio de dos pisos. A un lado de la puerta, un cartel ponía "Posada y Taberna del Ciervo". Ambos entraron y las pocas personas que estaban dentro bebiendo, dirigieron sus miradas hacia ellos. Miradas de sospecha se clavaban en Kael.
-"¡Abuelo Seamus! ¡Yo y mi amigo tenemos hambre, prepáranos algo por favor!" Ciara le dijo a un anciano, que parecía tener unos 60 años. Su cara, con pocas arrugas a pesar de su edad, tenía una mirada y sonrisa amables.
-"Al fin vuelves, Ciara. Te he dicho muchas veces que no salgas sola por mucho tiempo." El anciano regaño levemente a la niña.
-"Lo siento, abuelo Seamus… ¡Pero mira! Hice un nuevo amigo, lo encontré en la entrada de la aldea." Una gran sonrisa adorno su rostro.
-"Jo jo jo, ya veo. Eso es bueno. Disculpa" —Miro a Kael— "Soy Seamus, dueño de esta posada. ¿Tú eres…?
-"¡Ah! Mi nombre es Kael, señor. Acabo de llegar a la aldea y Ciara me trajo hasta aquí."
-"Ya veo… Lo siento por ella, a veces puede ser un poco pesada. Pero no es una mala niña."
-"Tranquilo, señor, yo también lo creo. Además, me mostro un poco el lugar mientras nos dirigíamos hacia aquí, así que estoy agradecido."
-"Jojo, es bueno escucharlo."
-"¿Ves? Soy una dama muy amable y creo que merezco algo delicioso." Dijo, mientras estaba de puntitas intentando subir a una silla cerca de la barra.
-"Mhmm… Creo que tienes razón, le diré a Sile que te prepare algo. Para usted también, señor Kael."
-"Muchas gracias. Ah, y solo dígame Kael, es mayor que yo, después de todo."
-"Entendido." Con eso, fue a la parte de atrás de la barra.
-"Gracias por guiarme hasta aquí, Ciara. Hubiera sido difícil llegar por mi cuenta." Acaricio suavemente su cabeza por unos segundos.
-"Jeje, no es nada, después de todo, ¡Ya somos amigos!" Parecía disfrutar de que Kael acariciara su cabeza, pues cerro los ojos y sonrió mientras lo hacía.
Treinta minutos después, una mujer joven, no más de 25 años, salió de la parte de atrás con dos platos de carne y un poco de sopa de verduras.
-"Disculpen la demora, aquí está su comida." Su cara, aunque no podría ser descrita como hermosa, tenía un encanto simple y bonito, las pequeñas pecas que adornaban su cara y el leve rubor natural de sus mejillas, solo la hacía ver más tierna. Y, en contraste, su voluptuoso cuerpo no podía ser oculto por lo que parecía ser el uniforme de la taberna, el cual mostraba algo de su gran escote y su corta falda que cubría la parte entre sus piernas y su trasero.
-"¡Muchas gracias, hermana Sile! ¡Te presento a mi amigo, Kael!" señalo a Kael, que estaba sentado junto a ella.
-"Es un placer, señorita Sile, soy Kael." Dijo e intento hacer la mejor sonrisa que pudo.
-"…" No hubo respuesta.
-(¿Eh? ¿Sera que mi sonrisa fue asquerosa?)
-"Uhmm… ¿Señorita Sile?"
Lentamente, las ya rojas mejillas de Sile, se hicieron cada vez más rojas, hasta el punto en el que parecía un tomate.
-"¡S-Si! Es u-un placer conocerlo también. ¡C-Con permiso, tengo trabajo que hacer!" Rápidamente fue hacia la parte de atrás, casi tropezando por el camino. Las risas de los otros clientes resonaron levemente por la taberna.
Luego de eso, almorzó junto con Ciara y converso con Seamus durante unas pocas horas. Durante ese tiempo, Kael noto como Sile miraba en su dirección y, cuando el devolvía la mirada, ella se ruborizaba como un tomate y rápidamente iba a otra parte.
De esa forma, la noche llego y era momento de buscar un lugar para descansar.
-"Señor Seamus, ¿Tiene una habitación disponible para pasar la noche?"
-"Tenemos habitaciones libres, pero lamentablemente no aceptamos ningún huésped. Entonces—"
-"¡Abuelo Seamus! Kael es mi amigo, por favor deja que se quede."
-"Lo lamento, pero— Quiero decir, por supuesto que lo hare, es tu amigo." Por un instante, los ojos de Seamus parecían brillar, pero rápidamente volvieron a la normalidad antes de que Kael pudiera notarlo.
-"Por aquí, por favor." Le dijo a Kael y subió por las escaleras.
-"Entendido… ¿Tú no te quedaras aquí, Ciara?"
-"No, yo dormiré en mi casa. ¡Descansa!"
◈ ◈ ◈
Una vez en su cuarto, Kael se desvistió, quedando completamente desnudo y se recostó en su cama.
Cuando estaba por dormir debido al cansancio—
*Knock knock*
Alguien toco la puerta y sin esperar respuesta, entro:
Era Sile, vistiendo nada más que un camisón transparente y con las mejillas sonrojadas.