"Al ver que Damon la miraba severamente desde la puerta de su habitación, Talia no se atrevió a provocarlo.
Talia no tenía ni la más mínima idea de qué causó su estado de ánimo actual o de qué ánimo era, pero decidió ir a lo seguro y bajó la cabeza.
—Pido disculpas, Alfa Damon —dijo con voz pequeña.
¡BAM!
Talia se sobresaltó cuando la puerta se cerró fuertemente, y aspiró agudamente al darse cuenta de que Damon estaba a solo medio paso de ella.
Le tomó solo un segundo cruzar la distancia entre ellos.
Damon agarró su barbilla con su dedo índice y pulgar y la obligó a levantar la cabeza y a mirarlo.
—¿Cómo me llamaste?
Estaba inclinándose sobre ella, y sus palabras enojadas le salpicaron en la cara. Talia parpadeó rápidamente, sin entender a qué se refería.
Al ver el horror en sus ojos, Damon soltó su barbilla y colocó su palma en su mejilla.
—Te dije que me llames por mi nombre. Damon. Solo Damon. Dilo —su tono era mucho más gentil, pero su mirada era inquebrantable.