Unos momentos mas tarde, el sonido de golpeteos se escucho en el cuarto y obligo a Elías a levantarse. La llegada de ambas Chameleon termino la reunión entre Zillah y él. Lo importante ahora era disminuir la distancia entre los Panther Chameleon y minimizar los conflictos. Aunque dudaba un poco por los sentimientos que percibió, la confianza no era algo que se ganara de un día para otro, incluso para alguien que porto el titulo de Héroe.
—¿Estas ocupado, Elías?—pregunto Vanet. El rastro de energía que liberaba el nuevo miembro indicaba que estaba despierto, pero no mostraba ningún movimiento.—La fiesta esta a punto de empezar y el líder nos envió para recogerte y entregarte una ropa provisional. ¿Podemos pasar?
La nula respuesta la preocupo y se enfureció con sus propios compañeros. Gracias a esos tontos y el reporte de Orelia, su maestra y ella vieron que comenzaron con el pie izquierdo e incomodaron a su nuevo visitante. Y no es como si ayudara mucho la molestia de varios del grupo y su predecible movimiento por conseguir expulsarlo en un futuro, muy probable después del festival solar.
La verdad es que Vanet estaba un poco a favor de sus compañeros. La presencia extranjera afectaría la aldea y volverían a sufrir la perdida. Tener el factor de una Autoridad tan peligrosa y haber sentido una fuerte alarma de una pasiva de su Autoridad reafirma el temor de todos y el suyo propio. Sin embargo, la conversación y pelea contra el Héroe, como también la desaparición de la alarma, cambio su perspectiva de Elías e hizo verle que no traería nada malo.
Si hay algo que Vanet podía asegurar con su vida es que no era la única que veía como un cambio positivo la llegada de Elías. El líder, Faram, la alquimista Rubí, Casandra e Ignacio, y para sorpresa suya, Orelia, opinaban que su inclusión a la aldea trasformaría el pensamiento de la mayoría y regresaría aquella época de prosperidad. Bueno, volvería si encontraran al padre de Fanet y resolvieran el enigma de aquel día.
—...¡Esperen un momento!...Pasen
Las dos Chameleon se vieron un momento y entraron en el árbol. El tono nervioso de Elías las extraño, no sintieron que practicara algún arte física o no física, ni tampoco parecía ser el tipo de persona que ocupara privacidad para apaciguar sus necesidades en un sitio que apenas vive.
Al bajar de las ramas y caer en la habitación, ambas notaron un gran tarro de dos metros a la par de Elías. El zumbido y el tamaño de los seres que percibían en el interior del objeto hizo que concluyeran que eran insectos. No obstante, podían equivocarse, el ritmo de los sonidos, movimiento y comportamiento diferían de otros insectos en la isla.
—Ese sonido. ¿Hay insectos en el tarro?—pregunto dudosa Vanet.
—Si. Siempre cargo unos cuantos tarros de insectos por algún encuentro con una especie o clan que consuma insectos—respondió aliviado. Casi olvidaba una de las costumbres del clan Panther Chameleon: los visitantes o recién integrados que estén presentes en una celebración deben llevar varios tarros con insectos.—La verdad es que no se cuantos tarros tengo que darles por obvias razones. ¿Me pueden decir cuantos son?
Ambas chicas se miraron unos momentos y empezaron a reír. De las tantas posibilidades por las que Elías tardo en responder, no esperaron que fuera una costumbre que no existía en primer lugar. Mejor se hubieran dedicado a explicarle lo básico para la noche antes del combate y ahorrarse este escenario. Sin embargo, este acto demostraba el compromiso que tenia para convertirse en uno de ellos.
>>Saben, tengo ganas de soltar una piedra de magma escarlata en la habitación<
—¡Lo siento!¡Lo siento!—se disculpo Vanet con media sonrisa. Ella se mortificaba por creer que sus compañeros dañaron a Elías y este tenia una opinión negativa de la tribu.—Es que...¡¿por que no nos esperaste?!Nosotras afuera creíamos que te tomamos en un momento inoportuno.
—¿Inoportuno? Mas bien seria que detuvimos su momento de privacidad—agrego Orelia con burla.—No nos importaría darte unos minutos para ti mismo. Solo esperamos que no nos uses como referencia.
Elías se sonrojo y agacho la mirada avergonzado. Las implicaciones de tales palabras fue un golpe sorpresivo y vergonzoso. Él no tenia mucha experiencia en esa área, por culpa de su papel como Héroe y las consecuencias de formar una relación mas allá del trabajo y la familia. Sin mencionar que, por el constante trabajo, erradicación de Presagios del Fin, la resistencia insana de su cuerpo y poco tiempo que poseía para si mismo, no ayudaba nada. La única experiencia que tenia eran las enseñadas por Dasha ante de iniciar su viaje y los leídos en los libros.
—Cállate, Orelia, no vez que nos avergüenzas—hablo Vanet molesta. El color de su piel cambiaba de tonalidades mientras recriminaba la broma de su compañera.—En serio, eres incorregible. Para la próxima, mejor traigo a Faram y me ahorro tus juegos.
—No eres divertida. Así nunca conseguirás novio.
—No tengo por que no busco uno. Tú, en cambio, no eres capaz tener alguno—rio con burla. Ella no es el tipo de persona que se mete en la vida amorosa de alguien, pero a veces su amiga necesitaba una cuchara de su propia medicina.—Dime, Orelia: hay algún pretendiente en tu vida. No he visto ni escuchado que seas el habla de los hombres de la aldea mas allá de tu extraordinario talento. ¿Quieres hablarlo ahora?
—Te volviste muy atrevida, ¿Por que será?—sonrió. Acerco el rostro a la Chameleon, la miro con diversión y comento:—¿Sera que quieres probarle a cierta persona que no eres una niña?¿O puede ser que quieras demostrarle a nuestro invitado que eres una figura para apoyarse en todo momento? Dímelo.
>>En cuanto a tu pregunta, no tengo ni tendré un interés en el romance. Si soy capaz de amar, como todo ser existente, pero no del modo que tu piensas<
El Héroe perdió el sonrojo por el intercambio y miro monótono a Orelia y un poco de pena a Vanet. La conversación se desvió del problema inicial, la falta de conocimiento de las tradiciones de la tribu, y se convirtió en un tema que no deseaba tocar o hablar con individuos con casi o nulo vinculo personal. Sobre todo, cuando debían irse a la fiesta de la aldea y no levantar una innecesaria bandera de desconfianza.
—Disculpen, pueden terminar su pelea. Los demás deben de estar esperándonos y no quiero arruinar la primera interacción con ellos.