"¡Buagh!" – Adrián soltó varias bocanadas de sangre, a pesar de su físico, frente a ese cadáver, no era nadie. Incluso en este momento, su desesperación por vivir era más grande que el temor que sentía. Incluso con su cuerpo aplastado, intentando soltarse de todas las formas posibles.
"¡No! ¡No moriré aquí!" – No sabia cuantas veces había dicho la misma palabra, a lo largo de su corta vida. Pero no se iba a rendir tan fácilmente.
Mientras los vitoreas, las alabanzas, y los cantos seguían, el cadáver cerca del altar, movió una mano esquelética hacia el frente, tocando y tomando con suma delicadeza la mascara blanca inexpresiva. La tomo como si esta fuera su adoración y su vida misma.
Incluso en la muerte, se podía sentir su gran devoción.
Pero en ese momento mientras demostraba su gran devoción, de pronto una gran presión surgió.
"¡Montaña aplastante!" – Grito Adrián, mientras todo su cuerpo físico se derrumbaba, aun así, las manos esqueléticas, cayeron al suelo por la presión, Adrián aprovecho el momento que el esqueleto sostenía la mascara para poder escapar.
Cuando se liberó, incluso con sus pies destrozados, Adrián se impulso hacia adelante. Este era su momento para escapar.
El esqueleto simplemente lo ignoro, y miro como la máscara se sacudió por la presión. Esto por alguna razón, había desatado un gran odio sin precedentes hacia Adrián, el cual se manifestó por todo el salón. Los cuales, resonaban con canticos melodiosos, ahora poco a poco se convertían en gruñidos desesperados.
Una gran intención de muerte se expandió como una onda por todo el lugar, y cientos de manos esqueléticas se liberaron de toda la iglesia. Todos con un odio irreversible, y con ganas de asesinar.
Adrián sabia que este era su fin, no había modo de que escapara. Sin embargo, lo intento desesperadamente, con sus huesos rotos, saco la espada de madera junto a una gran cantidad de soga verde.
Lanzo la soga verde por todos lados, cada una de sus extremidades tenían flechas amarradas, por lo cual se clavaron por toda la iglesia, la soga decía que era muy resistente, poniendo la espada de madera delante suyo.
Este era su modo para protegerse.
Pero las manos esqueléticas eran muy poderosas, tanto que no les importaban la presión que Adrián liberaba. Simplemente atravesó todas clavándose por todo su cuerpo, solo su cabeza fue protegida por la espada de madera.
El esqueleto en el altar estaba muy enojado, tanto que podría destruir el cuerpo de Adrián en un instante. Pero justo en el momento que intento atravesar su corazón y su cabeza, esta se detuvo.
Estaba reacio hacerlo, pero por muy enojado que estuviera, su poder sin precedentes, tuvo que detenerse.
Movió todas sus manos fuera de Adrián, quien apenas estaba con vida, cualquier hubiera muerto en su situación, incluso un cultivador, pero Adrián, aun tenia su venganza, y su odio hacia las figuras en el cielo quienes le arrebataron todo. Fue por eso que pudo resistir un poco más que los demás.
Pero incluso, de esa forma podía ver el final de su camino.
Con su respiración entrecortada, sus ojos y boca se llenaban de sangre, por sus órganos cortados o partidos.
Su único mano temblaba, mientras intentaba moverla para poder escapar.
El esqueleto miro todo esto, y lanzo un rugido atronado que reventó sus tímpanos.
Era como si no le importara Adrián y quería que este desapareciera. Pero a la vez, no podía hacerlo, sus manos huesudas movían la mascara blanca, apartando los cientos de cadáveres a su alrededor.
Los cantos y ritos siguieron, seguidos de melodiosos sonidos. Como si un ser celestial bajara del cielo.
El esqueleto elevo la mascara hacia el cielo, liberándose de sus manos, en ese momento se postro ante ella, al igual que los innumerables cadáveres.
La máscara descendió lentamente. Las alabanzas aumentaron junto con sus cantos, un estruendo seguido de un temblor aun mas fuerte, empezó incluso a resonar por toda la ciudad.
Cualquiera que lo sintiera, tendría miedo, ya que podría ser el inicio de que una bestia poderosa se acercaba.
Pero incluso las bestias, las cuales habían perdido todos los sentidos, podían sentir un miedo escalofriante.
Cuando la máscara descendió, cayó en dirección del rostro de Adrián.
Adrián al ver esto quiso moverse por cualquiera de los medios, pero dos manos esqueléticas lo detuvieron.
"No quiero…que…este…sea mi final" – Dijo tales palabras, pero no podía hacer nada para este punto. Simplemente cerro los ojos.
La mascara blanca cayo en su rostro, atravesado su carne, quemándola, para incrustarse sobre sus huesos. En ese momento una gran explosión de energía recorrido su cuerpo, regenerando varias de sus partes rotas.
Incluso, delante de la máscara, nueva carne y piel apareció.
Cubriéndola como si nunca hubiera existido.
Cuando se fundió con el rostro de Adrián, todos los esqueletos se volvieron polvo, excepto el esqueleto con el candelabro, el solo duro unos momentos, antes de arrodillarse y una voz áspera sonó.
"Lo siento" – Fueron las ultimas palabras que salieron de su boca, antes de desaparecer, quien sabe si la disculpa estaba dirigida para Adrián, o para la máscara.