Chapter 21 - Cristal

Mukahi Aori notó la llegada de su primo de inmediato. Lo saludó cordialmente y, con curiosidad, preguntó quién era la persona que lo acompañaba.

El encuentro con alguien a quien preferirías evitar siempre deja esa incómoda sensación de que algo no está bien.

Park Moon estrechó la mano de Mukahi Aori, presentándose con calma:

"Soy el hermano mayor de Mukahi Motoki".

"¿Hermano Mayor?". Repitió Mukahi Aori, visiblemente sorprendido.

"Es en sentido metafórico". Intervino Mukahi Motoki, aclarando con rapidez

"Ah, ya entiendo". Murmuró Mukahi Aori, asintiendo mientras procesaba la información.

Su primo tenía un "hermano mayor". Algo así era increíble, y aunque sabía que no era literal, no pudo evitar sentirse impresionado.

Por otro lado, Park Moon se mostró reservado.

La repentina aparición del mejor amigo del protagonista masculino lo tomó por sorpresa.

Prefirió no hablar más para no alterar innecesariamente la trama.

Optó por una expresión indiferente, tratando de mitigar cualquier posible impacto.

Sin embargo, para Mukahi Aori, esa expresión era la cosa más hermosa que había visto. Sin pensarlo, lo dijo en voz alta:

"Tú tienes unos ojos muy bonitos". 

El halago desconcertó a Park Moon, quien se sintió momentáneamente nervioso. Sabía que nada bueno salía de involucrarse con los amigos de los protagonistas. Pero ¿qué debía hacer en esa situación? Sin querer, dejó escapar una respuesta:

"Tú también tienes unos ojos muy bonitos".

Park Moon se dio cuenta de inmediato de lo que había dicho y trató de corregirse, cambiando su tono drásticamente:

"Sería una lástima que terminaran aplastados".

Para sorpresa de Park Moon, Mukahi Aori tomó el comentario como un cumplido y asintió con naturalidad antes de cambiar de tema.

"¿Por qué viniste al hospital?". Preguntó Mukahi Aori, dirigiéndose a su primo.

Mukahi Motoki procedió a explicarle su situación, pero evitó cuidadosamente mencionar cualquier detalle sobre los zombis o la capilla.

"Ya veo". Respondió Mukahi Aori tras escuchar la versión editada de los eventos. "En ese caso, solo te queda colarte en la habitación de mi padre".

"Hace mucho tiempo que no permite que nadie lo visite". Agregó Mukahi Aori, con un tono que mezclaba resignación y complicidad.

"Yo me encargaré de distraer a los guardias de seguridad, mientras tú y tu amigo aprovechan para colarse en su habitación". Propuso Mukahi Aori con determinación.

Hizo una pausa, dejando escapar una ligera sonrisa antes de añadir:

"La verdad, siempre quise intentar algo así, pero siendo solo uno, no tenía muchas opciones".

Luego, miró a ambos con confianza, tratando de inspirarles ánimo:

"Si trabajamos en equipo, estoy seguro de que los tres saldremos ganando".

Mukahi Aori finalizó su propuesta, esperando la reacción de Mukahi Motoki y Park Moon, quien aún parecía debatirse entre su habitual indiferencia y un inusual interés.

Mukahi Motoki cruzó los brazos, pensativo. Sabía que Mukahi Aori siempre tenía ideas fuera de lo común, pero esta vez, la propuesta parecía tener sentido. Miró de reojo a Park Moon, buscando alguna señal de aprobación o rechazo.

"¿Qué dices?". Preguntó finalmente Mukahi Motoki.

Park Moon, quien hasta ahora había permanecido en silencio, desvió la mirada hacia Mukahi Aori. Su expresión seguía siendo indescifrable, pero había algo en su postura que delataba una leve vacilación.

'¿Confiar o no confiar en el mejor amigo del protagonista masculino?'.

"Primero confirmemos si lo que dice es cierto". Park Moon le pidió a Mukahi Motoki que fuera a la recepción de hospital para colaborar lo que dijo Mukahi Aori.

Mukahi Motoki asintió y se puso en marcha de inmediato. Así, solo quedaron Park Moon y Mukahi Aori a las afueras del hospital.

Por un momento, ambos permanecieron en silencio, hasta que Park Moon notó la mirada suplicante de Aori hacia un volantín azul atrapado en la rama de un árbol.

"¿Necesitas ayuda?". Preguntó Park Moon casi por instinto.

Cuando Mukahi Motoki regresó, se encontró con una escena inesperada. Mukahi Aori abrazaba con cariño el volantín recuperado, mientras Park Moon intentaba mirar hacia otro lado, claramente incómodo. Sin decir nada al respecto, Mukahi Motoki fue directo al grano.

Lo que dijo Mukahi Aori era cierto. Mukahi Ren se negaba recibir cualquier visita.

Mukahi Aori sonrió ampliamente, satisfecho con la respuesta.

"¡Perfecto! Entonces, preparémonos. Les explicaré cómo vamos a hacer el plan". 

.............

La primera parte del plan transcurrió sin problemas. Mukahi Aori, con su porte tranquilo pero intimidante, logró distraer a los guardias en la entrada principal con preguntas vagas sobre horarios de visita. Mientras tanto, Mukahi Motoki se deslizó hábilmente hacia la entrada trasera, asegurándose de no ser detectado.

Park Moon, por su parte, se movió por los pasillos como si fuera su propia casa, saludando con confianza a enfermeras y médicos que parecían demasiado ocupados para cuestionarlo. Llegó al panel de seguridad y, tras unos momentos de teclear con precisión, logró desactivar la alarma del área de habitaciones privadas.

"Todo listo". Susurró para sí mismo, antes de enviar un mensaje rápido a Mukahi Motoki y Mukahi Aori desde su teléfono.

Cuando se reunieron frente a la habitación del padre de Mukahi Aori, Mukahi Motoki no pudo evitar notar el pequeño rasguño en el brazo de su primo.

"¿Qué te pasó?". Preguntó, señalando la herida.

"Ah, nada, solo un tropiezo. No es importante", Respondió Mukahi Aori con un encogimiento de hombros. 

Park Moon, consciente de que aquello era el resultado de intentar escalar un árbol, decidió mantenerse al margen.

Mukahi Motoki retrocedió un paso, observando cómo Park Moon giraba lentamente el pomo de la puerta. A su lado, Mukahi Aori apretaba los puños, con una tensión apenas perceptible en sus hombros. El silencio que los envolvía era un vacío pesado, cargado de expectativas.

La puerta se abrió con un leve crujido. El interior de la habitación estaba sumido en penumbra, apenas iluminado por la luz anaranjada del atardecer que entraba por la ventana.

La figura del padre de Mukahi Aori se encontraba allí, de pie frente al cristal, con la mirada perdida en el horizonte. Su postura era firme, casi rígida, como si llevara horas inmóvil.

Desde la entrada, Park Moon percibió algo más: la dirección de su mirada apuntaba hacia la capilla donde estaban enterrados los demás creyentes de la deidad de la Compasión.

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Autor: Su Ming detesta los viernes por alguna extraña razón.

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