Buscando un brillo propio
Tardé casi una semana en recuperarme, recordar como había perdido y las palabras de Yao me hicieron sentir débil de nuevo. Desde ese día el mago se marchó y no dejó nada para que entrenase, salvó por una especie de nota grabada en una pared de la cueva "Obtén la fuerza necesaria para ser mi discípulo"
Desde que me recuperé cada día entrené incansablemente usando grandes cantidades de ether y leyendo libros de teoría, al parecer coordinar el ether y hacerlo fluir era una cualidad común entre los magos.
«Así que es una técnica básica, supongo que es natural que Yao este decepcionado con mi desempeño».
Canalicé la energía sobre la palma de mi mano. Empecé a recordar todo lo que había pasado hasta el momento, cuando fui a cazar con los chicos, la vez que conocí a la amalgama, el torneo, la mazmorra y más recientemente el regente trol.
«Aún con todo lo que me esforzado, todos los sacrificios, toda la sangre derramada».
Me quedé callado por un momento, tomé mucho aire. El pasado me atormentaba, en forma de memorias entrelazadas que no desaparecerían.
—¡¿Por qué sigo siendo tan débil?!
El gritó resonó por toda la cueva, no había nadie que pudiese escucharlo, así que lloré hasta desahogarme. Tras terminar de lamentarme caminé por los alrededores, el cachorro de lobo no estaba por ningún lado.
«Oh, cierto. Vi a Hiyori llevárselo cuando se fueron, le habrá tomado cariño».
—... Ladrona.
Respiré hondo para calmarme y retomé mi entrenamiento, reunir el ether a mi alrededor para formar una especie de aureola, usarlo en grandes cantidades que mi cuerpo normalmente no soportaría y luchar sin usarlo contra animales.
Era fácil lidiar con los lobos, fuera del uso de ether mi físico también había mejorado, era más fácil que antes evitar sus ataques y contraatacar, aunque claro, pelear con bestias de bajo nivel como los lobos no me traería ninguna experiencia útil.
«Aún no me siento listo para luchar contra un trol, supongo que de momento continuaré entrenando».
No pasó mucho tiempo para que todo mi equipo se estropeara por completo, solo me quedaban el abrigo y la ropa. Las tiras de cuero de mi armadura se habían deteriorado a un punto sin retorno y todas las dagas que me quedaban terminaron rompiéndose con el tiempo.
Ahora usaba un trozo de acero que Yao tenía tirado por ahí, como si de un bastón se tratase.
Muchos días después mi caballo volvió a crecer, por desgracia no tenía nada lo suficientemente afilado como para cortarlo. Sin nada mejor que hacer decidí salir a cazar, el trozo de acero ya estaba agrietado, era un milagro que todavía se mantuviese en una sola pieza.
Como de costumbre esparcí restos de animales en los alrededores. Las bestias depredadoras no tardaron mucho en aparecer, aullaron desde una colina y descendieron a toda velocidad mientras gruñían y mostrabas sus colmillos.
«Unos cinco, no ameritan que usé el ether con ellos».
Los llevé a un lugar cerrado donde no pudiesen rodearme, me coloqué lo más cerca que pude de la pared, uno de los lobos se abalanzó descaradamente en mi contra como de costumbre, balanceé el bastón contra su cara y luego lo rematé atravesando su garganta con la punta.
El resto se enfureció y decidió atacarme en coordinación, solo uno de ellos permanecía quieto tras sus filas, esperando el momento exacto para atacar. En cuanto uno de ellos trató de atacarme salté encima suyo y le propiné una estocada en el cuello mientras caía.
Los otros no desaprovecharon la oportunidad, pateé al primero, esquivé al segundo y usé la otra punta del bastón para golpear al último. Mientras estaban desorientados los maté uno por uno, incluso si no estaba especialmente afilado, el trozo de acero bastaba para acabar con sus vidas.
El líder de la manada agachó la cabeza y luego empezó a gruñirme, esperé a que hiciese el mismo movimiento que el resto de su especie, para mi sorpresa en vez de cargar empezó a correr en círculos a mi alrededor, en un intento de desorientarme.
Me quedé quieto para leer sus movimientos, en el momento justo lo escuché saltar hacia mi posición, giré tan rápido como pude y le propiné una estocada, después de ser golpeada la bestia cayó al suelo quedando indefensa, golpeé su cuello repetidas veces hasta poder acabar con ella, su piel era más dura que la del resto de su manada.
Salí de la cueva arrastrando el cuerpo del líder de la manada, su sangre dejó de caer en un punto, al final logré llegar a la cueva. Colgué el cuerpo de la bestia con una cuerda y corté su cuello para que se desangrará.
Junté todo mi equipo, el bastón había visto mejores días, las dagas estaban hechas pedazos y no podía perder el cuchillo que usaba para poder cocinar. La noche cayó poco después, mantuve la brasa de la hoguera encendida, de repente todo se había vuelto solitario y no sentía mejoría alguna.
«Me pregunto si ya debería regresar al pueblo, bueno, si logró ponerme al día quizá Yao me de otra oportunidad. Quiero aprender más sobre las runas».
Formé la runa de potencia sobre mi mano, ya se había vuelto algo natural poder hacerlo, el entrenamiento había valido sus frutos, eso era cierto, pero, no era suficiente. Necesitaba tener algo que me diese la más mínima oportunidad contra monstruos como el regente trol.
Dejé de vagar y fui a buscar entre las pertenencias de Yao, todos los libros no eran más que pura teoría, no había ninguna runa grabada en algún lado o alguna especie de atajo para mejorar mi desempeño en combate.
Mientras hurgaba vi un trozo de papel caerse de un libro teórico escrito por Merlín. Era una runa algo complicada, estaba formada por símbolos extraños. Me dediqué a estudiarla por semanas, sin importar cuantos libros leyera los caracteres rúnicos no parecían representar una armonía.
«Ifrit, Sylph, Ether. Entiendo que esos son nombres de espíritus, supongo que es normal que se encuentren dentro del lenguaje rúnico, pero no termino de comprenderlo».
Tardé mucho tiempo en formar la runa por completo, incluso me estaba empezando a crecer una barba, mis ojos se veían apagados, al menos eso era lo que el hielo me decía. Al formar la runa el ether a su alrededor cambio su tonalidad, al dirigirlo aparecían pequeñas chispas, no era nada impresionante, pero estaba un paso más cerca del control elemental.
«Bueno, ya que puedo hacer esto, lo siguiente es...».
—¡¿Qué pasó aquí?! Solo me fui por un par de meses y el refugio se hizo una pocilga.
El hombre que gritaba no era otro más que Yao, este llevaba ropas exóticas que diferían mucho de la atmosfera de la cueva. Se me quedó viendo fijamente por un rato, parecía extrañado.
—¿Quién eres? ¿Cómo llegaste aquí?
Empecé a recoger los libros tirados.
—¿A que se refiere? Soy Hayato.
Yao se sentó sobre una pila de libros.
—¿Y bien? ¿Has logrado algún progreso?
Al escuchar sus palabras formé la runa que había aprendido.
—Me las arreglé para formar una nueva runa, aunque no estoy seguro de cómo funciona.
Yao se sorprendió.
—No recuerdo haber formulado eso. ¿De dónde lo sacaste?
Continué ordenando la estantería.
—Había un trozo de papel que la tenía tallada que se cayó de un libro.
Yao chasqueo los dientes.
—Ese maldito Merlín, siempre hace de las suyas, por eso no me gusta comprarle, de no ser por que es un genio ni me molestaría en comprar sus libros de teoría.
Tras explicar eso Yao dibujó la runa usando su bastón.
—Esta formación es una runa complementaria, no sirve de nada por su cuenta, necesita ser combinada en un círculo rúnico para poder funcionar, aunque la gente común les dice hechizos.
Observé a Yao, tenía ganas de preguntar sobre los círculos rúnicos, el tenía una sonrisa perversa que parecía pedirme que lo descubriese por mi cuenta. El mago se levantó de improvisto y me lanzó una bolsa.
—Por cierto, Aki me pidió que te entregará esto.
Dentro de la bolsa había una armadura de cuero, un arco de madera reforzado, un set de dagas gemelas y un set para cacería, en el fondo también había una nota de Hiyori: ~Le puse Gumiho al cachorro, está bonito. Por cierto, no pienso regresarlo. Att: Hiyori~
«Para decir eso mejor no hubieses dejado una nota».
Yao se marchó poco después, aunque ahora lo vería más seguido. Aproveché la nueva daga para rasurarme, no me gustaba llevar barba, me hacía sentir viejo. También corte mi cabello para que no me estorbará, cada vez me lo dejaba más largo.
Fuera de eso mi rutina no cambió mucho. Estudiaba teoría para aprender sobra las formaciones rúnicas, iba a cazar para entrenarme en combate y luego usaba ether de forma excesiva para que mi cuerpo gané resistencia.
Pasé mucho tiempo estudiando, suficiente para que Yao se aburriera y regresará a la cabaña de su padre. Durante ese tiempo continué fortaleciendo mi cuerpo y aumentando mi resistencia al ether, de vez en cuando lograba reunirme con Shyun pero esta me expulsaba al instante.
Cada vez mi uso del ether mejoraba poco a poco, también mejoró mi manejo de armas, cada vez tardaban más en romperse. Un tiempo después finalmente aprendí las bases para la formulación rúnica.
«Se necesita tener una runa específica, por suerte convencí a Yao para que me la enseñara. La runa de unión».
Primeramente, dibujé un círculo con la energía, luego la runa de unión la pieza central de la formación, seguida por la runa de potenciación y la runa de chispas, al lograr estabilizar el hechizo canalicé ether a través, una llamarada que consumía cantidades masivas de ether se había formado.
Reí como un maníaco y continué probando mi nuevo juguete hasta que mi cuerpo no pudo aguantar más, Yao aplaudió desde la distancia.
—Ahora deberías ser capaz de aprender mi propia forma de jugar con los espirítus.
Al despertar Yao me envío a volar con magia de viento, apliqué las bases de la formación rúnica a la técnica de pasos logrando una gran mejoría y pude acercarme a él, aunque cuando lo logré me dio un golpe en el rostro y terminé siendo arrastrado por la corriente de aire.
Una semana después Yao salió para buscar los materiales de referencia necesarios para desarrollar su técnica. Por mi parte apliqué la formulación rúnica a todas mis técnicas, experimentando me di cuenta de que no podía sobreponer runas, si trataba de colocar dos runas de potenciación el circuito explotaba y era demasiado peligroso.
Al final logré mejorar muchas cosas y añadir nuevas al arsenal. Explosiones de llamas, un propio lanzallamas, mejoré la técnica de pasos y las variantes que había desarrollado. Tenía planeado aprender más runas, pero me di cuenta de que no había masterizado todas las posibilidades que tenía hasta el momento, había veces en las que olvidaba como eran ciertos patrones rúnicos.
Durante el tiempo que Yao se ausentó continué con mi rutina y trazaba cada runa constantemente, para nunca olvidarlas. También aprendía a luchar sin depender del ether, si bien disfrutaba de mi nuevo poder, todo solo era un agregado a mis habilidades, al final de todo siempre terminaba rematando con mi daga.
Entrene pacientemente hasta que Yao finalmente regresó, este traía muchos libros de teoría, durante meses me dediqué a estudiarlos, ya había perdido la cuenta de cuanto tiempo había pasado desde que dejé la aldea.
Todo el conocimiento me llevó a aprender una nueva runa y sobre como se construyen las mismas. Una de las muchas tesis estaba escrita por el mismo Yao, una de sus frases decía: Los que se conforman con lo que enseñan en la academia son solo unos mediocres.
La runa en cuestión era una invención de Yao, se trataba de un montón de caracteres rúnicos complicados mezclados en un círculo de ether. Mi deber era infuir ese patrón rúnico en cada punto de circulación primaria en el interior de mi cuerpo.
Aprender la runa fue complicado, tomó tanto tiempo que había perdido la cuenta. Luego estaba el proceso de grabar el patrón en mi cuerpo, era doloroso, como nada que hubiese hecho con anterioridad, de alguna forma hacerlo me hizo sentir realizado.
Para cuando terminó ese proceso Yao me invitó a hacer fluir ether a través de mi cuerpo, cicatrices con la forma de las runas que pensé se habían cerrado brillaban con intensidad y hacían que la energía cubriese mi cuerpo de forma armónica.
El mago que me había enseñado todo me entregó un bastón bo y puso su mano sobre mi hombro.
—Tomó más de lo esperado, pero estás listo para avanzar por tu cuenta, a partir de ahora, tienes que hacer que esa técnica sea tuya.