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Chapter 19 - La espada que brilla en carmesí

La espada que brilla en carmesí

Respiré lentamente mientras observaba a mi colosal oponente, el trol desprendía una fuerte sed de sangre y me observaba con desprecio. Expectante esperé a que desenvainara el espadón que portaba en su espalda, listo para esquivar usando la técnica de pasos.

Vacilante el trol posó su mano sobre el mango del espadón, sin dejar de observarme atentamente desenvaino su colosal arma, el filo del espadón brillaba en tono cyan brillante, me recordaba un poco a la daga de un conocido.

«Si me da un golpe con esa cosa me partirá a la mitad fácilmente».

Sin dudar el trol me atacó con un corte descendente seguido de uno ascendente, su habilidad con el espadón no tenía nada que envidiar a la de un humano. Gracias a la técnica de pasos me desplacé lejos de su alcance y luego lancé una explosión de ether directo a su cabeza.

El trol se tambaleo un poco, luego tomó firmemente su espada con ambas manos. Se agachó levemente y luego se impulsó hacia mi dirección con un tajo, me elevé en el aire y castigué su intento de ataque apuñalándolo, este liberó una de sus manos para evitar recibir el ataque y luego me lanzó por los aires.

Detuve mi cuerpo con la técnica de pasos y me impulsé para atacarlo de nuevo, por un momento tuve el presentimiento de que sería cortado y retrocedí al instante, al ver esto el trol cambió su postura y cargó con una estocada.

«Esta cosa, es lo más fuerte que me he encontrado en esta montaña».

Evadí la estocada, el reaccionó rápidamente con una combinación de tajos, por suerte mis desplazamientos me alejaban con facilidad de su rango. Al darse cuenta de esto, el trol cambio el ritmo de sus ataques para desplazarse más con cada uno de ellos.

Me impulsé nuevamente y en el momento que usó su mano para bloquear aproveché para colocarme detrás y apuñalar su cuello, su reacción lenta me permitió lacerar la herida antes de que me enviase a volar.

Me desplacé tan lejos como pude de su rango, el trol tocó su cuello y luego observó la sangre en sus manos. Tomó el espadón con firmeza, las venas de su cuerpo se exaltaron y emanó una especie de aura.

«¿Qué demonios está haciendo? Parece peligroso».

En un parpadeo tenía al monstruoso ser enfrente mía, reaccioné a tiempo para esquivar su corte y me alejé tan rápido como pude. No hubo caso, se había vuelto absurdamente rápido, me abrumó hasta el punto en que no podía evitar sus ataques por completo, el filo del espadón lacero parte de mi brazo derecho y no pude evitar gritar por el dolor.

«Mierda, mierda, ¿ahora que hago? ¿Cómo se hizo tan fuerte de un momento a otro?».

Disparé explosiones de ether hacia el techo, los escombros distrajeron a la bestia y me permitieron escapar, la herida no me dejaba concentrarme y había recibido contusiones en todo mi cuerpo, no podría mantenerme en el aire por mucho.

«Debo escapar».

Tomé al cachorro de lobo en mis brazos y traté de escapar, durante un segundo tuve un mal presentimiento y me detuve, el trol estaba enfrente mía, estaba claro que correr no era una opción.

«¿Qué puedo hacer ahora? Esta cosa es demasiado rápida».

Mientras el trol parecía disfrutar de su aparente victoria inyecté ether en la nieve, la explosión resultante creó una niebla que me permitió escabullirme lejos, el trol gritó y realizó tajos con su espada en un intento de dispersarla, pero le resultó imposible.

Aproveche el momento para escapar junto al cachorro, tenía que escapar de la vista del trol, de lo contrario llegaría hasta mi posición rápidamente. El cachorro temblaba de miedo, estaba claro que el oponente era formidable.

«¿Qué se le paso a Yao en la cabeza al enviarme a esta misión suicida?».

Me refugié en una de las cabañas de los alrededores, los pasos del enfurecido trol hacían temblar todo el terreno, como si fuese una especie de calamidad natural. Le ordené al cachorro ocultarse mientras localizaba al trol por las rendijas, este estaba atacando todo desenfrenadamente.

Me apoyé en una de las paredes para descansar, me quité el equipamiento y arranqué una parte de mi camisa, usando varias de estas cubrí la herida de mi brazo, dolía como el infierno. No tenía nada a la mano para curarme, empezaba a extrañar las curaciones de Aoi, aunque pensándolo, ni siquiera estando juntos habríamos logrado vencer a ese enemigo.

Apreté los dientes y apreté los vendajes, el dolor era desgarrador, por suerte pude contener mis ganas de gritar, por suerte, el trol no se dio cuenta, la sangre se filtro por la tela negra, tiñéndola ligeramente, aunque por el color solo parecía que se había empapado.

El cachorro se acercó a mí para lamer mi mano, sonreí levemente, empezaba a disfrutar su compañía. No podíamos hacer mucho sobre la bestia que se paseaba por los alrededores nevados, acaricié la cabeza del pequeño y cerré los ojos levemente, el sangrado no parecía detenerse, la herida era demasiado profunda, por suerte no había perdido la movilidad.

Me apoyé en la pared durante un buen rato, escuchaba los gritos del gigante enfurecido con cada segundo que pasaba, mi mente empezó a divagar, por unos instantes pude ver una ilusión de mi madre, no era solo ella, también estaba el resto de mi familia y algunos compañeros que dejé atrás.

«No puedo quedarme tranquilo, me volveré fuerte hasta estar satisfecho y entonces volveré... no puedo volver siendo débil, nunca más».

Caminé lentamente hacia la salida de la choza, mi respiración era débil, la herida dolía como el demonio, sostuve un par de dagas con firmeza, canalicé el ether a mi alrededor. La nieve brillaba con fulgor, ante mí se posaba el gigantesco adversario enfurecido, la ventisca no me dejaba ver con certeza su apariencia, lo único que relucía opacando la nieve eran sus ojos y el filo del espadón que portaba.

Exhale para tomar valor, mi aliento se congelo por la nieve, estaba haciendo una locura, eso estaba claro, sin embargo, no es que no hubiese hecho una locura antes, mi ambición y perseverancia me ayudaron a vencer al lobo, pero, indirectamente, también condujeron a Feng a su muerte.

«Si no puedo hacer algo como esto, nunca alcanzaré a esos monstruos. No me contrendré para mi bien, llevaré mi cuerpo hasta su límite desde el principio, no se me ocurre otra solución para vencerlo».

Dirigí todo el ether de la zona para que no se apartará de mi lado, comparado a la forma en la que la energía rodeaba y seguía a Yao o Feng lo mío era poco más que una imitación barata e inferior.

Imbuí las dagas con ether, traté de usar una cantidad pequeña, no deseaba romper mis armas. Reuní una cantidad absurda para crear esfera de ether que al explotar me hicieron cargar a toda velocidad contra el monstruoso ser.

En un santiamén estaba presionando mi daga contra el cuello del gigantesco monstruo, este me tomó y estaba a punto de triturarme, dirigí el ether en un baile luminíco para hacerlo explotar directo en su rostro, detuvo su agarre para proteger su rostro.

Toqué mi rostro, mi nariz ya estaba sangrando, sin rendirme tomé la daga rota y canalicé el ether en su interior, el pedazo de fierro brillaba con intensidad, la lancé hacia el trol y continué dirigiendo el ether hacia ella, esta explotó dividiéndose en mil pedazos, el trol estaba malherido, aunque solo sus manos y rostro, la armadura apenas y se había abollado ligeramente.

Mi cuerpo empezó a tambalear, no podía controlar ataques usando una escala masiva de energía, para empezar, ni siquiera hubiese podido ser capaz de lanzarlos de no haber sido por el entrenamiento infernal que recibí por parte de Yao.

Caí de rodillas debido al sobre esfuerzo, el trol se recompuso y blandió el espadón a la altura de su cabeza. Sin ganas de morir reuní tanto ether como pude y me lancé lejos con una explosión, salí disparado contra una pared, mi cuerpo se rehusaba a moverse y mi respiración se tornó tenue.

«Supongo que eso es todo, ya di lo mejor que pude».

Antes de que pudiese cerrar mis ojos y rendirme un tenue brillo carmesí captó mi atención, una espada decorada con rubíes y una armadura de plata complementadas con un atuendo rojizo que se asemejaba a un vestido de gala. Una chica pelirroja estaba parada enfrente del coloso.

El trol rugió y balanceó su espada contra la chica, ella se quedo quieta y hasta el ultimo instante balanceó su espada contra el espadón, la fuerza del choque rompió el balance del monstruo, ella saltó hacia su cuello y laceró la herida que había abierto con mis ataques.

El orgulloso regente soltó su espada y tapó la herida de su cuello con ambas manos, la chica no tuvo piedad y le cortó los talones, el trol cayó como una roca y luego fue rematado por la misteriosa espadachina. 

La chica me dio un golpe en la cabeza, de un momento a otro me encontraba en la cueva de Yao.

«¿Me desmayé? ¿Cómo es que sigo vivo?».

Olí carne cocinándose en las brasas de una hoguera, Yao normalmente haría sopa. Volteé a ver a esa dirección, Hideaki estaba comiendo mientras bebía al lado de Yao. Ellos hablaban con toda la tranquilidad del mundo, revise mi estado, estaba lleno de vendas, tampoco podía moverme debido al dolor de las heridas.

Yao se acercó a mí.

—Tienes suerte, chico, de no ser por Hideaki estarías muerto.

Miré al anciano que parecía estar gozando de la charla.

—Bueno, si dejo que su hijo muera, no podría ver a Fumi a la cara, además estoy seguro de que su padre trataría de matarme.

Yao tomó una bebida de hierbas que tenía en una repisa.

—Eres muy blando, si ese chico sigue como esta no podrá sobrevivir a este mundo. ¿Dices que es de la aldea Sakura? No todos los lugares son tan seguros, en especial en los continentes cercanos a Makzror.

El anciano tomó un trago de la bebida.

—Es por ello que lo tomé bajo mi custodia, bajo mi manto podrá ser fuerte, Yamato no tiene las agallas suficientes como para guiarlo en el camino correcto. Incluso Fumi no estaría de acuerdo, pero al final de todo, él fue quien decidió seguir los pasos de su familia, quizá sea parte de la sangre de los Endou.

Yao cambió el tema.

—Por cierto, Aki, ¿qué paso con los chicos que te acompañaban antes? Recuerdo que eran un dúo bastante peculiar. En especial ese chico de cabello blanco.

Hideaki tomó un buen trago de su bebida.

—No hay mucho que decir, el rubio murió durante una misión y el de cabello blanco desapareció hace un par de años.

Yao cambió su expresión por completo, parecía preocupado.

—Se qué es tarde, pero, déjame darte mi...

Hideaki pateó el suelo.

—¡Ni una palabra más! El chico Agni murió con honor y no aceptaré que mancilles eso. Además, Takeshi sigue vivo, el corazón de este viejo nunca aceptará que haya muerto hasta ver su cuerpo sin vida.

Yao se quedó callado.

«¿Agni? ¿Acaba de decir Agni? ¿No será?».

Reuní la fuerza que tenía para poder hablar.

—Maestro Hideaki, porfavor diga que me equivoco, pero ¿por Agni se refiere a...?

El anciano me interrumpió.

—Así es, era un amigo cercano de esa familia y me encargué de convertir a ese chico en un buen aventurero, los que lloraron su muerte no tenían la fortaleza para aceptarla.

Estaba anonadado, sin quererlo descubrí el motivo de la ira de Aoi.

«Así que por eso reaccionó así, pero ¿Qué tenía ver que Hiyori en todo eso?».

Hiyori se sentó a mi lado.

—Thornell y Takeshi eran los mejores compañeros que alguien podría desear, durante esa misión, si no hubiese cometido un error, quizá Thornell estaría vivo y Takeshi no nos habría abandonado.

—¿Tú cometiste un error?

Hiyori suspiró.

—Por mi culpa terminamos enfrentándonos a un demonio superior. Era demasiado fuerte para nosotros, el señor Keisuke estaba atendiendo asuntos en la reunión de nobles, estábamos completamente solos. Thornell y Takeshi lograron derrotarlo, gracias al sacrificio de uno de ellos. Yo... no pude hacer nada, me merezco que la señorita Aoi me odie.

—Lamento haberte hecho recordar aquello.

Hiyori se puso de pie.

—No importa, lo recuerdo todos los días, es mi motivación para hacerme fuerte.

Quise decir algo, pero mis labios no se movieron, era demasiado hipócrita que alguien como yo lo dijera.

«No es tu culpa... Alguien que llevo a alguien a su muerte no podría decirlo, nunca, incluso si los demás estaban convencidos de ello».