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Chapter 7 - Capítulo 7: Nacimiento de un prodigio (I)

POV. Erika Cybrick

La noche había caído y el cansancio del día comenzaba a pasarme factura me había excedido demasiado. Incluso mi marido que siempre solía mimarme me había regañado un par de veces. 

'Falta solo un mes para conocerte' – dije en mi mente mientras me frotaba mi estómago abultado.

Aún recuerdo el día que descubrí que estaba embarazada. Estaba tan emocionada que salte de felicidad un par de veces. Un nombre vino a mi mente. No sé por qué, pero sentí que mi bebé sería un varón y este sería el nombre que debía darle.

Cuando le conté a Jefferson de mi embarazo. Este se quedó congelado. Lo único que hacía era mirar mi estómago mientras tragaba saliva por su garganta.

Minutos después de estar congelado. Jefferson saltó como un resorte. Me atrapo en sus brazos. Sentí el calor de su piel y pronuncio unas palabras cerca de mi oído izquierdo en tono bajo.

"Gracias, muchas gracias"

Esas fueron las palabras que recibí de mi esposo. Llenándome de felicidad. Durante un año habíamos estado intentando tener un bebé y no había podido quedar embarazada.

Ambos estábamos tan emocionados que permanecimos abrazados durante unos minutos.

Quería que mi bebe recibiera el nombre que había pensado. Así que me arme de valor para expresar mis pensamientos.

"Se llamará Uriel" – dije en tono serio dejando claro que no aceptaría otro nombre.

Jefferson soltó su abrazo y me miro a los ojos. Al notar mi rostro serio tosió torpemente un par de veces.

"No sabemos si el bebé será niño o niña. No sería correcto decidir un nombre aún" – dijo él mientras acariciaba mi mejilla derecha con su mano.

"Dije que se llamara Uriel" – Volví a pronunciar mis palabras mientras lo veía a los ojos.

Jefferson suspiró y finalmente movió su cabeza hacia arriba y hacia abajo en señal de aprobación.

"Está bien. Si es un niño se llamará Uriel" – dijo finalmente aceptando la derrota.

Cuando mi esposo dijo estas palabras me lancé a sus brazos y le di un beso en sus labios expresándole mi agradecimiento.

Toda nuestra familia se había vuelto un lío con el anuncio. Algunos de ellos comenzaron a buscar nombres para el bebé. Los nombres que más sonaban eran Franklin y Amelia.

Franklin era el nombre que el padre de Jefferson quería darle a nuestro bebé. Él quería que su nieto llevara su nombre.

La madre de Jefferson había pensado en el nombre de Amelia, ya que decía que siempre había querido tener una niña con ese nombre. Su esposo no había cumplido su capricho y había rechazado el nombre cuando lo propuso para su hija, pero la oportunidad de cumplir su deseo nuevamente se había presentado. Ella estaba emocionada. 

Jefferson simplemente negó con la cabeza y les dijo que el nombre ya estaba decidido.

Habían pasado ocho meses desde ese día y aún me sentía feliz cada vez que recordaba estas escenas.

Me recosté sobre el sofá de la habitación y esperé ansiosamente a Jefferson. Sabía que saldría con uno esos cuentos raros que solía contar antes de dormir.

Jefferson era amante de los cuentos. Todas las noches le contaba un cuento a nuestro bebé.

Media hora después. Jefferson apareció. Vestía un extraño traje y en sus manos se podía ver un libro.

"Era necesario meterse tanto en el personaje" – dije mientras contenía la risa.

Jefferson vestía un traje de payaso. Se había pintado la cara y traía unos zapatos extremadamente grandes.

"Este es el cuento del Payaso Otto" – Dijo Jefferson levantando la barbilla con orgullo.

Me reí de sus gestos. No pude evitar pensar en las actuaciones que había realizado durante estos ocho meses. Todas las noches se disfrazaba de una manera diferente.

'Tienes un gran padre bebé. Espero que heredes un poco de sus locuras' – dije en mi mente mientras Jefferson cerraba la puerta y colocaba el libro en su estante de apoyo.

Durante veinte minutos Jefferson estuvo narrando su historia acompañada de una serié de gestos que debes en cuando me hacían reír sin parar, incluso detuvo un par de veces su narración a causa de mi risa.

Cuando finalizo su historia se acercó a mí y me besó en los labios. Su mano derecha acariciaba mi estómago abultado.

"Te gusto la historia pequeño Uri" – dijo Jefferson con ternura mientras acercaba su rostro a mi estómago.

"Estoy segura de que le encanto" – dije mientras acariciaba su cabeza.

Mi bebé se movió un poco dentro de mi estómago, como si estuviera mostrando su aprobación.

Jefferson se río y tomo mi mano para ayudarme a ponerme de pie.

Caminamos hacia la cama y nos acostamos.

Tome su brazo izquierdo como parte de mi propiedad para recostar mi cabeza. Demostrando mi dominio sobre él.

Poco a poco mis parpados se hicieron cada vez más pesados. Hasta que finalmente comencé a perder el conocimiento, quedándome dormida.

 

POV. Jefferson Cybrick.

Mi esposa se quedó dormida casi de inmediato. Su rostro era hermoso, incluso cuando estaba durmiendo.

El maquillaje que había aplicado en mi rostro comenzaba a desesperarme, quería moverme, pero el brazo izquierdo que había tomado Erika me había limitado los movimientos.

No quería despertarla, así que decidí aguantar la comezón.

'Tu madre es un poco posesiva pequeño Uri. Por favor no heredes su carácter' – Ore en mi mente mientras pensaba en cómo se vería mi hijo si heredara el carácter de mi esposa.

Mi esposa estaba segura de que nuestro bebe sería un varón, aún recuerdo su mirada penetrante cuando me dijo que se llamaría Uriel.

Sabía que no podía hacerla cambiar de opinión. Así que como esposo y cabeza de esta familia reforcé mi determinación y cedí a sus caprichos.

'No es cobardía, Uri. No peleo batallas que ya están perdidas y tu madre ya había ganado incluso antes de que comenzara'— dije en mi mente. Una sonrisa irónica estaba en mi rostro mientras frotaba el estómago de Erika.

'Espero que seas tan fuerte y valiente como tu padre, pero también hermoso como tu madre' – Pensé en mi mente acomodándome en la cama y dándome por vencido. Sabía que dormiría maquillado esta vez.

El tiempo transcurrió y finalmente llego el día que ambos estábamos esperando.

Me sudaban las manos. Creí que solo eran mis manos, pero cuando noté mi ropa estaba empapada de sudor. Estaba demasiado ansioso. 

Podía escuchar las voces de las parteras que estaban en nuestra habitación asistiendo a mi esposa.

Mi padre estaba frente a mí con los brazos cruzados en su pecho. Sus ojos estaban cerrados. Parecía como si supiera que todo saldría bien, pero el golpeo de sus pies lo había delatado. Él también estaba nervioso.

"Podrías dejar de hacer ruido con tus pies, por favor" – dije en tono serio.

Sus ojos se abrieron de inmediato y me dio una mirada seria.

"Compórtate como un hombre" – dijo él. Cerrando sus ojos una vez más.

Las voces en la habitación se intensificaban cada vez más. Comencé a preocuparme de que algo hubiera salido mal con el parto.

Cuando mi paciencia toco el límite decidí irrumpir en la habitación.

En un abrir y cerrar de ojos me moví hacia la puerta y la abrí.

Cuando entre a la habitación fui recibido por un llanto, pero no era un llanto que me preocupara. Era un llanto que genero alivio en mi corazón. Podía ver a una de las parteras sosteniendo un bulto en una sábana.

Cuando notaron que la puerta se había abierto, todos se giraron hacia mí, revelando el bulto que cargaban en sus brazos. Ese bulto era mi bebé.

Extendí mis brazos hacia la partera expresando mi deseo de cargarlo.

La partera caminó hacia mí y me lo entrego.

Observe cada parte de mi bebé. Su cabello y sus ojos eran grises. Sus manos y sus pies eran tan frágiles que con un poco de presión podían romperse.

Las lágrimas fluían de mis ojos. Este era mi bebé y tal como dijo mi esposa era un varón. Una intensa felicidad lleno mi pecho.

Me volví hacia mi esposa que me miraba con una sonrisa en su rostro.

"Te dije que sería un varón" – Esas fueron las palabras que salieron de sus labios.

"Tenías razón, es un varón y heredo tu belleza" – dije con una sonrisa en mi rostro.

Mi esposa extendió sus brazos hacia mí expresándome su deseo de cargar a nuestro bebé. 

Me acerqué a ella y se lo entregué.

La expresión de afecto que mi esposa mostró en ese momento encendió un fuego en mi corazón. Jure que nadie dañaría a mi familia y si alguien se atrevía a tocarlos. Lo cazaría como a un perro hasta matarlo.

Estaba sumido en mis pensamientos mientras veía a mi esposa y a mi hijo.

¡¡TRUENOOOOO!! ¡¡TRUENOOOOO!! ¡¡TRUENOOOOO!!

Me sobresalté en estado de alerta y corrí hacia la ventana para ver que sucedía afuera. Mis ojos se abrieron de sorpresa. Múltiples rayos estaban impactando en el patio de nuestra casa.

Mi primer pensamiento fue que alguien con un Arte de Maná nos estaba atacando y a juzgar por los rayos debía ser alguien que poseía el elemento del Rayo.

Me giré para ver a mi esposa que abrasaba con fuerzas a nuestro bebé. Tenía un rostro lleno de preocupación.

"Todo estará bien. Nadie tocará a nuestro bebé" – Le aseguré.

Mis palabras contenían determinación.

"Enseguida regreso" – dije mientras abandonaba la habitación y corría hacia el patio de nuestra casa.

Cuando salí al patio noté que mi padre estaba con la boca muy abierta mirando hacia el cielo.

Mire hacia arriba queriendo saber que estaba viendo, solo para abrir mi boca en estado de shock.

¡¡TRUENOOOOO!! ¡¡TRUENOOOOO!! ¡¡TRUENOOOOO!!

¡¡TRUENOOOOO!! ¡¡TRUENOOOOO!! ¡¡TRUENOOOOO!!

El cielo se iluminaba con truenos y relámpagos. Rayos caían alrededor de nuestra casa. No era un Arte de Maná. Nadie tiene tanto poder para generar semejante fenómeno.

Los rayos caían de vez en cuando dejando agujeros en nuestro patio, pero ninguno de ellos impacto nuestra casa.

"¡¡JEFFERSON!! ¡¡VEN RAPIDOOOO!!"

Escuche el grito de Erika sacándome de mi estado de shock.

Corrí una vez más hacia la habitación mientras mi pecho se llenaba de preocupación. Tenía miedo que algo le hubiera pasado a mi esposa o a mi hijo.

Cuando finalmente entre a la habitación caí de rodillas ante la vista que mis ojos estaban presenciando.

Mi bebé estaba en los brazos de mi esposa mientras múltiples rayos salían de sus manos. No eran rayos poderosos, pero tampoco eran débiles. Estos rayos no los estaban lastimando. Más bien formaban una especie de barrera, como si quisiera protegerlos.

'Como es esto posible' – dije en mi mente. Negándome a creer lo que estaba ante mis ojos.

Camine hacia ellos para abrazarlos. Los rayos se abrieron como invitándome a entrar.

"Este día ha nacido un prodigio" – dije mientras una sonrisa se formaba en mi rostro.

Mi esposa me devolvió, él abrasó.

"Tienes razón. Nuestro bebé es un prodigio" – dijo ella mientras una sonrisa se formaba en su rostro. Acariciando con sus manos las mejillas de nuestro bebé.