Cuando todo terminó, se hizo un silencio incómodo en el salón mientras Heim asimilaba lo sucedido. Sólo él estaba allí, y fue quien rompió ese silencio incómodo que reinaba en la sala. "Ha sido extraño", dijo como si tratara de comprender. Desde su punto de vista, él y su familia eran personas normales, así que pensó que tal vez se trataba de algún tipo de broma. Pero de alguna manera eso le excitaba más que cualquier otra cosa. Había algo extraño en ello, pero la idea de que su aburrida y monótona vida pudiera cambiar le atraía, aunque también le daba un poco de miedo. Esa sensación de temor a lo desconocido siempre estaba presente.
Inhaló durante unos segundos y poco después soltó el aire, "Bueno, en fin, nada cambia que mañana tengo que ir a estudiar" murmuró para sí y sin querer profundizar demasiado en ello, lo hizo, se levantó de su asiento y se puso a pensar. "Eso fue un suceso realmente extraño, no entiendo por qué alguien me enviaría un mensaje así, de tanta gente talentosa, de tanta gente con habilidades únicas en el mundo, ¿por qué un estudiante a dos años de la universidad? Y mi familia ni siquiera tiene un cargo en el gobierno ni nada, somos de los suburbios, ¡ni siquiera nos sobra el dinero!". Heim se piñizcó el entrecejo y negó con la cabeza, cuanto más pensaba en ello más le dolía la cabeza de sobra y no quería agobiarse con preguntas sin respuesta por el momento. Dejó escapar un suspiro abatido y decidió encender la televisión, buscando la compañía de voces de fondo que le distrajeran de sus solitarios pensamientos. En ese momento, Heim anheló no sentirse solo, al menos durante un rato, mientras dejaba que la pantalla iluminara la habitación y la voz del televisor llenara el espacio vacío con un murmullo reconfortante.
Aunque la intriga y la incertidumbre seguían rondando la mente de Heim, consiguió esbozar una sonrisa melancólica mientras pensaba: "Al menos no estoy solo, por ahora". Una expresión que revelaba una mezcla de consuelo y pesar por lo extraño de su situación. Se permitió sumergirse en la distracción que le ofrecía la televisión, buscando evadirse temporalmente de las preguntas sin respuesta que rondaban su cabeza.
Entretenido con las voces y las imágenes de la pantalla, Heim consiguió desconectar su mente del enigma que le rodeaba. Se sumergió en la programación durante un buen rato, dejando que la luz parpadeante de la pantalla llenara la habitación de tenues destellos. Aunque encontró cierto alivio temporal, sabía que tenía que descansar para afrontar el día que le esperaba. "¿Qué hora es?", preguntó tontamente al aire para luego mirar su teléfono, marcando poco después de medianoche. Ya era tarde y necesitaba dormir al menos un poco.
Con ese pensamiento en mente, Heim apagó la televisión y se dirigió a su habitación, tumbándose en su cama cerró los ojos y dejó que el cansancio de la jornada escolar le invadiera. Descansar al menos sería reconfortante, alejado de su día a día hasta que despertara.
...
La estridente alarma de su teléfono interrumpió el sueño de Heim, obligándole a abandonar la comodidad de su cama. "Odio los jueves sin duda, está tan cerca del sábado que es molesto", gruñó con descontento antes de despegarse de las sábanas. Con el sueño aún pegado a los párpados, se arrastró hasta el cuarto de baño, donde el agua fría de la ducha hizo que Heim se despertara por completo y también que se quejara de ello, "El agua por la mañana siempre está fría, demasiado" seguía tiritando incluso fuera de la ducha debido al aire fresco de la mañana, aunque su descontento por la mañana del jueves persistía al menos quería ser algo optimista. Mientras se vestía y se preparaba para afrontar la jornada escolar, sus pensamientos seguían centrados en el deseo de que llegara pronto el fin de semana.
La normalidad de la rutina se vio bruscamente interrumpida cuando, al comprobar su teléfono antes de salir, Heim se topó con una noticia local urgente: [¡Aparece una mazmorra! La calle Crepúsculo está en peligro, realice una evacuación inmediata si vive en las inmediaciones]. La advertencia resonó en su mente, resonando con una seriedad que contrastaba con la aparente tranquilidad de su vida cotidiana.
La noticia activó un interruptor en la memoria de Heim, llevándole de vuelta a la noche anterior y a los mensajes que ya no estaban en su teléfono, pero que recordaba vívidamente por lo aleatorios y extraños que eran. "Debes estar alerta..." murmuró para sí mismo mientras asimilaba la impactante noticia. "Sí bueno, no vivimos cerca así que... estoy a salvo por ahora, será sólo una coincidencia" se mostraba algo reacio a creer que una serie de misterios comenzaran a suceder a su alrededor, pero tuvo un alivio momentáneo que radicó en el hecho de que no vivían cerca de la calle Crepúsculo, una extraña mezcla de asombro y miedo pasó por su rostro.
Las palabras de advertencia resonaban en su mente, y la realidad de la aparición de la mazmorra no parecía una mera noticia local. Heim se preguntó si había algo más de lo que veían sus ojos, si aquellos mensajes raros estaban relacionados de algún modo con esta amenaza, lo cual no era algo infrecuente, pero que algo así sucediera un día después de la llegada de aquellos mensajes le sorprendió. Aunque intentó que el miedo no le consumiera, una inquietud bastante duradera se apoderó de él mientras se preparaba para seguir su día, aunque ahora prometía más incertidumbre que nunca. "Nah, de todas formas, estaré más protegido en la escuela que en casa, les dan más importancia a esos lugares si son atacados" quería relajarse un poco y no dejar que los nervios lo consumieran, así que se dijo cualquier cosa para poder calmarse.
A pesar del miedo y esa extraña sensación que le generó la noticia del calabozo de la calle Crepúsculo, Heim hizo todo lo posible por mantener la calma mientras se preparaba para salir. No vivían cerca, y la sensación de relativa seguridad le proporcionó un pequeño alivio. Sin embargo, la extrañeza de los crípticos mensajes de la noche anterior aún resonaba en su mente, alimentando una intriga que no podía ignorar.
Caminando hacia la escuela, el ambiente tranquilo del barrio contrastaba con la inusitada agitación provocada por las noticias. A medida que se acercaba a la escuela, Heim observaba cómo la rutina diaria se veía afectada por la presencia de la milicia y los vehículos blindados que se dirigían hacia la calle Crepúsculo, pasando a toda velocidad y levantando polvo del suelo. El sonido ensordecedor de las sirenas cortó el aire tranquilo del barrio mientras Heim avanzaba hacia la escuela. En el horizonte, las luces intermitentes de los vehículos blindados parpadeaban, destacando sobre el cielo matutino, aún oscuro. El lejano rugido de los motores pesados resonaba en las calles, y el polvo se levantaba en remolinos mientras las tropas de la milicia se apresuraban hacia su destino. Heim observaba estos acontecimientos con cierta fascinación, no habían pasado ni cinco minutos y los militares ya habían recibido la orden de moverse, y la presencia de la milicia en acción transformaba el paisaje cotidiano en una escena digna de una película de ciencia ficción. Los destellos de las armas pesadas brillaban a la luz de la mañana.
A medida que Heim se acercaba a la escuela, observó cómo los residentes locales se asomaban a sus puertas y ventanas, algunos con expresiones de preocupación y otros con una mezcla de curiosidad y miedo. El penetrante olor a gasolina mezclado con polvo flotaba en el aire, creando una atmósfera tensa pero cautivadora. "Mierda, entonces es verdad, ¿quién mentiría con algo así? Si se escapa una bestia estamos jodidos" oyó una voz grave hablar detrás de él, se giró para mirar por el rabillo del ojo y se dio cuenta de que pertenecía a un hombre mayor que aparentemente iba con unas cuantas personas más caminando en grupo, todos parecían civiles normales preocupados por su seguridad y bienestar. A esa hora del amanecer seguro eran trabajadores que regresaban a casa.
Él mismo también estaba preocupado, pero no tenía sentido entrar en pánico. Al menos estaban un poco protegidos, cosas que otras personas no podían decir, la mirada de Heim cambió y ahora cayó sobre los vehículos de la milicia, armamento pesado visible y apuntando al origen del problema. Aunque se sentía seguro en su relativa distancia, una extraña fascinación lo llevó a observar la operación de contención que se estaba llevando a cabo. No era algo que se viera todos los días, y la presencia de los 'salvadores' daba relativa seguridad a los ciudadanos, sabían que al menos uno sería el protagonista del asesinato de los monstruos. "Maldita sea, tiene razón, pero no es la primera vez que sucede", pensó el chico de cabello negro mientras escuchaba continuamente las palabras de las otras personas en la calle. Cada uno tenía una vida y objetivos propios, aunque fueran totalmente desconocidos para él.
Heim pensó en lo irónica que era su situación, pero sabía que recibiera o no esos mensajes, la mazmorra habría aparecido de todos modos, no era algo que los humanos pudieran controlar. "Mientras la milicia y el salvador a cargo se encarguen de la amenaza, estaremos bien. No es la primera vez que sucede" respondió Heim al hombre que lo miraba a los ojos, trató de controlarse y no ponerse nervioso, lo cual funcionó. "Es cierto, chico, pero no siempre ha ido bien" asintió Heim, no podía negarlo, "Ajá, pero cada fracaso es un gran avance y un aprendizaje para los militares y el propio gobierno."
Los dos podrían haber tenido una clara diferencia de opinión, pero no era el mejor momento para discutir. Heim se dio la vuelta para poder continuar su camino a la escuela. Al menos era consciente de que, por ahora, la relativa seguridad estaba de su lado. Aunque la intriga persistía, estaba agradecido de poder mantener la calma en momentos como ese, pero no siempre sería lo mismo para él.
...
Pero entonces, en medio de sus pensamientos y de la inquietud que se apoderó de la mente de Heim, un recuerdo descuidado emergió de las profundidades de su pensamiento. Como un relámpago, la realidad golpeó con fuerza: la empresa donde trabajaba su madre estaba a solo tres cuadras de distancia.
Un escalofrío recorrió su espina dorsal cuando la pieza que faltaba del rompecabezas hizo clic en su mente. la calle crepúsculo, ahora envuelta en la siniestra sombra de la mazmorra, estaba sorprendentemente cerca de la fuente de ingresos de su familia. La magnitud de la situación comenzó a pesar sobre sus hombros, y la mezcla de emociones que lo había acompañado hasta ahora se vio ensombrecida por una nueva ola de preocupación. "¡Esto ya no es solo una coincidencia!", el pánico quería tomar el control de su cuerpo.
El rostro de Heim se tensó, sus ojos reflejaban la repentina comprensión de la proximidad del peligro. Ese calabozo, que antes era solo un evento lejano en las noticias, ahora amenazaba con tocar directamente la vida de su madre. El miedo a lo desconocido se intensificó, ahora teñido de la inmediatez del peligro.
Con paso apresurado, Heim abandonó la idea de ir a la escuela y se embarcó en una carrera mental para evaluar la situación. El choque de la realidad comenzó a dibujar líneas de tensión en su rostro. La posibilidad de que su madre estuviera en peligro lo impulsó a actuar con urgencia. Se pregunta si está al tanto de la situación y si la empresa ha tomado medidas de seguridad. "No debería ir, pero es mi mamá, ¡a la mierda!" No lo dudó.
La decisión de enfrentar la realidad se apoderó de él y, con determinación, Heim ajustó su trayectoria hacia la empresa. El sonido lejano de las sirenas de la milicia se mezclaba con el rápido latido de su corazón mientras se abría paso por las calles que conectaban su casa con el lugar de trabajo de su madre. El misterio y la intriga de la noche anterior se estaban desvaneciendo ante la urgencia de la situación actual.
A cada paso, la incertidumbre crecía, pero también lo hacía su valor, aquella determinación de buscar a sus pocos familiares cercanos en medio del caos que se desarrollaba. La calle crepúsculo, que antes era un nombre más para cualquier calle, sería ahora el epicentro de un episodio de caos por venir, quizás, el comienzo de algo más.