Abordé el tren de camino a casa, todo parece muy tranquilo en la ciudad. La gran cantidad de personas que suele abordar el tren a estas horas no se ve, muy poco usual diría yo. Sin embargo, no hay asientos libres alrededor, tal parece que tendré que ir de pie por un largo tiempo.
Seguía perdido en mis pensamientos pegado a la melodía de mis oídos, dejando caer mis párpados con el fin de conseguir un breve descanso. Pero de pronto, algo me puso en alerta. Un repentino temblor sacudió el tren, acompañado de un breve parpadeo de la iluminación dentro del vagón. Esto fue algo que casi nunca había ocurrido, por lo que provocó una breve conmoción en los pasajeros, pero que rápidamente fue dejada de lado por la cotidianidad de nuestras vidas o eso creía en ese momento. Sin embargo, hubo una persona que abrió de forma inquieta sus párpados, atisbó sus alrededores con un gesto algo desentendido. Era una chica con lentes, de piel blanca casi pálida, un rostro muy adorable y que acompañado con su expresión de lamento causaba un poco de gracia, parece ser que se quedó dormida. Su mirada de preocupación y desorientación eran notorias para mí, puedo suponer que tuvo que pasarse de estación; sonreí discretamente sin darme cuenta, no tenía intención de burlarme de ella, pero ella no parecía haberlo tomado de buena manera. Levantó la mirada y la fijó en mí mientras fruncía ligeramente el ceño. Sus pequeñas orejas se tiñeron de un ligero rojo pastel, realmente encantadora. Solo atiné a desviar la mirada hacia la ventana, tratando de no provocarla más. Felizmente, llegué a la estación donde tenía que bajar.
Aun después de haber llegado a mi casa, siento las orejas calientes, ¿tal vez ella siga maldiciéndome?, reí en mi mente mientras recordaba aquella situación...
«Que mie..., pensar que me quedaría dormida». Esta no era la primera vez que duermo en el tren, pero casi siempre logro despertar cerca de mi destino. Además, «¿Quién era ese imbécil que se estaba riendo? esto es realmente agotador». Suspiraba mientras cruzaba el umbral de la puerta de regreso a casa. Mis padres y mi hermano se encontraban en la sala, llegué justo para la cena; sin embargo, estoy realmente cansada como para querer comer.
— ¡Mamá, papá, ya llegué! ¡Tuve un día difícil, me daré un baño e iré a dormir, buenas noches! —dejé mi último aliento mientras subía las escaleras y me dirigía al baño. No escuché las preguntas de mis padres, realmente solo quise descansar...
— Esta niña, cada día está peor. Realmente parece una extraña, ya ni siquiera para en casa, debería dejar de hacer esas tonterías y dedicarse a estudiar.
— Mujer, déjala tranquila, ella sabe lo que hace. Si realmente le gusta y lo hace responsablemente sin descuidar sus estudios, solo debemos apoyarla, ¿no crees? —. El hombre aun con los cubiertos en la mano declaraba de manera solemne y risueña, descuidadamente inclinaba su mirada buscando la aprobación de su mujer. La mujer refunfuñaba mientras desviaba la mirada de su esposo sin dar crédito a su opinión…
***
Una ninfa podría ser lo más cercano al concepto que esta criatura nos transmite, se deslizaba velozmente a través del espeso bosque, montada en un corcel blanco de tenue brillo luminiscente. Su cabellera áurea bailaba al compás del viento. Sus labios rosa pálido resistían la violenta fricción del viento, una expresión solemne y triste envolvía su aura fría. Aterrizó violentamente sobre el suelo y abrazo el cuerpo frío que yacía tendido en él. Un heraldo oscuro atiborrado de golpes y zarpazos se reflejaba en los ojos de la dama. Su rostro desencajado, muestra pesar y arrepentimiento. Las lágrimas poco apoco descienden descuidadamente mientras entierra su rostro en el pecho del caballero. Sus recuerdos más profundos se proyectan por su mente mientras la ira busca a tientas entre sus pálidas manos. Su voz solloza se ahoga en el denso bosque cubierto de oscuridad...
«El Tairseach es la única manera de despedirme de él», fue lo que pronunció aquella dama tras montar su corcel. El aura de aquella criatura de belleza humana ardía vívidamente mientras desaparecía en lo profundo del bosque.
El Tairseach es aquello que protege al mundo humano de la ambición de estas criaturas de apariencia antropomórfica. Enclaustrados en un mundo caótico gobernado por principios ajenos a la física, pero que comparte cierta congruencia al mundo humano. La materia por la cual está compuesto nuestro mundo y parte del universo visible tiene un quiral en este mundo caótico, donde cada ser tiene una imagen espejo en ese mundo; sin embargo, viven vidas completamente diferentes la una de la otra.
***
Acostado en mi cama, deslizo la pantalla de mi teléfono mientras me pierdo en las redes. Todo se ve relativamente igual de aburrido. Hubo noticias sobre un posible desafío de la nación de Amazon, las desapariciones continuas en las afueras de Bray head. Sin embargo, pasado mañana es el viaje de excursión. Quizá sea postergado por tal noticia. No hubo tiempo para mí en este tipo de actividades. Si llegara a perder mi trabajo tendría que pensar seriamente en comer del aire.
«¡Oh! parece que está aquí de nuevo», ella es alguien muy especial para mí. Aunque tenemos edades distantes, siento que no conozco tanto a alguien como a ella. Además, era alguien que llegó a mí en el momento en el que el mundo se me venía encima.
—Esas fotos te quedaron geniales—Le mencioné rápidamente.
— mmm... supongo que tienes buen gusto— Dijo ella mientras esbozaba un ligera sonrisa presuntuosa
— Es verdad, por eso me gustas—respondí seriamente.
«¡¡Aah!!, este niño es realmente atrevido». Aseveró una hermosa mujer recostada sobre su pecho. La cual se cubría el rostro con una almohada mientras daba pequeñas pataditas al aire. Un rostro delicado y maduro; cabello corto, rojo azabache y una figura seductora eran parte de su encanto.
Nos conocimos por accidente, uno bastante vergonzoso. Me encontraba dibujando, sentado a los pies de un roble en el Phoenix park mientras escuchaba música. Eran días posteriores a la muerte de mi madre. Estaba realmente desenfocado pero el sonido de un obturador fue lo que me despertó y dejo una fuerte impresión en mí. Vi una pequeña sonrisa tras la lente de la cámara, una mujer con una boina negra y un cabello corto rojo, inconfundible, retrataban una sensación agradable en mi mente. Lo que me dejó confundido fue que la lente apuntaba hacia mí, y las palabras que salieron de su boca: " si eres hermosa no estés triste o no podre fotografiarte". No puedo describir lo que sentí realmente; vergüenza, alegría o calma, pero puedo decir que fue el momento en que se iluminó mi vida. Reí fuertemente, mi cuerpo dejó salir todo el peso que me oprimía mientras mostraba una sonrisa, las lágrimas caían y mis manos inconscientemente cubrían mi rostro.
— soy un hombre — fue lo que dije mientras sonreía. Ella se avergonzó y solo atinó a gritar y disculparse en repetidas veces. Ciertamente he tenido rasgos delicados en mi rostro, piel pálida y mi contextura tampoco ayuda mucho. No la culpo realmente.
Me enamoré a primera vista, ella al principio me trataba como un hermano menor, pero me esforcé mucho en conseguir que sea mutuo el sentimiento. Amy tiene 25 años, es profesora de inglés en una escuela y yo, un estudiante universitario de 18 años. Hubiera sido muy difícil habernos conocido en circunstancias normales de nuestras vidas, pero eso es lo que más me gusta de todo esto, porque siento que ese fue un encuentro predestinado.