Yuri yacía tendido en el asfalto junto al cadáver de la pantera negra. Las langostas atiborraban sus cuerpos frenéticamente, sedientas de sangre.
Cuando los dos cuerpos fueron completamente drenados por los insectos. Estos abandonaron el lugar en busca de más fuentes de alimento.
El cuerpo de Yuri se encontraba en un estado completamente lamentable. Sus vísceras expuestas de la forma menos humana posible. Su piel en un principio blanca casi pálida era aterradoramente más blanca aún que parecía desaparecer al simple paso del viento.
...
...
— ¡Oigan, hay un sobreviviente por aquí! Su pulso aún es débil y esta en descenso constante debido a la hemorragia ¡Traigan la camilla!
Un paramédico se acerca al cuerpo; revisa su pulso y controla la hemorragia externa con un apósito estéril. Yuri es llevado rápidamente a la unidad de transporte.
— ¡Adminístrenle solución de albúmina, 26 gramos!
— ¡Entendido!
— Doctor Murphy ¿Hacia dónde nos dirigimos?
— El Mayor O'Neill indicó que todas las unidades se dirigieran a la base de Bray Head...
La base militar de Bray Head es una instalación permanente que incluye áreas de entrenamiento, alojamiento, depósitos de equipo y más. Por ello, fue el punto que se escogió para proteger a los sobrevivientes y asentar a la población.
***
El grupo de sobrevivientes del metro llegó a la estación de Connolly. Esta estación se encuentra en el centro de la ciudad. Es el punto donde se cruza el metro aéreo, "línea azul", con el metro subterráneo, "línea roja".
Lisa y los demás sobrevivientes bajaron de la plataforma.
Los alrededores se veían completamente desolados. Rastros de sangre y cuerpos sin vida estaban a la vista. Algunos insectos aún sobrevolaban el cielo.
Los sobrevivientes parecían no entender aún la escena frente a sus ojos.
— ¿A dónde iremos ahora? Preguntó el anciano
— Creo que deberíamos dirigirnos hacia la comisaría de la ciudad —Indicó el cadete
— ¡Buena idea! Creo que podríamos encontrar ayuda allí
— ¡Yo debo buscar a mi familia!
— ¡Yo igual!
Muchas personas decidieron separarse del grupo e ir a sus hogares, intrigados por el estado de sus familiares.
— Todos debemos permanecer juntos, comunicó el cadete Darren.
— Aún no sabemos que ocurrió aquí afuera y el por qué no hay nadie en las calles. Tal vez todos fueron trasladados debido a que algo los atacó.
— ¡sí, es mejor estar juntos! —Aludió el anciano del grupo
La mayoría estuvo de acuerdo, aunque llevó mucho tiempo llegar al consenso. Finalmente, decidieron avanzar en dirección a la comisaría de la ciudad.
...
El grupo vio la ciudad completamente desolada. Algunos cuerpos completamente desprovistos de sangre y otros con las extremidades cercenadas.
El panorama era caótico y distópico a sus ojos.
Pronto nubes grises ocuparon el cielo. Pequeñas gotas empezaron a precipitarse sobre los rostros de todos.
La fachada de la comisaría no era diferente de la ciudad. El entorno estaba desprotegido y desprovisto de las unidades de patrulla. Tal vez si hubo una gran movilización de la población, pensaban.
"Aún hay alguien aquí(?)" Se preguntaba Lisa mientras observaba a un oficial dentro de su unidad. Estaba sentado frente al volante con el rostro mirando hacia el asiento del copiloto.
Lisa se acercó rápidamente. Los otros al ver la unidad pensaron que por fin encontraron a alguien que podría darles información. Sin embargo, el oficial dentro del auto se encontraba ya sin vida. Su rostro estaba completamente pálidos y delgado, sus cuencas vacías desprovistas de sus glóbulos oculares. Era una apariencia grotesca.
Lisa retrocedió al verlo. Era una vista espeluznante. Ella no podía pensar en un ser capaz de tal perversión y crueldad.
Darren se acercó rápidamente. Abrumado aún por la vista decidió revisar el cuerpo y ver si quizás encontraba una radio o algo que pueda ser de ayuda.
La unidad poseía una radio en buen estado. Por lo que Darren decidió probarla buscando algún tipo de información.
Pronto encontró un mensaje desde un cuartel de la reserva.
— Todos los sobrevivientes que escuchen este mensaje deben dirigirse a Bray head. Tomar la carretera del noreste y seguir hasta llegar a la base militar. Por favor, eviten quedarse en la ciudad...
Todos se quedaron conmocionados por la noticia que llego a sus oídos. El escenario fue mucho pero que el que se imaginaron.
Los animales que se encontraban en la reserva de Phoenix Park escaparon. Dejando atrás cientos de muertos. La invasión de insectos se sumó al caos. Sin embargo, eso no era lo peor. Estos animales empezaron a devorar humanos de manera insaciable.
Los animales empezaron a predar a los humanos y los insectos cambiaron sus hábitos alimenticios para hacernos parte de su dieta.
En la guantera del auto, Darren encontró una pistola 9 mm con 2 cartuchos. La guardó en su bolsillo y dejó la unidad mientras ayudaba a Lisa a recomponerse.
***
El grupos de estudiantes se encontraba frente a una criatura llena de sed de sangre. Un oso grizzly de alrededor de dos metros y medio de tamaño.
Destrozó la puerta de un zarpazo. Todos se quedaron completamente inmóviles debido a su presencia inesperada.
Un frío sudor se deslizaba por su nuca mientras retrocedía lentamente sin quitar los ojos de la enorme criatura. Arlene estaba completamente horrorizada.
Arlene toda su vida había vivido en la ciudad. La mayor parte de su tiempo lo dedicó a estudiar, por lo que nunca había estado tan cerca de una criatura como esta.
— Jóvenes, mantengan la calma. No nos atacará si nos mantenemos tranquilos y no hagamos ruidos fuertes
El profesor de química alegó que este oso no atacaría mientras no los vea como amenaza. Sabia que los osos grizzly a pesar de ser omnívoros tienen una dieta mayoritariamente herbívora, por lo que no tenía razón para atacarlos.
El grizzly miraba dentro de la habitación. Sus ojos rojos exudaban furia y oscuridad.
Todos se mantuvieron en silencio, esperando que pronto el oso se marchara. La criatura se quedó en su lugar, observaba a todos enseñando sus colmillos.
Una estudiante no pudo aguantar más, el miedo que la invadía. Sus rodillas se aflojaron, por lo que se desplomó contra el suelo. Muchos voltearon la mirada debido al repentino ruido.
El oso avanzó y agitó su pata hacia una estudiante. Sus garras arrancaron la cabeza sin mucho esfuerzo. La joven no pudo emitir ningún sonido y murió en el acto.
El caos se sembró en la habitación. El oso inició una masacre mientras lanzaba zarpazos y mordidas.
Un grupo de estudiantes ingresó al salón del almacén en el fondo del corredor. Los dos profesores fueron los últimos en dirigirse hacia allí. Sin embargo, la profesora se encontraba muy atrás. Le era casi imposible llegar al almacén.
El maestro de química, consciente de la atención del oso, cerró la puerta rápidamente antes de que ingresara su compañera.
La mujer corría desesperadamente. Ella sintió un líquido frío que descendía por su nuca y recorría su espalda. Su vista aún estaba puesta hacia su única esperanza de vida ahora ya inexistente.
No sabía si lo que sintió fue producto del miedo en sí o eran las garras de la muerte que se precipitan sobre su espalda.
Los golpes de la mujer sobre las tablas del suelo resonaban en la habitación. Poco a poco el silencio invadió el lugar hasta que solo se podían escuchar sus propios latidos.
El miedo provocó que ninguno de los presentes se moviera. Nadie se opuso a la decisión del profesor porque sabían que cualquier error que cometieran podría acabar con sus vidas al instante.
El grito lleno de suplicas e injurias de la maestra aún retumba en sus oídos. Finalmente, todo volvió a ser silencioso.
Parecía que todo lo ocurrido hubiese sido una mera alucinación, es lo que todos pensaban, pero era la cruel realidad. Personas con quienes compartieron años de su vida desaparecieron en un instante y de la manera más cruel y dolorosa.
***
—Sus signos vitales están estables
— Parece que aún está inconsciente. Aunque me resulta extraño que halla perdido tanta sangre sin haber sufrido lesiones graves
—Doctor, el otro paciente acaba de fallecer...No pudimos controlar la hemorragia interna...
...
...
«¿Dónde estoy?»
«Aún estoy vivo(?)»
Me encontraba en un entorno oscuro. Lo último que recuerdo fue que una enorme pantera me arrancó el cuello. Será este, alguno de esos escenarios utópicos que suceden a la muerte, me pregunté.
Una figura de belleza humana está a lo lejos en el horizonte. Su figura, difusa por la tenue luz que incide en ella, me atrae más y más hacia ella. sus parpados aún cerrados dejan caer algunas lágrimas.
Una tristeza inmensa abruma mi corazón, a su vez que un odio vehemente va nublando poco a poco mi mente.
Por mucho que trate de acercarme la distancia no se acorta. Mis piernas cargaban con el peso de mi cuerpo; sin embargo, pareciera que no fueran mías desde un inicio.
Hubo un sentimiento de anhelo por alcanzarla. Como si fuera alguien muy preciado para mí, por lo que, si no la atrapara me arrepentiría toda la eternidad...
Epon...