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Chapter 4 - Caminos convergentes

1 hora antes de la gran explosión

Ingresé a la cabina del metro poco antes de que se cerrara. Hoy fue mi último día de grabación. Mi manager me confirmó que esta semana estaré completamente libre; me queda solo estudiar para no tener que desaprobar algún curso este semestre.

— ¡Oye mocoso, párate!, ¡que no ves que un anciano está al frente! —Gritó fuertemente un hombre de cabellera blanca.

Estaba regañando a un pequeño adolescente, el cual llevaba unos auriculares y observaba su teléfono tranquilamente. Este, alertado por el tono imperativo de aquel hombre; de inmediato se levantó de su asiento con la cara completamente roja y mirando hacia el suelo mientras se disculpaba.

Las personas, testigos de este suceso, agitaban la cabeza en negación por la actitud arrogante del anciano. Aunque tuviera la razón, no era la forma adecuada de pedirlo, pensé.

Miro mi teléfono debido a la notificación de un mensaje. Era Aidan, mi hermano, quien siempre me enviaba mensajes pidiéndome que le compre uno que otro regalo cada vez que salgo de la ciudad.

De repente, un bebé que lloraba ya desde hace un tiempo golpeó mi teléfono mientras agitaba las manos y arqueaba la espalda, haciéndole una rabieta a su madre. La madre parecía no importarle y solo atinaba a darle pequeños golpecitos en la espalda tratando que se calmara.

— ¡Lo siento! ¡Lo siento mucho en verdad! No sé qué pasa, nunca antes me hizo un berrinche de esta manera—dijo la mujer mientras se inclinaba un poco nerviosamente.

—¡No! ¡No se preocupe! —. Me agaché para recoger mi celular.

De repente una gran explosión sacudió el metro, lo cual hizo que me estrelle contra el piso. Una especie de chillido agudo golpeó mis oídos hasta que me dejó sorda por unos minutos.

La fuerza de la explosión agrietó el vidrio de las ventanas y arrojó a las personas que se encontraban cerca de ellas. Causó un gran impacto en mí que sentí que se me adormecía todo el cuerpo.

El metro se detuvo al instante; por lo que, todos fuimos arrojados hacia el frente por la inercia.

—¿Están todos bien? —Dijo un joven oficial mientras se levantaba

Las personas empezaron a desesperarse, pensado que tal vez podría ser algún ataque terrorista. Se veía a muchos heridos con pequeños cortes y contusiones, se oían llantos de bebés y niños; algunos ruegos y oraciones de los más creyentes. El policía trató de calmarlos, apelando a que pronto llegaría la ayuda.

Miré mi celular y traté de llamar para pedir ayuda. Sin embargo, estaba completamente apagado «Esta estropeado por la caída (?), que yo recuerde, estaba con la cargar casi llena». Parece que los demás también se encontraban en la misma situación, era demasiado extraño. Los otros vagones se encontraban en situaciones similares al nuestro. Por las lunas resquebrajadas solo se veía una nube de polvo y la oscuridad de la noche. Toda la ciudad se veía completamente oscura, el alumbrado de las calles también fue afectado, por lo que veía.

La gente esperó, aún recostados en el suelo, durante un par de horas. Esperando a que llegaran los rescatistas o los bomberos. Durante un tiempo no hubo señales de algún tipo de rescate.

El oficial que viajaba en el tren no pudo soportar más la espera; por lo que, se dispuso a abrir la puerta manualmente. Palanqueó la puerta hasta abrirla, con la ayuda de los demás pasajeros logró abrirla completamente. Nadie quiso seguir esperando, se precipitaron rápidamente hacia afuera con miedo aun a que ocurra una próxima explosión.

Tras la salida, como no nos encontrábamos en una estación decidimos caminar por las vías hasta la más cercana. Me encontraba en la parte trasera del grupo junto a la madre del bebé, el anciano y el policía. El policía estaba ayudando a la señora, ya que estaba herida con algunos cortes en el rostro debido a los fragmentos de vidrio de la explosión. Felizmente el bebé no sufrió daño alguno debido a la rápida reacción de la madre.

— Hola, soy Darren, ¿estás herida? —me preguntó el oficial

— No, estoy bien —Conteste brevemente mientras negaba con la cabeza y sujetaba mi bolso. Estaba conmocionada por lo sucedido, pero aun así, seguía caminando.

— ¡¡Gracias!! ¡Muchas gracias, oficial ¡Por dios! ¡No sé qué hubiéramos hecho sin su ayuda! —Comunicó la señora mientras abrazaba fuertemente a su hijo y soltaba algunas lágrimas. 

— ¡No se preocupe! Además yo aún no soy oficial, solo soy un cadete.

***

En las afueras de la ciudad, en Bray head. Arlene se encontraba dirigiendo una pequeña reunión con algunos profesores y otros estudiantes de la faculta de bioingeniería de la universidad de Dobblin. El pequeño viaje de campo buscaba integrar y confraternizar a todos los estudiantes aprovechando el final del año académico.

Por la noche, mientras Arlene revisaba su teléfono, acostada en su cama. Siente un pequeño adormecimiento en todo el cuerpo. El teléfono golpea su rostro, por lo que gime de dolor. De repente todo se oscurece, las luces de su habitación y del exterior también. Su teléfono está completamente muerto pese a haberlo cargado recientemente.

...

Todos los estudiantes salen de sus habitaciones, algunos se encontraban en pánico debido a la situación y el no poderse comunicar con sus familiares. Un profesor, saca una radio analógica, intentando encontrar alguna señal. Se podía escuchar un aviso informativo, sobre una explosión nuclear que sucedió en una isla a 2000 km de distancia de Dobblin.

— Se solicita qu... permanezcan dentro de sus viviendas por seguridad, aún no se sabe qué originó aquel atentado. Toda la red de comunicación cayó, científicos informan que sería debido a radiación electromagnética, aunque no se sabe cómo esto se relaciona con la explosión nuclear. Estamos con el general Rory Bell, del departamento de seguridad pública del país. Adelante, general

— Sí, buenas noches. Quiero informar al país que estamos en un estado de emergencia mundial. Por favor, eviten salir del lugar en el que se encuentran, mantengan todo cerrado y estén a la espera de más información. Este posible ataque nuclear aún no se sabe qué o quién está detrás de esto, pero el Gobierno Central ha informado que tuvo una magnitud de casi 4 megatones. El área afectada fue alrededor de 5000 kilómetros cuadrados, en las islas de Blazket...

El gobierno central es el país que tiene el control total de los naciones del mundo. Se encuentra en la zona occidental de Dobblin. Se encarga de mantener la paz , la seguridad internacional y fomentar las relaciones pacíficas entre todos los Estados.

***

El hospital St. James se encontraban colapsado. Muchas personas heridas y con contusiones se veían por doquier. Afortunadamente, Amy y yo solo sufrimos algunos cortes superficiales, por lo que el tratamiento fue inmediato.

No sé cuántos muertos hubo, tal vez bordeen los miles debido a lo cerca que nos encontramos de la costa, en especial de las islas de Blazket.

El GC informó que se debió a una explosión nuclear a casi 2000 km de Dobblin. La magnitud fue 200 veces más destructiva que la del desastre de 1945. Aún no sé, cómo esto se relacionó con la caída de todas las redes de comunicación. Las emisiones generadas en este tipo de reacciones generalmente son de alta frecuencia; sin embargo, las señales de internet y teléfono son microondas de baja frecuencia. Hay algo que no nos está informando el gobierno. Además, la zona cero de la explosión se encontraba demasiado lejos, por lo cual era casi imposible que llegara hasta Dobblin y afectara a todo el mundo.

...

Muchos policías vestidos con trajes de protección radiológica guiaban a todas las personas hacia una zona de resguardo, dentro de una escuela cercana.

— Yuri, ¿Crees que esto sea el inicio de una guerra?—Pregunto Amy aún con miedo en su cuerpo, sus manos temblaban mientras me cogía del brazo.

No tenía una respuesta, quería creer que no, pero no se podía descartar esa posibilidad. La rodeé entre mis brazos para tratar de calmarla, era lo único que podía hacer en este momento.

— Todo estará bien, solo debemos permanecer dentro y esperar a que termine pronto.

***

— ¡Profesor Brennan! ¡Debemos alistar las movilidades y salir pronto!

— ¡Sí!¡Necesito ver cómo están mis padres!

— ¡Yo también! ¡No podemos comunicarnos desde hace horas!

— ¡A ver cálmense todos, aún no podemos salir! ¡Por la radio informaron que debemos mantenernos dentro de lugares seguros, así que tengan paciencia y pronto regresará la señal en los teléfonos! —Dijo el profesor encargado del área académica de química.

— Arlene, por favor, reparte estas botellas de agua y panecillos— Indicó una profesora señalando un par de cajas que se encontraba sobre una mesa.

— Sí, profesora

«Qué tanto tendremos que esperar, no sabemos cuál es la situación en la capital y los profesores parece que tampoco lo saben» Pensó Arlene mientras entregaba algunos alimentos acompañada de otros 2 estudiantes.

De pronto, algo azotó la puerta de madera del salón. Un fuerte gruñido se escuchó detrás de la puerta causando pánico en los presentes. Un silencio inquietante inundó el lugar cuando se calmó lo que sea que se encontraba allí afuera.

— Creo que se fue

— Esperen en sus ...

Un gran zarpazo voló la puerta de un golpe. Una enorme criatura asomo su hocico babeante, mostrando en sus ojos una mirada feroz y siniestra.

***

Suenan algunos golpes en la ventana, estos cada vez se hacen más frecuentes. Me encontraba sentado en el suelo, recostado contra un escritorio. Amy dormía tranquilamente sobre mi regazo.

Volteo a mirar hacia la ventana, un enjambre de lo que parecen ser langostas estaba que se estrellaba constantemente contra el vidrio.

Pequeñas vibraciones se podían sentir desde el suelo. Algo en mi interior, me decía que debería estar alerta. Era como un instinto de supervivencia ante algo que estaba al acecho.

Desperté a Amy, mientras le decía que se levantara y tomara su mochila. Ella estaba desorientada y extraña por mi actitud. No quise perder más tiempo, sentía que debía salir ahora. Tomé su mano y la cubrí con mi abrigo. Procuré avanzar hacia la puerta y salir lo más rápido posible.

El oficial me detuvo, alegó que aún no era seguro salir.

— ¡Hey! ¡Vuelvan adentro, aún no es seguro afuera! — Dijo ferozmente.

Quise protestar, pero el fuerte ruido de la rotura del vidrió alertó a todos.

Un flujo regular de langostas ingresaba por la ventana.

Una mujer que se encontraba cerca fue tragada completamente por los insectos. Parecían estrellarse contra ella, formando una especie de concha que envolvía todo su cuerpo. Sangre fluía en gran cantidad, su cuerpo temblaba mientras más langostas se aglomeraban sobre ella.

Todos se desesperaron al ver aquel horrible episodio, se precipitaron rápidamente hacia la salida. Entre llantos y gritos, la multitud abandonó el gimnasio del colegio.

Corrí de la mano con Amy, lo más rápido que pude. Afuera, el panorama era mucho peor. Se podía ver miles de langostas sobrevolando la ciudad.

Me apresuré en dirección de algún otro refugio, planeaba ir a la estación subterránea de Ceant, era el lugar más seguro en el que podía pensar por el momento.

Una camioneta se estrelló contra un poste cerca de la avenida principal. Un anciano y su mujer se encontraban dentro. Luego del impacto, la anciana aún conmocionada abrió los ojos y poso su vista hacia al lado.

La imagen era horrible ante mis ojos. El poste de alumbrado había aplastado completamente el cráneo del anciano. La anciana no emitió sonido alguno, tal vez debido al fuerte golpe, no, quizás debido a la fuerte impresión tras perder a su compañero de vida. Lágrimas caían de sus ojos, su cara se deformaba del dolor y la tristeza, un hilo de sangre se vertía de su sien.

Quiso salir por su desesperación, pero las puertas estaban bloqueadas debido al fuerte impacto. Intentó desesperadamente pedir ayuda, gritó con la voz quebrada. Sin embargo, nadie estaba en las condiciones para poder ayudarla además de que aun había la presencia de esos bichos voladores. Pronto estos devoraron a la pobre mujer.

Teníamos que cruzar un pista de doble vía. Cuatro cuadras más adelante estaba la estación en la que podríamos refugiarnos.

Un grupo de civiles que se encontraban más adelante, ingresaron a la estación por las escaleras. Cuatro militares los guiaban rápidamente al interior.

Corrimos lo más rápido que pudimos. Cuando nos encontrábamos a una cuadra de la entrada a la estación. Las vibraciones en el suelo se hicieron mucho más intensas.

Una pantera de casi metro y medio apareció a nuestras espaldas. Amy se detuvo abruptamente, ya que sus piernas no le respondían debido al miedo aterrador que la invadió. Yo también me quede quieto. Aquel félido nos miraba mientras se acercaba lentamente.

— Tranquila... no voy a dejarte. Por el momento no desvíes la vista de sus ojos

Ella solo seguía cogiendo mi mano con fuerza, su fría mano buscaba calor en la mía. Temía desesperadamente que la dejara atrás. 

Mi mente buscaba todo tipo de posibles salidas, pero no eran seguras debido a mi baja capacidad física. Sabía que las probabilidades que teníamos de sobrevivir los dos eran ínfimas. Mi corazón palpitaba muy rápidamente, el miedo nublada mi mente. «No había otra manera» me dije a mí mismo, debía ser la distracción para que ella pueda llegar a la estación.

— Amy, escúchame

— Qué pien...

— No hay tiempo, solo escúchame. Cuando te diga que corras, hazlo y no mires atrás. Directo a la estación.

— No, no vayas... por favor...no me dejes

Lanzó su teléfono con fuerza hacia la pantera. Esta lo esquivó fácilmente, pero ahora su atención estaba enfocada en él. Yuri corrió con todas sus fuerza en dirección perpendicular a la estación para alejar la criatura de Amy lo más que pudiera. No avanzó ni dos metros pare que sus desesperados intentos fracasaran. La feroz bestia le arrancó parte del trapecio y los músculos de la laringe. Cayó sobre su pecho con el félido a cuestas, quien seguía cavando sus colmillos en el cuello hasta arrancarle completamente la cabeza. 

Todo paso en una milésima de segundo en la mente de Yuri. Muchas posibilidades se trazaban y tachaban constantemente cual borrador de cálculo. Pero en todas no duraba ni 10 segundos ante su depredador.

Tomó su abrigo y lo envolvió en su brazo izquierdo. Había tomado una decisión.

Se agachó lentamente y cogió un trozo de vidrio del suelo. 

Dio un paso adelante, mirando fijamente a la bestia. Abrió ampliamente los brazos con la finalidad de parecer mucho más grande de lo que era y grito con todas sus fuerzas.

— ¡¡ CORREEEEE AHORAAA!!

Si alguna vez te encuentras ante una pantera en un campo abierto, tus posibilidades de sobrevivir son cero. Correr no es una opción acertada, las panteras son mucho más veloces, llegando a una velocidad de 60 km/h. Los expertos recomiendan que los veas a los ojos y hagas el mayor ruido posible. Trata de parecer más grande, evitando así que te considere una presa y quizás puedas ahuyentarla. Entonces, tal vez tus posibilidades de sobrevivir aumenten.

Me abalancé contra la bestia. Esta se arrojo sobre mí mucho antes, sentí como su mordida casi me arranca el brazo izquierdo.

Un dolor insoportable caló dentro de mí que casi pierdo la conciencia. «No puedo morir todavía» me repetía constantemente, por lo que empuñé con fuerza el trozo de vidrio y se lo clavé en el ojo. Esto avivó más a la criatura, forzó más la mordida que arrancó completamente mi brazo.

Sangre salió disparada a borbotones, podía ver mis propios músculos y huesos. Aguante el impulso de vomitar que tenía. No podía perder más sangre sino perdería la poca conciencia que me quedaba. Debía retenerlo el mayor tiempo posible para que Amy lograra escapar.

La bestia enojada estaba sobre mí aún con mi brazo en su boca. La sangre fluía de una de sus cuencas y de su hocico.

La pantera arrojó mi brazo para poder atacar mi cuello. Ella quería acabar esto en el siguiente ataque. Los bichos voladores percibieron el olor de la sangre, por lo que se estaban aproximando desde el cielo.

Echado sobre el pavimento, inclino la cabeza en dirección a la estación. Amy descendía las escaleras, sobre la espalda de un soldado. Parece que mis gritos alertaron a un militar y vino en su ayuda.

«Quiero que vivas, por favor..» era lo único que pedía con todo mi corazón.

La pantera clavó sus colmillos en mi tráquea. Mi conciencia se desvanecía lentamente. Veía una luz azul centelleante que se aproximaba desde el cielo y finalmente, mi luz se apagó.

...

Un haz de luz atravesó el cráneo de la bestia haciendo que se desplomara sobre Yuri. La luz siguió su trayectoria y se fundió en el pecho del joven.

Miles de langostas se arrojaron sobre los dos cuerpos. Era un especie de banquete sangriento servido para ellas. 

El corazón aún latente del joven parecía echar raíces desde el interior. El plasma sanguíneo fue invadido por una especie de macromoléculas que vibraban armónicamente. Su propagación fue rápida, por lo que finalmente esta especie de virus empezó a fusionarse con las cadenas de ADN.