—Lucian observaba cómo la mujer rubia se desnudaba seductora, esperando obtener una reacción de él, pero cuando no obtuvo nada...
—No seas tímido. Tal vez... ¿te gustaría desnudarme? —dijo mientras se acercaba a él mirándolo de arriba a abajo—. O tal vez debería desnudarte yo primero —continuó mientras tiraba de su bata.
—Él agarró su brazo bruscamente y le lanzó una dura mirada. ¿Por qué no le gustaba el hecho de que esta mujer intentara desnudarlo cuando él había venido aquí voluntariamente?
—Oh... ¿entonces quieres hacerlo con la ropa puesta? Lo entiendo. Cada uno tiene sus preferencias —sonrió ella, tratando de mejorar su estado de ánimo.
—Él soltó su brazo y en cuanto lo hizo, ella deslizó su brazo alrededor de su cuello y lo atrajo hacia abajo, presionando sus labios contra los suyos. Ella lo besó con hambre, y él se lo devolvió, pero no sentía nada. ¿Por qué? La presionó más cerca de su cuerpo, tratando de sentir algo, pero nada. No sabía tan dulce como Hazel, no olía como ella, no se sentía como ella. No hacía que su corazón latiera tan rápido, ni que su cuerpo ardiera tan caliente como lo hacía Hazel, y su demonio estaba tan silencioso como los muertos.
—Empezaba a frustrarse. ¿Por qué su cuerpo no reaccionaba? Desgarró su ropa y la empujó en la cama. Ella jadeó, pero pareció satisfecha al pensar que ella había logrado encenderle, cuando en realidad ocurría lo contrario. Quizás verla desnuda lograría excitarlo, pero no. Intentó tocarla y besarla una vez más, pero nada. Esto no estaba funcionando.
—Estaba aquí para alimentar a su demonio, pero su demonio no tenía nada de hambre. Levantándose, agarró las sabanas y cubrió su cuerpo. Ella lo miraba, desconcertada. Luego, dándose la vuelta, se dirigió hacia la puerta ya que no servía de nada intentarlo. Nadie podía hacerle sentir como lo hacía Hazel.
—¿A dónde vas? —le preguntó ella detrás de él. Ignorándola, abrió la puerta y salió.
—Caminó por los pasillos confundido. ¿Qué había hecho Hazel para hacerle imposible desear a otras mujeres? Solía disfrutar de sus mujeres antes de su matrimonio. Ahora no podía siquiera regresar a su habitación porque Hazel estaría allí y tenerla en la misma habitación sin tocarla sería difícil.
—No necesitas seguirme —Lincoln, quien había estado siguiéndolo en silencio, apareció desde las sombras.
—Permíteme hacerlo, Su Alteza, es por tu propia seguridad —dijo él.
—A Lucian no le gustaba ser seguido, pero Lincoln había estado haciendo eso desde que llegaron aquí. Aparentemente, no confiaba en Rasmus, o para ser correctos, Lincoln no confiaba fácilmente en nadie.
—Vigila a Hazel en su lugar —ordenó Lucian.
—Su Alteza está bajo la protección de Oliver —Por supuesto, Lincoln siempre tenía todo bajo control.
—Lucian siguió caminando por los pasillos con Lincoln justo detrás de él. Sabía que a Lincoln le importaba demasiado su seguridad como para dejarlo solo. Recordaba la primera vez que lo conoció. Él tenía once años en ese entonces y Lincoln quince.
—Mientras el resto de sus hombres lo temían al principio, Lincoln nunca mostró ningún tipo de miedo.
—Nunca cuestionó las habilidades de Lucian y nunca reaccionó cuando Lucian se comportaba de manera diferente. A veces Lucian se preguntaba qué pensaba realmente Lincoln de él.
—¿Lincoln?
—Sí, Su Alteza."
——¿Crees que soy el hijo del diablo?
——No me importa, Su Alteza.
——Eso no es lo que pregunté —dijo Lucian—, y quiero que seas honesto.
——No estoy seguro, pero sé que eres diferente. Sin duda. Lincoln era alguien que prestaba atención a los detalles más pequeños.
——¿Su Alteza? —La voz de Lincoln estaba llena de preocupación—. No me gusta que no podemos tener nuestras armas. No podemos protegernos. Lucian tuvo el impulso de reír. Lincoln se preocupaba mucho por la seguridad y protección, y él solo quería que el hombre se relajara.
——Relájate Lincoln. No tienen ninguna razón para hacernos daño —y si lo hacían, Lucian los quemaría a todos.
Cuando llegaron a la entrada principal, Lucian oyó el sonido metálico de las espadas. Salió al fresco aire nocturno y encontró a Astrid y Klara peleando en medio del gran jardín.
Observó en silencio durante un tiempo, observando sus habilidades. Astrid era del tipo cauteloso, se defendía mucho de los ataques de Klara pero una vez que atacaba nunca fallaba. Eso era tanto su fortaleza como su debilidad.
Klara, por otro lado, era del tipo que ataca. Balanceaba su espada continuamente apuntando a diferentes lugares. Además, era rápida, pero no era muy buena protegiéndose. Uno necesitaba tanto atacar como defenderse.
Astrid agitó su espada hacia su hermana con tanta fuerza que hizo que la espada de su hermana se deslizara de su mano. Sin darle a Klara la oportunidad de recuperarse, Astrid balanceó su espada hacia ella de nuevo, pero Klara fue rápida y pateó la espada de la mano de su hermana. Ahora ninguna de ellas tenía una espada. Klara intentó recoger la suya rápidamente, pero Astrid ya había colocado una daga en la garganta de su hermana.
——Te lo he dicho muchas veces, siempre necesitas tener un arma extra —dijo Astrid. Klara apartó el pelo de su cara y miró a su hermana con enojo.
——Una vez más —respiró ella.
——No, estoy cansada. Necesito dormir —dijo Astrid mientras guardaba su daga y recogía su espada. Girándose, se dio cuenta de que él estaba allí por primera vez.
——¿Príncipe Lucian? —dijo sorprendida—. ¿Qué te trae por aquí? Klara se levantó rápidamente y arregló su cabello antes de mirarlo.
——Solo pasaba por aquí cuando los vi pelear.
——Soy mejor que mi hermana, ¿verdad? —dijo mirando a su hermana con burla.
——Esa no fue mi mejor actuación —Klara le lanzó una mirada enojada antes de volver la vista hacia Lucian—. ¿Por qué no luchas conmigo? —Le sugirió a él.
——Él no lleva ropa adecuada para una pelea, hermana —dijo Astrid mientras lo miraba de arriba a abajo.
——Está bien. ¿Qué tal mañana? Pensaré en qué pedirte cuando pierdas hasta entonces —Ella sonrió con satisfacción.
——No te molestes, porque no lo haré."